

Description of Manuel Rivas: Detrás del cielo
Entrevista de Manuel Pedraz a Manuel Rivas sobre su novela “Detrás del cielo” (Alfaguara)
Manuel Rivas vuelve a la novela, tras casi una década, con “Detrás del cielo”, un thriller rural que se desarrolla en un lugar perdido de Galicia, donde se reúne una partida de cazadores para matar al Solitario, un jabalí albino que ha abandonado la manada y al que se le atribuyen dos muertes. La partida está integrada por un grupo de cazadores, arquetipos de la sociedad actual, entre los que destaca el líder, Estanis, con una ambición que le lleva a cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos. El narrador, Dombodán, es un joven lugareño al que los demás consideran un imbécil al servicio de sus caprichos, pero que es el que mejor conoce la zona. Las pasiones se desatan tras aparecer en la partida dos excursionistas, madre e hija, hasta el punto de que la cacería se va transformando en humana. Dombodán también va contando la transformación que sufre la zona rural en la que vive y donde se desarrolla la acción, tras la aparición de Duroc, un empresario con capacidad de corromper a todo el que se le acerca, que decide comprar tierras para construir, entre otras cosas, un burdel, el Edén, que paradójicamente termina convertido en un refugio de solitarios. La corrupción, la destrucción del medio natural, la trata de mujeres o la violencia, física y de las palabras, son algunos de los temas que Manuel Rivas aborda en su novela
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Historias de papel, premio nacional de fomento de la lectura.
Detrás del cielo, de Manuel Rivas.
Yo empecé a escribir la novela de una manera más clásica, digamos.
Pensé en un narrador en tercera persona, como un narrador omnisciente, pero ya noté, no me gustaba ese narrador que era yo mismo, ahí manejando todos los hilos, con una visión panóptica, como si tuviera un dron, y viendo lo que hacen todos los personajes, no me convencía para la trama.
Y entonces apareció por allí este personaje, Don Bodan, que además lo había conocido en algún otro libro.
Con este trazo de ser una especie de inocente, él mismo dicen que lo tratan como un imbécil, esta especie de personaje que puede resultar útil para los demás, pero es de alguna forma muy invisible, está por ahí y solo interesa eso como objeto de burla, de chanza, o porque tiene alguna utilidad.
Aquí desde luego tiene utilidad porque es el escudero de la cuadrilla de caza, para la batida, es, como él mismo explica, soy el único del lugar.
Pero la verdad es que lo perciben como eso, como un imbécil.
Y él es consciente, incluso yo diría que llega a actuar en función de ese retrato que los demás tienen de él.
Pero ¿qué es lo más importante para el relato? Porque puede estar en todas partes, porque no lo consideran un contrincante, un competidor.
Y aquí vemos que la competición, competir no solo en la propia historia, sino en el mundo que refleja esta novela, que es el mundo de hoy.
Hay esa permanente competición y la pulsión del poder es decisiva para estar en el mundo, para tener un papel relevante.
Y él no juega esa partida.
Lo tratan como un subalterno y él en la vida se ve como un subalterno.
Sumiso, obediente, el escudero del jefe de la partida de caza, Stanis, un personaje despreciable que lo insulta diciéndole pasmón, bobo, parvo, pero que no sabe moverse por el bosque sin él, porque es el único del lugar.
El paisano que conoce todos los rincones de la comarca en la que se desarrolla la historia, que es un espacio muy localizable en la realidad, en un escondido lugar de Galicia, pero que realmente le ocurre como al famoso pueblo del libro de Juan Rulfo, que puede ser cualquier lugar del mundo.
La novela de Manuel Rivas, Detrás del cielo, se abre con una cita de Paco Ignacio Taibo II, que remata diciendo, respecto a las novelas negras, que empiezan contando un crimen y terminan contando cómo es una sociedad.
Pues Manuel Rivas hace realidad esta especie de principio literario de la novela negra, contando una trama que se desarrolla en una comarca, un bosque, que se convierte en protagonista también, una comarca en la que sitúa una partida de caza en un amanecer brumoso, la boira parece querer impedir la tragedia, partida formada por Stanis, un manipulador con aspiraciones políticas y contactos corruptos, acompañado de su secuaz, un taxista llamado Meco, Muriel, un médico esteticista que tiene que pagar para mantener el silencio de quienes lo pueden acusar de sus, digamos, desvaríos sexuales, Bruno, un cabo de la policía que está en todos los saraos en los que haya algo que repartir, Amador, un constructor con información y fondos como para corromper todo lo corrompible, y Daniel, el piloto, un expiloto de planeadoras en las rías gallegas, ahora reconvertido en patrón de yate de lujo, y junto a todos ellos, este chico, Don Bodan, un lugareño capaz de escuchar el crecimiento de la hierba, que asume su condición en las cacerías que organizan los poderosos, Stanis me quería como un perro, llega a decir, y yo hacía de perro.
A medida que se va abriendo la niebla, vamos conociendo también los personajes, y en esa impaciencia, que es la impaciencia que tienen en común los principales miembros de la batida, son urbanos, es decir, no estamos hablando de lugareños, digamos, sus conversaciones también y sus inquietudes.
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