Mitología que enseña; El castigo de Tántalo.

Es de ilógica este espacio para la reflexión sobre el comportamiento humano, un espacio y un tiempo para reflexionar sobre nuestra manera de pensar, nuestro pensamiento racional e irracional.

A mi juicio, creo que para poder avanzar debemos entender que tal vez no entendamos el sentido de algo, pero eso no significa que no lo tengamos.

A mi juicio, el cerebro no hace tonterías, todo sea que no entendamos por qué las hace, pero eso es diferente.

Bueno, es un paradigma, lo observo desde otro punto, esto no es una tontería, esto no entiendo ahora por qué esto pasa, ya entenderemos adelante, o no entenderé, también hay que abandonar de vez en cuando esfuerzos de entendimiento, porque no vamos a entender todo en esta vida, no nos da tiempo, nos vamos a morir sin saber ni entender un montón de cosas.

Pero bueno, yo creo que, como le explicaba el otro día a un amiguete, digo, no, si a mí los... no, porque el perro es una obligación, porque tal, no...

Si no te gusta, no es obligación, es terrible, si no te gusta, es insufrible, si te gusta poco a poco, pues es mucha obligación, si te encanta, las obligaciones son una sarna que no pica, eso ya es cada uno, ¿verdad? Todo tenemos que racionalizar, todo tenemos que encontrar una explicación, si es racional, es racional, si es conveniente, inconveniente, menudo tostón, me gusta y pum, y está.

Me gusta tocar el piano, me gusta echar las manos encima de las teclas y hacer algo de ruido, trin, trin, trin, trin, trin, ay, eso es bueno para el cerebro, qué cojones es bueno para el cerebro, ni tonterías, me gusta y ya está.

No, pero hay estudios científicos de la Universidad de Washington que demuestran que tocar el piano estimula la metandorfina, que mejora la oxitocina, baja el cortisol, ¡qué tortazo, qué tortazo! Por favor, esto es absolutamente insufrible, ¿no? Pues mi hijo desde que toca el piano está mucho mejor, ¡oh, oh, qué horror, qué horror, qué horror! Pues tócalo, ¿no te gusta? Pues no lo toques, haz otra cosa, ya está, ¿no? Ya está.

Me gusta tirar dardos contra una diana, ¿por qué? Porque me gusta, a mí se me da bastante bien, por cierto, pero, pues bueno, me gusta y si hay una mesa de billar, pues coger un palo, darle un poquito de tiza y ¡pac!, ¿no? Esas bolas, ¿no? De marfil, ¡pac!, ¡pac!, ¡cloc!, ¿no? Pues me da gusto, me gusta, me gusta, ya está, no hay que darle más vueltas, me gusta, ¿no te gusta? No lo hagas, te gusta, hazlo, busca la manera de hacerlo un poquito más, ¿no? Son cosas, ¿no? De la vida.

Soy José Luis Torres, especialista en psicología clínica, tengo 48 años, decenas de miles de horas de práctica clínica, en esta butaquita en la que estoy sentado ahora mismo, desde donde les hablo, pues aquí me he pasado unas decenas de miles de horas, lo cual, bueno, pues es un grado, ¿no? Experiencia clínica acreditada y a pesar de todo, considero que me ha ayudado.