Mary Bell: La Asesina de 11 Años que Conmocionó al Mundo

Afortunadamente, los casos de asesinos infantiles son una rareza, y menos mal que es así porque cuando sucede uno de estos casos, conmociona a la sociedad como pocos otros sucesos.

Posiblemente entre los casos registrados, el más terrible o uno de los más terribles sea el de Mary Bell, ocurrió en 1968, y la pequeña de solo 11 años, Mary Flora Bell, una muchachita de aspecto agrafiado e inocente, mató a dos niños pequeños en Newcastle, el primero al pequeño de 4 años, Martin Brown, asfixiado en una casa abandonada.

Curiosamente unas semanas después, entró en una enfermería en Scotswood y cometió actos de vandalismo, dejando notas en las que se responsabilizaba por el asesinato, pero la policía desestimó el incidente pensando que era solo una broma.

Dos días después del incidente de la enfermería, apareció el cadáver de Brian Howe, de tres años de edad, también estrangulado.

Las gestiones de la policía incluyeron el interrogatorio de más de 1.300 niños de los alrededores, y solamente dos mostraron signos de inquietud o contradicciones en su declaración, eran Mary Bell y su amiga Norma, que curiosamente a pesar de no ser familiar también se apellidaba Bell.

Se acusaron mutuamente las dos, una de 11 y otra de 13 años, de edad de haber sido las autoras del asesinato o de haber perpetrado las mutilaciones que presentaba el cadáver.

Este fue Mary, la identificada como la autora del crimen, a lo que contribuyó notablemente el hecho de que hubiera dejado sus iniciales grabadas en el cuerpo del pequeño.

Mary era una chica conflictiva, era hija de una prostituta adolescente y de un atracador.

Se crió en un barrio muy duro, en el que sobrevivió a la perfección.

A pesar de su corta edad ya tenía un abultado historial de vandalismo, robo, violencia hacia otros niños, y según se iba acercando hacia la pubertad, estas actitudes violentas no hicieron sino acrecentarse.

Durante el juicio la pequeña mostró la sangre fría y la presencia de ánimo de todo un veterano de la delincuencia, y las pruebas no dejaron duda de quién era el culpable.

Norma fue declarada inocente y Mary culpable de homicidio y sentenciada a cadena perpetua.

Cuando tras pasar la temporada preceptiva en instituciones de menores fue trasladada a una prisión de adultos consiguió escaparse, tan solo durante un par de días.

En 1980 obtuvo la libertad y se le proporcionó una nueva identidad para ver si podía escapar de los horrores de su pasado.

Horrores que comenzaron mucho antes de los crímenes, casi cuando nació su madre la dejaba constantemente claro que había sido una hija no deseada y que era un estorbo.

De hecho su propia madre la había intentado asesinar cuando tan solo era un bebé.

Le daba drogas para que no molestase y de hecho le provocó una sobredosis cuando solo tenía un año de vida.

Cuando ya podía comer le mezclaba pastillas con la comida y en una ocasión hasta la arrojó por la ventana.

Aquella madre por otro lado...