

Description of Miguel Hernández: El ahogado del Tajo
Voz: Manuel López Castilleja
Música: Erik Satie - Gnossienne 1
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a Gustavo Adolfo Bécquer
No, ni polvo ni tierra;
inacallable metal líquido eres.
Un flujo de campanas de bronce turbio y trémulo,
un galope de espadas de acero circulante jamás enmohecido,
te preservan del polvo.
Y en vano se descuelga de los cuadros
para invadirte: te defiende el agua;
y en vano está la tierra reclamando su presa
haciendo un hueco íntimo en la grama.
Guitarras y arpas, liras y sollozos,
sollozos y canciones te sumergen en música.
Ahogado estás, alimentando flautas
en los cañaverales.
Todo lo ves tras vidrios y ternuras
desde un Toledo de agua sin turismo
con cancelas y muros de especies luminosas.
¡Qué maitines te suenan en los huesos,
qué corros te rodean de llanto femenino,
qué ataúdes de luna acelerada
renuevan sus rebaños de espuma afectuosa a cada instante!
¿Te acuerdas de la vida,
compañero del sapo que humedece las aguas con su silbo?
¿Te acuerdas del amor que agrega corazón,
quita cabellos, cría toros fieros?
¿Te acuerdas que sufrías oyendo las campanas,
mirando los sepulcros y los bucles,
errando por las tardes de difuntos,
manando sangre y barro que un alfarero luego
recogió para hacer botijos y macetas?
Cuando la luna vierte su influencia
en las aguas, las venas y las frutas,
por su rayo atraído flotas entre dos aguas
cubierto por las ranas de verdes corazones.
Tu morada es el Tajo: ahí estás para siempre
dedicado a ser cisne por completo.
Las cosas no se nublan más en tu corazón;
tu corazón ya tiene la dirección del río;
los besos no se agolpan en tu boca
angustiada de tanto contenerlos;
eres todo de bronce navegable,
de infinitos carrizos custodiosos,
de acero dócil hacia el mar doblado
que lavará tu muerte toda una eternidad.
(1936)
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El abogado del tajo miguel hernández a gustavo adolfo bécquer no ni polvo ni tierra inacabable metal líquido eres un flujo de campanas de bronce turbio y trémulo un galope de espadas de acero circulante jamás enmohecido de preservar del polvo y en vano se descuelga de los cuadros para invadirte te defiende el agua y en vano es la tierra reclamando su presa haciendo un hueco íntimo en la grama guitarras y arpas liras y sollozos sollozos y canciones te sumergen en música ahogado estás alimentando flautas en los cañaverales todo lo ves tras vidrios y ternuras desde un toledo de aguas sin turismo con cancelas y muros de especies luminosas que maitines te suenan los huesos que chorros te rodean de llanto femenino que ataúdes de luna acelerada renuevan sus rebaños de espuma afectuosa cada instante te acuerdas de la vida compañero del sapo que humedece las aguas con su silbo te acuerdas del amor que agrega corazón quita cabellos cría toros fieros te acuerdas que sufrías oyendo las campanas mirando los sepulcros y los bucles errando por las tardes de difuntos manando sangre y barro que un alfarero luego recogió para hacer botijos y macetas cuando la luna vierte su influencia en las aguas las venas y las frutas por su rayo atraído flotas entre dos aguas cubierto por las ranas de verdes corazones tu morada es el tajo ahí estás para siempre dedicado ser cisne por completo las cosas no se nublan más en tu corazón tu corazón ya tiene la direccion del rio los besos no se agolpan en tu boca angustiada de tanto contenerlos eres todo de bronce navegable de infinitos carrizos custodios de acero dócil hacia el mar doblado que lavará tu muerte toda una eternidad