Miércoles de la 11ª semana del Tiempo Ordinario ( ciclo C )

Miércoles de la undécima semana del tiempo ordinario. El evangelio es del capítulo sexto de San Mateo. En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos. Se nos previene pues de este riesgo. De lo contrario no tenéis recompensa de vuestro padre celestial y ahora se nos ponen tres casos concretos. El primero por lo tanto cuando hagas limosna no mandes tocar la trompeta ante ti como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente.

En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú en cambio cuando hagas limosna que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Así tu limosna quedará en secreto y tu padre que ve en lo secreto te recompensará. Y pone un segundo ejemplo además de la limosna. Cuando oréis no seáis como los hipócritas a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que los vean los hombres.

En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú en cambio cuando ores entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu padre que ve en lo secreto y tu padre que ve en lo secreto te lo recompensará. Y pone un tercer ejemplo además de la limosna de la oración. Dice cuando ayunéis no pongáis cara triste como los hipócritas que disfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.

Tú en cambio cuando ayunes perfúmate la cabeza y lávate la cara para que tu ayuno lo note no los hombres sino tu padre. Y esta es la conclusión. Que lo note tu padre que está en lo escondido y tu padre que ve en lo escondido te recompensará. Un evangelio que pone en nuestra consideración el riesgo muy grande de que la vanidad contamine, desfigure o adultere las obras aparentemente buenas que estamos haciendo. Si la vanidad las puede corroer.

Por lo tanto es muy importante ante quién hacemos las cosas. Hay un texto maravilloso de Colosenses. Es Colosenses 3.3 que dice vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Las obras que hacemos tienen que estar escondidas con Cristo en Dios. No puestas ante los ojos de los demás para que nos aplaudan. Os comparto algunas joyas de algunas citas de Santa Faustina Kowalska.

Le pido a Jesús que me proteja de las miradas de las criaturas. Porque su mirada, eso de que no le gusta destacar, ser bien considerado, como me miran, dice, repito, le pido a Jesús que me proteja de las miradas de las criaturas. Y dice también ella, siento una inclinación interior a esconderme profundamente de modo que me conozca solamente el corazón de Jesús.

Y le dice al Señor, deseo que el perfume y la frescura de mi corazón estén siempre guardados exclusivamente para ti. Mis obras son para ti, Señor. No son ante, no están realizadas ante los demás. Que Dios nos dé esta gracia, que Dios sea nuestro público y no estemos esperando el aplauso de los demás. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.