Magazine de los Senderos: "Resti, hospitalero, peregrino, y buen hombre de los Caminos. Raúl-Fernando Gómez
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Desde Senderos Jacobeos os anuncio el inminente homenaje a un personaje indispensable del Camino, que ya nos Abandonó. Restituto "Resti" Gutiérrez Vallejo. No te lo pierdas
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Tous sweet capaz o siempre seis senderos jacobeos amigo desde ingenieros jacobeos os comunico que hemos comenzado a elaborar un programa de homenaje a un personaje indispensable de nuestros caminos contemporáneos a santiago que ya nos abandonaron restituto gutiérrez vallejo conocidos por todos como resistí nos abandonó el día trece de diciembre del año dos mil diecinueve a la edad de setenta y uno años pero su magisterio y su buen hacer todavía perdura en muchos rincones del camino y nos miramos en él como un ejemplo a seguir en la hospitalidad tradicional de acogida en el camino de santiago en este homenaje he contado con la participación de algunos personajes del camino que nos hablaran de él y de su herencia espiritual y peregrina que tenemos que intentar salvaguardar por bien de los caminos a santiago próximamente encender jacobeos recordaremos aresti no te vayas a perder ni un solo minuto de este merecido homenaje porque seguro que todo lo que escuches te resultará interesante aún te quedan muchos más para un camino con josé ignacio de daño de proferir en recuerdo a un hospitalero bueno reste un día de los septembrinas de los años mil novecientos noventa y ocho noventa y nueve que la memoria ya se esconde detrás de los años pasados quien esto escribe llegó a un paso tras otro a castrojeriz y un albergue para él entonces desconoce pero del cual ya había oído hablar y que lo llevaba un hospital llamado oeste el peregrino que desde el año mil novecientos ochenta y siete lleva metido en los caminos a compostela entonces no tantos como en la actualidad llevaba tres o cuatro años sin parar en castrojeriz y se llevó una de las mayores y más inolvidables sorpresas que en sus ya treinta y siete años de vivir el camino como peregrino y hospitalero la ruta jacobea le ha podido parar llegado al albergue dentro del su taiwán y allí permaneció un buen rato callado y solitario pensando si habría llegado a hora intempestiva para el hospitalero apareció de pronto un hombre fuerte alto de barba entrecana y prometeica soy resto del hospitalero llevas mucho esperando peregrino no no tanto es agradable el frescor del zaguán me pidió la credencial y mi escribió una vez que terminó y sabiendo su nombre le pregunté street nunca suelo solicitar nada en los albergues pero en esta ocasión te pediría que alojarse en un lugar donde no moleste con mis ronquidos vienen detrás un grupo de canadienses que me traen frito con mis ronquidos por las noches procuro a pesar de mi cansancio dormirme tarde para no molestarles en coger el sueño me miro y callo y con un gesto de la mano me dijo que le siguiera y me acomodo en una de aquellas tan cómodas literas de obra allí quedé me duché preparé el saco la duna muda y me tumbé a descansar al rato apareció reste oye pedro suben por favor vea la plaza puso una ferretería y compra un mango pequeño de martí illo no pregunté más y así lo hice pensando que no necesitaría y no querría dejar sobre las verdes pues ese día solo estuvo el hospitalero comprado el mango búsqueda resto y con intención de entregarle lo pedido aquí tiene rest y espero que te sirva no es para mí pedro es para ti mi cara debió ser un poema más antes de poder responder me dijo ahora guardas en el mango en tu saco y cuando esta noche vengan a molestarte saques el mango y las áreas entonces irán no sólo ronca también sacude palos veinticinco o veintiséis años después de este sucedido y mientras estas líneas escribo no pudo contener la risa y tampoco el cariño y la melancolía por este hospitalero irrepetible y bueno desde luego dormí con el mango a mano y durante muchos caminos me acompañó como un tótem en años posteriores cuando para vender albergue entraba en él llevando en mi mano derecha del bordón y la otra del referido totem cuantas risas conversaciones y buenos ratos giraban alrededor de esta anécdota ni que decir que nunca tuve que utilizar el mango más conmigo iba llegó la amanecida y con ella la otra maravillosa novedad