La monja asesinada por su amante

¿Cuántas historias estarán olvidadas? ¿O son bastante desconocidas? Intento indagar muchas veces hasta debajo de las piedras, aunque sean casos un poco más recortados, menos llenos de detalles y aspectos sobre lo que ocurrió, sí que me parece interesante traerlos y que todos los conozcamos al menos en la parte que se puede conocer.

Esta es una historia ocurrida en 1975, en un convento de las Madres Dominicas de Fisher Moon, Zekar de Waterloo. Es la historia de un amor, se puede decir imposible, de un amor que iba contra marea, de un amor que era seguramente incomprendido por muchísimas personas y que acabó de la forma más trágica. Magui, Tegués y Francois se conocieron en 1975, cuando Francois consigue empleo para hacer la limpieza en ese convento de las Madres Dominicas. Ella simplemente iba a ir allí, hacer la limpieza, barrer, fregar, quitar el polvo. Se veían cada día.

Cuando Marie-Thérèse iba a rezar, las mujeres compartían miradas, se mostraban interesadas la una en la otra. Francois lo reconocería desde la primera vez que la vio. Sólo tenía ojos para ella. Siempre, siempre la quise. Ella diría. Me costó mucho tiempo conseguirla. Era buena, tímida. Sin embargo, Francois se las arregló para conseguir que esta mujer creyente de Dios que había entregado su vida a la oración, para tus creencias religiosas, la consiguió. Consiguió que se entregase al amor, a los placeres que ambas se daban cuando se encerraban en las habitaciones que podían pillar.

Ambas encontraron en esos momentos de placer un aspecto mutuo que las llevaba a otro tipo de aspecto terrenal. Esto también hizo que ambas, pero sobre todo que dobas más patentes, que empezaron a despreocuparse un poco de sus obligaciones dentro del convento. Esa relación fue fuerte, fue intensa. Francois deseaba ir a trabajar solo para estar con ella, para poder ver de nuevo a Maguitegués y encerrarse con ella en su habitación y dejar rienda suelta a su amor, a sus deseos, a sus ansias. Pero a la Madre Superiora, Nicole, no le pasó desapercibido esto enseguida, notó algo raro.

Se dio cuenta de aquella, denominada en ese momento, extraña relación. Le reclamó a Maguitegués algo de información, y en cuanto la monja no pudo ocultar lo que estaba ocurriendo, Nicole decidió que debía cortar aquello. Le pidió para empezar que debía frenar. Maguitegués lo intentó. Intentó que, cuando llegase de nuevo Francois, separase. Que aquella relación no podía seguir. Tenían que frenar. Estaba en peligro su propia existencia en cuanto a sus creencias. Maguitegués le diría a su Superiora Nicole.