
Monólogo de Miguel del Río. / El Mirador 14-02-2025

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Hoy como cada viernes hemos escuchado el monólogo de Miguel del Río.
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Buenos días. Voy a empezar recordándoles esas frases que pronunciamos de habitual con motivo
de acontecer una tragedia y luego tener que despedir a los protagonistas de tanto dolor.
Me refiero a, comillas, nunca os olvidaremos, cierro comillas, abro comillas, tomamos nota
para que no vuelva a suceder, cierro comillas, o, regreso a abrir comillas, exigiremos a los
responsables de evitarlo que tomen nuevas medidas, incluso leyes, para que algo así no vuelva a
ocurrir nunca, cierro definitivamente comillas. No voy a decir que sean frases vacías o en el
momento en que salen de una boca determinada no se sienta lo que se dice, pero sí voy a decir
que son deseos o anhelos que no se cumplen, se olvidan pronto y por lo tanto no tienen ninguna
consecuencia. Cuando mantengo que la sociedad de hoy está dormida y apática con todo, me quedo
Por ejemplo, en Cantabria vivimos un momento en el que se confirman sentencias sobre accidentes
mortales de tráfico donde se pone de manifiesto la imprudencia constatada y gravísima de un
conductor que tiene como consecuencia la muerte de ciudadanos que iban tranquilamente en otro
coche, en una moto o paseando por la acera que consideraban segura. Al recordar esto de no
olvidar si reflexionas sobre lo que a bordo en el monólogo de hoy afloran los accidentes de Corbán,
de Castelar o más recientemente el de la S20 en Santander en el que murió una mujer arrollada
en la acera por un conductor que huía de un accidente y también había robado el vehículo
que conducía sin carnet. Bien, pues he hecho esta larga introducción recordatoria de ciudadanos que
no deberían haber muerto porque semejantes disparates al volante de un vehículo cobran
explicación por lo que está sucediendo en España con muchos, demasiados conductores. Sirvan para
convencer estos datos que acaban de darse a conocer y que el gobierno haría muy bien en
tomarse en serio para invertir la idea de que hay en la calle quien comete un delito extremadamente
grave le caen unos pocos años que no cumple ya que pronto vuelve a estar libre como he dicho en
la calle. Primer dato, las denuncias de la Dirección General de Tráfico por presencia de droga se
dispararon casi un 150% en Cantabria. Otra conclusión, la mayoría de las denuncias son por
exceso de velocidad, tampoco se quedan cortos los expedientes incoados por alcoholemia o por no
tener el correspondiente carné o permiso para llevar un coche o una moto y no podemos dejar de
citar el uso del móvil y todo lo que despista los ojos de la carretera. Aumenta este último
delito que no parece tener control, lo vemos todos los días en nuestras vías y nunca van a ser
suficientes los controles policiales. Así que el nunca te olvidaremos de la sociedad porque el de
las familias si es real no sirve para solucionar un problema que está disparado y que se está
llevando por delante vidas de personas que pasaban por delante de unos locos haciendo
carreras urbanas con sus coches o de otra cuya velocidad sesga la vida de unas jóvenes que iban
tranquilamente despacio con su coche. Las campañas publicitarias e informativas de la
Dirección General de Tráfico son muy agresivas para que impacten en los conductores. Las
consecuencias de las posibles imprudencias se relatan tal cual, la muerte, la desgracia para
las familias, quedarte de por vida en una silla de ruedas, etcétera, etcétera. Pero aquí fallan
estrepitosamente las condenas que pueden propiciar un cambio a mejor en lo que ahora es un verdadero
dislate por drogas, alcohol, carreras y otros disparates que nos relatan de habitual los
medios de comunicación. Entre tanta frase buenista hay una cosa clara, nadie va a devolverle la vida