La mejor metodología para la oposición de educación 👉 Aplica la AUTOEVALUACIÓN así

¿Sabéis lo que es ser un opositor o una opositora novata? Es aquel opositor que se pone a buscar impactar en el tribunal o innovar mirando en las metodologías activas, mirando en la gamificación para sorprender a todo el mundo sin saber cómo autoevaluar bien.

Y dirás, Diego, ¿qué dices? Autoevaluar, ¿no? Hacer que el alumno piense y ya está.

No, no, es que claro, todo el mundo va a decir autoevaluación, rutina de pensamiento, autoevaluación, hacer que el alumno se dé cuenta de los errores, y está bien, pero tengo que ir un pasito más allá.

Y esto es construir la casa por los cimientos.

La mejor metodología, la más probada, repito, la mejor metodología, y no bajo mi opinión, sino bajo la evidencia científica, perdón, es la autoevaluación.

La evaluación formativa y en concreto la autoevaluación. Y si tú lo piensas, tiene mucho sentido, porque nosotros no podemos hacer que el alumno cambie.

El alumno va a cambiar si se da cuenta de lo que hace, piensa sobre lo que hace, reflexiona sobre los errores, recibe un feedback concreto, sabe elevar su nivel de conciencia, y donde antes veía simplemente este foco, ahora ve un foco más amplio y se da cuenta, y tiene más pensamiento crítico, y sabe qué estrategia utilizar cuando le venga un problema diferente, y todo eso pasa por la autoevaluación.

Pero no estoy hablando ahora de metanálisis, que se ven de una forma muy clara en libros y en estudios como los de John Hattie y Aprendizaje Visible, estoy hablando también de lo que dice la legislación, que son nuestras reglas del juego.

Hay diferentes descriptores operativos dentro de la competencia personal social de Aprender a Aprender que nos dicen que es importante crear ese contexto para que nuestro alumnado piense, planifique sus actuaciones, y eso es autoevaluación.

La frase clave de este primer minuto, el aprendizaje es generativo.

Aprendemos sobre lo que pensamos, no sobre lo que recibimos.

Y un docente no es el que se pone delante de una clase y suelta su barra basada y suelta todos los contenidos teóricos uno detrás de otro, y la clase es de una hora, y está 55 minutos sin callar, soltando conocimientos y diciendo que bien lo explico todo.

No, no, no, porque eso es una ilusión de falsa competencia.

Dices, has dado muy bien la clase porque asocias dar bien la clase a estar 55 minutos sin titubear y lo que ha pasado en la cabeza de tus alumnos no lo sabes.

Sin embargo, esos 55 minutos de contenido los divides en tres sesiones y en vez de estar 55 estás 30, y los otros 30 tu alumno está pensando, preguntándose cosas sobre lo que has dicho, parándose en el camino, y como dice Neus San Martín, sin autoevaluación no hay aprendizaje, la cosa cambia.

Y hablando de autoevaluación, que ahora vamos a ver recursos, ahora vamos a ver también algunas propuestas claras, decirte que si te apuntas a mi newsletter diaria, ese consejo diario que damos, el primer correo que recibes es el libro de Mariana Morales totalmente resumido, 19 minutos, por ejemplos prácticos, para que mejores ese punto de evaluación formativa, para que mejores la mejor metodología, valga la redundancia.

Y una vez que ya tienes esa base metodológica, vete a la gamificación, pero porque ya sabes crear ese contexto de autoevaluación.

Bien, sin autoevaluación no hay aprendizaje.

Neus San Martín, ¿qué podemos hacer dentro de la autoevaluación? Preguntas para crear disonancia.

No solo son, hay tickets de salida, hay rutinas de pensamiento.

No, no, ¿por qué hago esas rutinas de pensamiento? Voy a crear el contexto, voy a crear las preguntas recurrentes, que las puedo cambiar en forma, pero esto tiene que ser la esencia.

¿Qué pensabas antes sobre esto? ¿Cómo ha cambiado tu forma de pensar? ¿Qué te ha sorprendido o te ha hecho cuestionar lo que sabías? Esto es clave.

Si hay que crear disonancias, hacemos que nuestro alumnado se pregunte las cosas.

Le damos el aprendizaje a nuestros alumnos.

Cambiar es aprender y la sociedad no cambia.

La sociedad le cuesta mucho porque tiene el modelo mental construido.

Nosotros tenemos esa responsabilidad de decir, oye, ¿qué podemos hacer que nuestro alumno cambie? Eso es precioso.

Y un docente que cambia, mejor que mejor.

Así que la autoevaluación también es aplicarla dentro de nuestro día a día docente.

Frase clave aquí, no es importante agendar la autoevaluación.

Lo importante es hacer buenas preguntas para que tu alumno piense y se dé cuenta de las cosas.

Pero no porque tú se lo digas, sino porque llegues a conclusión con esas preguntas.

Una vez que buscamos la disonancia dentro de la autoevaluación, estaría también la transferencia.

El buscar que lo que aprende en el aula no le sirva únicamente con el laboratorio que a veces montamos de la microsociedad que es el aula.

Con el docente, con el tutor, con la tutora, con alumnos que tienen los mismos objetivos.

En la vida real estás igual muchas veces solo o estás con otros compañeros que no conoces.

Entonces, tienes que buscar esa transferencia.