Capital Radio. Muchachos, otra semana más con ustedes. Bueno, nos han dejado llegar
hasta aquí. No sabemos si, porque esto va de semana en semana. Cualquier día, pues no
vengo más, está claro. Ya me dicen, mira, tienes que hacer el programa así, así, así, y no
puedes hablar de esto, de lo otro, de allí, entonces ya me quedo en casa.
Y de hablar de esto y lo otro, y de pa' allí, y de pa' acá, y de pa' allá, tenemos una persona que ha
sufrido en carne propia. ¿Cómo se puede llamarlo? Mónica. Se llama Mónica Riverol. Buenos días.
Buenas tardes y buenas noches. Buenas tardes a todos. Tú sabes que nos oyen ya hasta San Antonio
de Texas. Tenemos unos oyentes en San Antonio de Texas. Una cosa curiosa. Felicidades, felicidades.
Y hace como 15 días nos salió un par de personas en Rusia.
Con movimientos internacionales ustedes. Sí, sí, sí, cada vez más. Mira, tengo que preguntar algo,
porque es lo que me nace. Habrá muchos temas encima de la mesa, pero claro, Nemesio,
Nemesio no vamos a decir los apellidos. Nemesio es el vulcanólogo, que yo descubrí que esa carrera
no existe. No sé si tú lo sabías, pero la carrera de vulcanología no existe. Y él se ha hecho,
él se ha hecho el doctorado en vulcanología, que no existe, la licenciatura de vulcanología. ¿Tú
lo sabías esto? Pues no, no tenía ni idea de que no existía. Existe geología. Hombre, la geología
tiene razón de que exista. Sí, pero la vulcanología, me enredo, no existe. Este vulcanólogo
se ha nombrado vulcanólogo a sí mismo. Bueno, de todos modos ya sabes que la ciencia es parte de
la observación y luego la investigación, la recogida de datos y demás. Y yo me imagino que en
base a eso se circunscribe a un tipo de ciencia que se podría hacer carrera, supongo. No, pero no
existe de momento. La cuestión es que no existe. Y que hay un personaje que se ha hecho vulcanólogo.
Y yo pues soy cosmólogo. Y me puedo hacer, yo me puedo nombrar lo que yo quiera, ¿verdad?
Sí, la fantasía de cada uno abarca lo que quiera.
Claro, lo que pasa es que cuando se juega con la vida, porque en este caso no sólo se jugó con
los daños materiales de las personas, sino se jugó con la vida de las personas, ¿no?
Sí, se trivializó mucho.
Sí, es una cosa curiosa. Y el tigo, este en concreto, este que nombramos, me han dicho varias
malas lenguas. Yo creo que esto es de malas lenguas, pero no puedo dar información
periodísticamente de quién me lo ha dicho. Pero por lo visto lo que le gustaba es ir a un
restaurante que está allí, creo que se llama el Balcón de Taburientes, no quiero hacerle
publicidad tampoco, pero se iba allí y se mandaba las embostadas.
Bueno, sabes que comer nos gusta a todos y a unos nos causa unos efectos y a otros
les causan otros efectos distintos. Comer nos gusta a todos. Comer es un placer.
Se come con ganas, se come con ganas. Se ve que después le cuesta bajar, pero comer,
come con ganas, ¿no? Y iba al Balcón de Taburientes, que es lo que le gustaba.
Iba al Balcón de Taburientes y allí se pasó todo el periodo del volcán de comida en comida.
Yo creo que ahora ya en La Palma lo conocen, pero al principio estaban impresionados.
Yo creo que lo conocen bastante. Hay gente que lo conocía más que otras,
porque por ejemplo el alcalde de Fuencaliente, cuando erupcionó el volcán, en plena erupción,
tuvo las narices de decir que Nemesio, que había apuntado en un papel como un año,
año y medio antes, la fecha en que probablemente podía erupcionar el volcán.