Muerte en la Vicaría (04/32), Agatha Christie

Antes de empezar quiero contarte que este episodio es especial. Está patrocinado por Sergio Higón y su libro Operación Ocaso. Se ha publicado recientemente y está siendo un exitazo. Operación Ocaso, una joya de libro escrito por Sergio Higón, del que seguro que vais a oír hablar. Una de esas lecturas trepidantes que te llevan al borde del sillón, que te hacen trasnochar. Combina géneros que abarcan desde las novelas posapocalípticas hasta el terror zombi, con el trasfondo de la más candente actualidad, como la guerra de Ucrania o la polarización política.

El ritmo crece y crece a lo largo de la lectura, con un realismo que llega a perturbar al lector. Está escrita mediante capítulos breves que mueven el foco de un punto a otro constantemente, manteniendo la tensión. Desde una trama política global a supervivientes corrientes, que deberán comportarse heroicamente para sobrevivir a una crisis que transforma a las personas en seres violentos y peligrosos.

Es mucho más que una historia del fin de la civilización, o una de zombis, o una de intriga política. Es todo junto y lado con maestría. Se encuentra a la venta en Amazon y los primeros capítulos pueden leerse gratis en operacionocaso.blogspot.com. Os la recomiendo, no os arrepentiréis. Recordad, Operación Ocaso, de Sergio Higón. Y ahora, disfruta de esta historia. Evox Originals presenta, historias para ser leídas.

Un podcast de ciencia ficción, terror y fantasía, dirigido por Olga Paraíso.

Ficciones sonoras con las que podrás sumergirte en otra realidad.

Muerte en la vicaría, Agatha Christie. Capítulo 4. Había olvidado completamente que Lorenz Redding estaba invitado a cenar con nosotros. Me quedé muy sorprendido cuando Griselda entró en el gabinete, avisándome que sólo faltaban dos minutos para sentarnos a la mesa. «Espero que todo esté bien», dijo Griselda mientras yo subía la escalera. «He meditado sobre lo que me dijiste durante la comida y he pensado en algunas cosas muy agradables para la cena».

Puedo decir de paso que nuestra cena sobrepasó ampliamente la afirmación de Griselda de que las cosas iban mucho peor cuando se ocupaba de ellas. La minuta era de concepción ambiciosa y Mary pareció haberse propuesto dejar algunos platos crudos y otros excesivamente cocidos. Ni siquiera pudimos gozar de unas ostras encargadas por Griselda, pues en toda la casa no se encontró nada con qué abrirlas. Descuido del que no dimos cuenta hasta el momento de comerlas.

Llegué a dudar de si Lorenz Redding comparecería. No le sería difícil encontrar una excusa para justificar su ausencia. Llegó, sin embargo, puntualmente y los cuatro nos dirigimos al comedor. Lorenz posee una personalidad innegablemente atractiva. Debe de tener unos 30 años de edad. Su cabello es oscuro, pero sus ojos son de un azul que asombra por su brillo. Es de la clase de hombres que todo lo hacen bien.

Conoce muchos juegos, tira magníficamente, es un buen actor aficionado y sabe contar con agrado una historia. Creo que por sus venas corre sangre irlandesa. En mi opinión es un pintor inteligente, aunque mis conocimientos artísticos son limitados. Era natural que esa noche en particular apareciera algo distraído, pero se comportó admirablemente y no creo que Griselda o Denise notaran algo raro en él. Posiblemente ni yo mismo lo hubiera observado, de no haber conocido el caso con anterioridad.

Griselda y Denise estaban muy alegres y contaron diversas anécdotas acerca del Dr. Stone y de Miss Creme. Súbitamente me di cuenta, apenado, de que la edad de Denise está más cercana a la de Griselda que la mía. Se dirige a nosotros en distinta forma. Yo soy un doctor.