

Description of Mesa redonda sobre la revista "Triunfo"
Mesa redonda sobre la revista "Triunfo" dentro del ciclo "Las revistas de la transición" celebrada el 12 de febrero de 2025 en la que participaron; Alicia Alted Vigil, Juan Cruz Ruiz y Víctor Márquez Reviriego. Presentada por el Ministro de Transportes y Movilidad Sostenible Óscar Puente.
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de la dictadura a la democracia, sentando las bases de un sistema pluralista y constitucional.
Su éxito radicó en el consenso político y en el diálogo social, marcando un modelo
de cambio pacífico que hoy en día sigue siendo un referente internacional.
Presentada el acto el ministro de Transporte y Movilidad Sostenible, Oscar Puente, en su
toma de posesión, cerraba su discurso con una declaración de principios, así entrecomillado.
El motor que me mueve es la justicia, la igualdad y la libertad, la libertad en mayúsculas.
Hoy precisamente hablaremos de transición y de libertad.
Ministro, tienes la palabra.
Muchas gracias, presidenta del Club Siglo XXI Ponentes, público asistente.
Buenas noches, buenas tardes, noches ya a todos.
Es un enorme privilegio estar en esta segunda mesa redonda dedicada a las revistas de la
transición y, en concreto, al semanario que encarnó en las décadas de los años sesenta
y setenta, ya del siglo pasado, la resistencia intelectual y periodística al franquismo
y que sufrió por ello el acoso, el hostigamiento y la arbitrariedad de la dictadura.
Para explicar qué fue triunfo, nada mejor que recurrir a las palabras de quien fuera
su director, José Ángel Ezcurra.
Lo explicaba así doce años después del cierre de la publicación.
Un equipo continuo de periodistas, con la estrecha colaboración de sucesivos grupos
intelectuales, que acertó a inventar fórmulas de comunicación con un número importante
y creciente de españoles, logró, preferentemente a través de vías culturales, horadar la
coraza de intransigencia y desafiar la represión de un régimen autoritario que fue responsable
ante su pueblo de una era de injusticia e intolerancia.
Esto decía José Ángel Ezcurra de su equipo.
Fue ese equipo el que, descontados los cierres y suspensiones decretados por la autoridad
gubernativa, redactó a lo largo de mil semanas la única crónica posible de uno de los periodos
más oscuros de nuestra historia reciente, un periodo en el que, y vuelvo a citar a Ezcurra,
la libertad era considerada tanto pecado como delito y a la cultura había que transportarla
casi siempre con disimulo, como si fuera contrabando.
Pero luego sería un atrevimiento por mi parte pormenorizar los avatares de esa singladura,
estando además entre nosotros uno de sus protagonistas directos, como es Víctor Márquez
Reviriego, redactor jefe del semanario y uno de nuestros grandes cronistas parlamentarios.
Sin embargo, no me resisto a citar el número de triunfo, el 605, dedicado a la revolución
de los claveles en el que Eduardo Aro Teglen analizaba el desmoronamiento súbito e incruento
de otro régimen fascista, como era el portugués, el más antiguo de Europa.
Luego me van a permitir que introduzca una morcilla teatral en relación con Eduardo
Aro Teglen y mi historia personal con él.
Testigos de las promesas de libertad de los sublevados, que se materializarían en elecciones
un año después y del delirio del pueblo en las calles, Aro, Manu Leguinetxe, Luis Carandel
o el propio Víctor Márquez Reviriego consiguieron desde las páginas de Triunfo insuflar esperanza
entre quienes anhelaban un futuro semejante.
Cito este número porque otra portada, la que debía dar cuenta del óbito de Franco, jamás
vio la luz.
En septiembre de 1975, el mismo mes en el que el régimen confirmaba las cinco sentencias
de muerte dictadas en Consejo de Guerra contra miembros del FRA y de ETA, se ordenaba la
suspensión del semanario por un periodo de cuatro meses, a cuenta de un artículo de José
Aumente que se titulaba ¿Estamos preparados para el cambio?
Resultaba irónico que, aunque fuera en la cama, la revista que más había luchado por
la libertad y la democracia en España no pudiera dar cuenta del final de la dictadura,
como lo fue que su cierre se produjera tres meses antes de que la izquierda, de la que
militaban muchos de sus periodistas y de cuyas ideas se había hecho eco a lo largo de veinte
años, llegara al poder con mayoría absoluta.
Fue el año que dio lugar a una terrible represión de la dictadura contra sus participantes.
Fue el año de las huelgas de Asturias y del estado de excepción, en año en el que se
ordenaba la suspensión del semanario por un periodo de cuatro meses, a cuenta de un artículo
de José Aumente que se titulaba ¿Estamos preparados para el cambio?
Resultaba irónico que, aunque fuera en la cama, la revista que más había luchado por
la libertad y la democracia en España no pudiera dar cuenta del final de la dictadura, como
lo fue que su cierre se produjera tres meses antes de que la izquierda, de la que militaban
muchos de sus periodistas y de cuyas ideas se había hecho eco a lo largo de veinte años,
llegara al poder con mayoría absoluta.