La mesa del Jubileo

En un tiempo de saber qué vamos a hacer en esta mañana cuando vengamos a la mesa del Señor.

Yo quisiera que podamos comprender para poder la palabra de Dios para para vivir como digno de Cristo. Decir a quien tenés al lado para vivir como digno de Cristo. Aquí está atrás como digno de Cristo. ¿Qué es lo que Dios quiere? Que nosotros vivamos como digno del evangelio, ¿sí? digno del Señor, digno de llevar el evangelio adelante.

Que seamos luz en el medio de las tinieblas, sal de esta tierra. Eso es lo que Dios quiere. Quiere una vida diferente. Desde el momento que estamos en Cristo somos nueva criatura, las cosas viejas pasaron, dijo Pablo el apóstol a los corintios, ¿no? Y así en ese segundo libro 5.17 dice de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron.

O sea, todas esas cosas viejas en la vieja vida, la vieja naturaleza que nosotros teníamos a través de Jesucristo y en la cruz quedó clavada. El Señor sepultó tus pecados en la mar y no tiene más memoria de ellos. No es que te dice, pero yo recuerdo. No, los perdonó, los perdonó una vez y para siempre. ¿Sí? Por eso somos salvos por gracia, no por obra, no por lo que nosotros hagamos de hecho, por lo bueno que somos.

Porque Dios vino a buscar lo vil y despreciado del mundo para ser su pueblo especial. Vino para transformar corazones, no vino para hacernos ricos, como muchos andan hablando por ahí. No vino para llenarnos los bolsillos, vino para llevarnos al reino de los cielos. Busquémoslo y todo lo demás vendrá por...

¿Sí? Por eso yo quiero compartirte una palabra que le he puesto por título, que entendí ponerle por título, la mesa del jubileo. Y quiero que vayamos a la Biblia en el libro de Levítico.

Vamos a meternos en la palabra de Dios. Me apasiona la palabra de Dios y vamos a estudiar la palabra de Dios y meternos en esta profundidad de la palabra de Dios antes de venir a la mesa para que sepamos qué es lo que tenía en mente el Señor cuando intituló la cena del Señor.

¿Amén? ¿Sí? Levítico capítulo 25, vamos del verso 8 en adelante. Nos ponemos en pie, por favor, ante la palabra de Dios en respeto y en adoración. Ponete en pie. Vamos a leer la Biblia. Capítulo 25 verso 8, palabra que leo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y la iglesia dice, dice así la poderosa y siempre viva palabra de Dios. Y contará siete semanas de años, siete veces, siete veces años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a ser de 49 años. Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo de los días del día, perdón, a los días, a los diez días del mes, el día de la expiación.

Haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra y santificaréis el año 50 y pregonaréis libertad en la tierra de todos sus moradores. Ese año será de jubileo y volveréis, y volveréis cada uno a vuestra posesión y cada cual volverá a su familia. El año 50 será jubileo, no sembraré ni sembraré lo que naciera de suyo en la tierra, ni vendiré sus viñedos, porque es jubileo, santo será a vosotros el producto de la tierra, comeréis. En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión.

Toma ese asiento, por favor. Si usted se fija, nosotros los argentinos, digo porque vivo en Argentina y no conozco otro lugar, un día me profetizaron, vay a predicar a las naciones, no salí de Lonchanyo, vieron cuando viene la mentira, pero qué gloria de Dios, no? Los argentinos somos muchos de celebrar, tenemos muchas celebraciones.

Cuando nace un hijo, qué hacemos? Celebramos. Se queda embarazada la hija o la nuera y uno le avisan y le mandan una, no sé, como en esa propaganda hace muchos años, había uno que hacía caminar unos carpines así, mirá qué viejo que estoy, y celebramos, celebramos el nacimiento de un hijo y ya es digno de celebrar,