Las Mañanas de Onda Aragonesa, Miguel Ángel Santolaria

La sirena de Aragón esta que se jubiló en la revista me la trae.
Yo tenía unos talleres especiales.
Porque tenía el taller en Madresacamento, que ahora es un museo...
Acaba de terminar el libro de sus memorias.
Ya no lo he editado.
Y otros libros que he hecho han sido ediciones novenales.
Este libro vale una pasta que no te lo puedes imaginar.
Se han hecho dos mil libros, pero he hecho gratis.
Este se han hecho mil.
Y es una edición novenal.
Madre mía, madre mía.
Estamos hablando ya de primeras.
Vamos a presentar a nuestros invitados, que nos hemos puesto aquí a charrar.
Vamos a abrir los micrófonos, porque si no, no hay manera.
Miguel Ángel Santolaría, muy buenos días.
Muy buenos días, señor director.
¿Qué tal? ¿Todo bien?
Y está usted aquí a mi verano en los mantos.
Para mí es un placer.
Hoy una de nuestras chicas me ha abandonado.
¿Tenía alguna rueda de prensa?
Hoy tenía rueda de prensa en el Teatro Principal.
Teníamos que acudir también.
Ha sido Yolanda la que ha acudido hasta el Teatro Principal
para dar cobertura también a ese evento.
A Onda Aragonesa.
Claro que sí.
Trabajo que no falte.
Miguel Ángel, hoy vienes muy bien acompañado por una persona
que no vamos a contar más que la A.
No vamos a tener mucho tiempo para hablar de él,
porque es a una auténtica enciclopedia.
Es Antonio Navarro.
Buenos días, Antonio.
Buenos días.
Antonio, acércate al micrófono o el micrófono a ti, como tú quieras.
Eso es.
Bueno.
Así mejor.
Muy buenos días y bienvenido a Onda Aragonesa.
Gracias.
Encantado que mi amigo Miguel Ángel me haya llamado.
Porque él es escritor festivo, con una cantidad de libros enorme.
Escribe los sábados y los domingos.
Editor.
No.
Experto en artes gráficas.
Y hasta que se jubiló, él tenía su maravillosa imprenta
que nos hacía nuestra revista del Club Cultural de Empleados
La Sirena de Aragón.
Ahora nos la hace otra persona, porque Antonio se jubiló.
Pero una auténtica figura.
Porque los locales donde estaba en Madres Sacramento,
hoy en día en Zaragoza, son un museo.
Sobre la imprenta.
Sobre la imprenta.
O sea, y además quiero pensar que, evidentemente,
fue promovido por ti, ¿no?
Sí, sí, sí.
Por supuesto.
No hay ninguna financiación de nadie.
Tengo unos locales que eran la imprenta,
y ahora se han convertido en un museo sobre la imprenta,
que ha sido mi vida.
Porque, claro, yo empecé en la imprenta,
he estado 50 años entre tinta y papel.
Muy bien.
50 años.
Cientos de títulos publicados en esta ciudad
por la institución Fernando el Católico,
por la Universidad de Zaragoza,
por el Arzobispado,
el Colegio de Médicos de Ingenieros de tal.
Publicaciones, he hecho cientos de títulos.
Y además de dedicarme a hacer lo que era mi trabajo
y del que vivía tanto mi familia como yo,
mi hobby, además de ser mi trabajo la imprenta,
era mi hobby la imprenta.
¿Y entonces qué hacía?
Dedicarme a hacer libros.
Libros.
Y además los hacía diferentes y mucho más bonitos
que los que normalmente hacen las instituciones,
que la institución y Fernando el Católico
pues hacen unos libros que son siempre la misma medida,
la universidad, vas a prensas universitarias,
vas a tal.
A los estándares, ¿no?
Y es todo estándar.
Yo cada libro que hacía era diferente.
Aquí tienes en la mesa dos libros.
Mira qué casualidad.
Mira, este que está aquí, Eduardo,
Historia y Vida Cotidiana de Logal Pinatelli,
porque Antonio le tiene a gala
decir que él desde pequeñito estaba en el Logar Pinatelli,
allí poco a poco, desde la infancia, adolescencia,
a hacerse mayor,
fue creando esa carrera enorme a todos los niveles
que él ha hecho,
hasta inclusive en la banda de Logar Pinatelli,
como lo mío es la música, tengo que decirlo, Antonio,
él tocó el saxofón y tocaba en la banda de Logar Pinatelli,
pero este libro, Historia y Vida Cotidiana de Logar Pinatelli,
de 1966 a 1971,
es la historia viva de Logar Pinatelli.
Contada en primera persona.
Contada en primera persona.
De hecho, la diputación hace un tiempo nos reunió,
yo he sido presidente durante 25 años,
nos reunió a seis chicas y seis chicos
que somos los últimos habitantes de esa institución,
después de tres siglos.
Y la diputación con buen criterio ha querido...