Mario Vargas Llosa visto por María Toca 16/04/2025

No sólo muere él, se nos acaba una etapa literaria de mucho peso que nos marcó a fuego a las de mi generación. Salía de la infancia matando las horas de soledad anclada a cualquier lectura. Así comienza el artículo que ha publicado María Toca en La Pajarera Magazine, artículo titulado Se nos acabó Varguitas tras la muerte del escritor Mario Vargas Llosa.

María Toca es escritora, poeta y articulista. María, ¿cómo estás? Muy buenos días. Muy buenos días, encantada de estar aquí. ¿Qué fue lo primero que pensaste al conocer la muerte de Mario Vargas Llosa? ¿Qué se te pasó por la cabeza? Pues lo primero que pensé es que era una muerte esperada y no había escrito nada, obviamente.

Entonces, aunque me coincidió un día muy atareado, que tuve varias cosas que hacer fuera, escribir corriendo. Eso es el texto que has leído, que has leído en parte. Pues le escribí corriendo porque sentía que tenía que escribirlo, que tenía que expresar lo que Vargas Llosa, tan controvertido, tan discutido, de amigos y enemigos, lo que yo había sentido a lo largo de toda mi vida con la literatura. No sólo de Vargas Llosa, sino de la mayor parte de los que conformaron ese eslogan, que fue un eslogan publicitario, el Bún sudamericano. Porque para mí, como persona, pero como escritora también, por supuesto, ha sido importantísimo.

Yo creo que han sido unos autores que a mí personalmente me han marcado, y conozco a mucha gente que opina lo mismo, que nos han marcado, nos han marcado mucho. ¿Hasta qué punto, en tu caso, te ha marcado? ¿Qué importancia ha tenido, no solamente María Vargas Llosa, sino los de su generación, los del Bún de la literatura hispanoamericana, en tu relación con los libros y con la lectura, María? Pues una relación, primero de perplejidad, porque claro, yo que he sido muy muy lectora desde muy pequeña, y además que me metía ya en harinas de leer mucha novela francesa del siglo XIX, pues te encuentras con una literatura completamente diferente, sobre todo en García Márquez, porque Vargas Llosa no hizo realismo mágico, García Márquez sí. Entonces era como estar atravesando calles normales y de pronto meterte en una selva.

Yo tenía la sensación de entrar en algo exuberante, riquísimo, y me dije, este es mi idioma, es el castellano, pero ¿qué es esto?, ¿cómo escribe esta gente? Porque claro, veníamos también de una literatura de los años 50, pues muy muy seca, un poco árida, el Carmen Martín Gaita me ha fascinado, hablamos de Delibes, que ha sido para mí un ídolo total, pero era una literatura completamente diferente, que surge en los años 60 y en los 70 la descubrimos, o sea, yo me quedé, temblaba.

Al principio, cuando empecé, porque leí primero a García Márquez y al principio era tal el cambio, que no me gustó, es decir, demasiado, demasiado, es demasiado, pero luego ya bueno, quedé cautivada y descubrí a Vargas Llosa, pues no sé cuál fue la primera novela que leí, pero me ocurría con ellos, con la mayoría de ellos, que era de las groupies que estaban el primer día en la librería, cuando me enteraba que iban a publicar, estaba la primera, o sea, iría a buscar el último libro porque generaba una adicción total, una adicción total, esa forma tan rica de expresar, y luego, como escritora, no sé qué decirte, conversaciones en la catedral, lo cuento en el artículo, o sea, mi vocación desde niña era escribir, pero claro, cuando leía aquello dije, olvídate María, esto es insuperable, o sea, dedícate a otras cosas porque ya está todo dicho y ya está todo hecho, pero luego me hice más humilde y dije, venga, vamos a hacerlo, y conversaciones en la catedral creo que es un libro de difícil lectura, es decir, no es un libro fácil, pero creo que cualquier persona que se dedique a escribir tiene que leer porque es la maestría absoluta de la literatura, la maestría, o sea, es total, no hay un libro técnicamente hablando más perfecto que conversaciones en la catedral. Y este tipo de libros, y los integrantes de esa generación del boom de la literatura hispanoamericana...