El Monopoly de la IA y el amor en PDF

Muy buenos días humano. Domingo 28. IEA hoy. Te habla Iberto.

Se nos va septiembre. Y ya está ahí la Navidad. Bueno, según los supermercados, es antes que Halloween. O a la vez. Bienvenido a un nuevo episodio de tu podcast. Donde la inteligencia artificial no es un rumor lejano, sino una fiesta de proporciones bíblicas. Hoy hablaremos de la enésima carta abierta de advertencia. Con premios Nobel, como es costumbre. Contratos multimillonarios que harían sonrojar al lobo de Wall Street. Bueno, si quedaran. Ahora ya no se sonrojan, porque son logaritmos. El único que se parecen es que también, de vez en cuando, se cuelgan.

De gente que le jura amor eterno a su chatbot. Nada nuevo. Lo natural.

Y volvemos a una de nuestras preguntas de cabecera. ¿Podemos controlar el bicho que estamos creando? Vamos con la ONU. Con el monopolio actual. ¿Qué será el monopolio del futuro? Y de nuevo, con nuestra extraña pareja favorita. Elon y Sam. Tanto monta, monta tanto. ¡Cabalgamos! Empezamos con una escena en Nueva York.

Más de 200 personalidades de la ciencia, la política y las artes firman una carta pública con la A, llamada Global, para conseguir líneas rojas para la IA, en la Asamblea General de la ONU. Sí, otra más. La lista incluye diez premios Nobel, escritores famosos, exjefes de Estado y los legendarios padrinos de la IA, Geoffrey Hinton y Joshua Bengio. En la carta, los firmantes urgen a los gobiernos alcanzar, para 2026, un acuerdo internacional para prohibir algunos usos que consideran inaceptables.

Que una IA pueda lanzar armas nucleares, desarrollar armas autónomas letales, llevar a cabo vigilancia masiva y puntuar a los ciudadanos, suplantar identidades o crear sistemas imposibles de apagar. Vamos, lo que ya van haciendo. Que dicen que los sistemas avanzados ya muestran comportamientos engañosos o dañinos. Y que darles más autonomía sin control podría dificultar el control humano.

Los autores citan lo que venimos contando, respuestas inconscientes de chatbots sobre el suicidio, riesgos de pandemias diseñadas por IA y posibles violaciones masivas de derechos humanos. Nada que a día de hoy nos sorprenda. No te lo pierdas, que para ellos es urgente anticiparse, antes de que la tecnología se vuelva irreversible. Son tan obvias siempre estas misivas, y sirven para tan poco. Sorpresa, no hay ningún CEO de las grandes tecnológicas, ni los Amodei.

Porque mientras los políticos discuten, ellos están muy liados multiplicando los contratos para construir centros de datos de gigavatios. Dejemos la diplomacia y vayamos a los negocios.

Cowiff, un proveedor de nube especializado en IA, anunció un nuevo acuerdo con OpenAI, valorado en 6.500 millones de dólares, elevando el total de sus acuerdos a 22.400. Lo que te digo, esto es un no parar. En marzo firmaron uno de 11.900 millones, en mayo otro de 4.000.

Pero para San Dios nunca es suficiente, porque OpenAI está construyendo una red masiva de centros de datos, para entrenar modelos cada vez más bestias. El CEO mundial solo puede pensar a lo grande. La superinteligencia artificial lo vale. Este acuerdo fortalece una relación que le permite depender menos de la ventanita. Cowiff no está sola, está rodeada de gigantes.

NVIDIA por ejemplo, no se pierde ninguna fiesta, posee más de 2.000 millones de dólares.