'Música al dente': un menú musical para febrero

Ruth Prieto, ¿qué tal? ¿Cómo estás?
Cuánto tiempo sin escucharte en estas ondas, ¿eh?
Pues mucho tiempo, ya te estaba echando yo a ti mucho de menos.
Y nosotros a ti también, por supuesto.
¿Cómo estás, qué tal?
Pues bien, bien, bien.
Después de la presentación que hicimos en Cervantes
ha sido todo tan intenso y tanto que hacer que, bueno,
pues me he quedado así un poco como espachurra.
Pero ya estoy con energías renovadas.
Muy bien, y nosotros muy contentos de tenerte aquí
en esta nueva etapa de Música al Dente,
en la que nos vienes a hablar de menús y música.
Bueno, de actualidad musical belga,
con extra de épica, teclas y batutas.
Bueno, bienvenidos de nuevo a Música al Dente,
que ya os estaba echando yo mucho de menos.
La sección donde servimos la actualidad musical belga
bien caliente, al punto,
y con ese toque picante que tanto nos gusta.
Hoy el menú, como no podía ser de otra manera,
es de alta gastronomía sonora,
con ingredientes de primer nivel,
un ocaso wagneriano en la moné,
un festín de teclas en flage
y un bossar cargado de sinfonías para todos los gustos.
Madre mía, menudo menú de los mejores chefs.
Sí.
¿Listos? Porque ajusten sus partituras que allá vamos.
Bueno, el primer plato, como no podía ser de otra manera,
es en la moné y con el crepúsculo de los dioses.
Wagnerianos.
Empezamos fuerte, claro.
Si creen que las telenovelas turcas tienen drama,
esperen a ver el ocaso de los dioses en la moné.
Última parada del anillo del Nibelungo de Wagner,
donde el oro maldito sigue haciendo de las suyas,
las Valkirias no tienen paz
y al final, no sé si debería decir esto porque es un spoiler,
todo arde.
Sí, todo.
Vamos, más épico que la final de la Champions.
Estaba ya todo inventado, los turcos no se han inventado nada.
Ahí estaba Wagner al principio.
Esta producción, que arranca el 4 de febrero,
cierra el ciclo wagneriano en la casa de ópera bruselense
con la batuta de Alain Altinoglou
y una dirección escénica de Pierre Gaudí
que promete una intensidad absoluta.
Así que si siempre soñaron con ver el fin del mundo,
pero con buena música, pues esta es su oportunidad.
Pues nada, ahí muy cerquita.
Sí, pues ahí hay todavía algunas entradas disponibles,
pocas, pero algunas, no de primera fila,
porque estarán todos los clines usados por los wagnerianos emocionados,
pero yo creo que merece la pena,
es un obrón de estos espectaculares y la gente se lo va a pasar bomba.
Bueno, pues si te parece, Tamara, seguimos con el segundo plato.
Sí, porque yo sigo teniendo hambre, no me he llenado aún.
Pues el segundo es el Flauet Piano Days de 2025,
que es la fiebre del teclado.
De la épica del virtuosismo nos trasladamos hasta Flauet,
donde del 12 al 16 de febrero se celebra el Flauet Piano Days 2025,
que es un festival donde los pianos no duermen,
los dedos vuelan y el público se entrega a la emoción del teclado.
Famoso este festival.
Sí, durante cinco días Flauet estará dedicado al piano en todas sus formas,
conciertos, conferencias y exposiciones.
Descubrirán recitales tradicionales y de jazz,
también interpretado tanto por artistas de renombre mundial
como por talentos emergentes.
Este año el cartel es una maravilla,
tienen, por ejemplo, un concierto con Jeremie Mogoz,
que es el poeta del piano, que hará suspirar hasta los atriles.
El gran András Schift,
que viene con la energía suficiente para hacer saltar las teclas
y no desvela su programa hasta el último momento.
Siempre hace lo mismo.
Porque dice que depende de cómo se levanta el día y la constancia.