"Malacología, 1873", de Pablo Rubio Ortega

Bueno un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo a lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias de reinos de montañas de bahías de naves de islas de peces de habitaciones de instrumentos de astros de caballos y de personas poco antes de morir descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara el hacedor jorge luis borges si un hombre que no sabe contar encuentra un trébol de cuatro hojas tiene suerte el escritor polaco stanislaw lem inmortalizó esta frase para horror y deleite del lector hoy se me antoja tan misteriosa como satírica la inmensidad de la ignorancia sólo es equiparable al poder de los símbolos que mueren sin el espectador que les da sentido algo similar nos pasa con la literatura pero muy particularmente con la literatura fantástica así como con otras artes y artificios generosos ayer las líneas de la catedral que se alza hacia los cielos un mensaje secreto lo hallen los gestos de las estatuas y los planos de las ciudades lo hay en el agua que adopta la forma de las vasijas que la contienen lo allen los cuentos salvajes de las cuevas rupestres y en el rostro de las esfinges a todas estas cosas se les puede acusar siempre de ser una mentira artificiosa un honesto engaño propio de agitadores del alma y la consciencia un juego cuyas reglas con el tiempo simplemente olvidamos pero más allá de todas ellas se oculta nuestra obsesión por el cosmos la ordenación y conmemoración de los astros que nos regaló los calendarios los tiempos de las cosechas de las lluvias y los pastos verdes que provocaban la marcha de los pastores a todas esas magias descifradas traducidas por la alquimia las llamamos después también siente hans y así se escribieron enciclopedias compilaciones diccionarios resúmenes glosarios alfabetos signos y calendarios y es que estos artificios del vano intento de lo exacto nos llevan finalmente a la ficción que se sabiendas una mentira pero no una mentira cualquiera a través de su laberinto también intentamos decirnos algunas verdades quizás las más más importantes aquellas que nunca son definitivas porque siempre se están transformando porque la historia nos demuestra que hay algunas cosas que sólo pueden encontrarse jugando a que son plausible ya lo decía también stanislaw lem en sus solares hay un único dios en el que puedo imaginarme creyendo un dios cuya pasión no es la redención que nos salva nada que no cumple ningún propósito un dios que simplemente existe