Miércoles Santo 16 de abril - Mateo 26, 14-25. Los discípulos prepararon la Pascua.

Los discípulos prepararon la Pascua. Ya estamos a las puertas del Trido Pascual y hoy nuestra madre la Iglesia nos invita a considerar cómo Jesús efectivamente elige un lugar en casa de uno de sus discípulos, en un piso alto, y les dice, id y preparad la Pascua porque quiero tomar la cena pascual con mis discípulos en tu casa. Y esta pregunta o esta frase también a nosotros nos tiene que afectar. Mira, ha terminado la cuaresma, incluso la semana santa vamos ya por su ecuador. Tenemos que tener preparado el lugar para comer la cena pascual.

Queremos vivir con Jesús el jueves santo, que es esa cena del Señor en la cual nos admiramos del misterio de la Eucaristía, del sacerdocio, el mandamiento del amor. En muchas iglesias pondremos los monumentos para que adoremos al santísimo sacramento. Queremos vivir el viernes santo, que es acompañar a Jesús en su pasión y en su muerte. Vivir el sábado santo con ese desconcierto de la mano de la Virgen. Y sobre todo vivir la Pascua, que es la resurrección de Jesús. Y a lo mejor si he vivido mal la cuaresma, si he estado despistado, si es que este año he estado más flojo, no me he dado cuenta.

Todavía unas horas antes estamos a tiempo de preparar nuestro corazón. Por ejemplo, una buena confesión, un buen reconocimiento de nuestros límites, de nuestros fallos, pero sobre todo preparar nuestro corazón diciendo, Señor, cómo me gustaría que este año la Semana Santa suceda dentro de mí. Que esa casa sea mi corazón, que esa casa sea mi conciencia, que esa casa sea mi intimidad.

Yo quiero que suceda todo dentro de mí. No quiero ir como un espectador viendo a ver que tal música cantan, cómo va el cura vestido, si se enrolla uno en la homilía, cuánta gente hay en la iglesia, o cuánta menos o cuánta más. No. Todo por dentro. Quiero celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos y de que los discípulos efectivamente prepararon la casa para la Pascua.

Y yo, Señor, que sé de mis negligencias, que sé que no he acertado, pues claro que quiero preparar. O que mi corazón esté preparado para cuando tú llegues. Que no me distraiga, que no me despiste, que le de un grandísimo valor a estos tres días. Lo llamamos el trido pascual. Jueves santo, viernes santo, domingo de resurrección. Y para eso, bueno, pues valorarlo. Ser un poquito consciente. A lo mejor él haga un libro y dice, prepárate.

Es ya la preparación próxima, la preparación inmediata. Hemos tenido cuarenta días para hacerlo. Pero a veces, bueno, despistamos, somos flojos, nos cansamos. Pero no. Ya mañana los torrentes de gracia brotarán de los sacramentos de la Iglesia. Los torrentes de gracia brotarán del oficio del Jueves santo. No es obligatorio, pero lo hacemos por amor. Prepara tu corazón para vivir la Pascua con Jesús.