

Description of Nada de juegos
Laia Soler y Alena Pons, dos escritoras que no esquivan los retos, se enfrentan a una conversación única donde el patinaje y la literatura giran sobre el mismo eje: el compromiso con la autenticidad. En Nada de Juegos, explorarán cómo el patinaje, lejos de ser un simple entretenimiento, influye en la narrativa como un acto de equilibrio, riesgo y precisión. Este diálogo es una invitación a mirar más allá de lo evidente, a encontrar el nexo entre arte y esfuerzo, y a comprender que, como en la vida, en la literatura y el patinaje no hay espacio para medias tintas.
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Bienvenidos al podcast Letras Móviles, el programa de fomento de la lectura de Thinking Heads.
Hola, soy Elena Pons, editora y escritora. Me licencié en traducción e interpretación, pero he dedicado toda mi carrera profesional al sector editorial. Mi novela debut se titulaba Hielo y plata y está centrada en el patinaje sobre hielo, que es mi gran pasión. Además, también he ejercido de entrenadora de patinaje sobre hielo en la Escuela de Patinaje del Fútbol Club Barcelona.
Yo soy Laia Soler y no diré mucha cosa nueva respecto a lo que ya ha dicho Elena. También soy escritora. Yo estudié periodismo, pero después me especialicé en literatura con un máster de edición y un máster en creación literaria. Decidí que el periodismo no era lo mío, que a mí lo que me gustaba era escribir, eran los libros y a eso llevo dedicándome la mitad de mi vida y prácticamente toda mi vida laboral.
Soy autora de bastantes libros ya y uno de ellos se llama Las Rolettes. Es un libro que trata de un grupo de niñas que deciden montar un club de patinaje artístico sobre ruedas en su colegio. Y bueno, estamos hoy aquí porque vamos a hablar de eso que tenemos en común tanto Elena como yo, que es el patinaje artístico y la literatura.
Nos hemos dado cuenta de que ha influido mucho una cosa con la otra, tanto a nivel profesional como a nivel personal y ya así nos ponemos un poco más personales en nuestra relación porque nos conocemos desde hace mucho tiempo y nuestra relación está muy ligada a los libros y también al patinaje artístico. Son dos pasiones que las dos descubrimos desde muy pequeñas.
No sé Elena, ¿qué edad tenías cuando te metiste en el patinaje artístico? A ver, la verdad es que en mi casa el deporte siempre ha sido súper importante. De hecho, mi padre siempre ha tenido una norma para mí y para mi hermano que era que la única extraescolar que teníamos que hacer era un deporte. Le daba igual cuál, pero siempre hemos tenido que hacer un deporte. Él siempre ha sido muy deportista, mi madre también lo era, así que siempre ha sido un constante.
Yo empecé haciendo ballet porque tenía los pies planos, luego me pasé al tenis, después hice gimnasia deportiva y de ahí pasé al patinaje con 13 años. Patinaje sobre ruedas, igual que tú, y lo estuve practicando hasta los 17, que entonces era cuando estaba en segundo de bachillerato y por el estrés de la selectividad y tal decidí dejarlo.
Pues creo que vamos bastante a la par porque yo empecé sobre los 12 patinaje artístico y lo dejé a los 17 o a los 16 porque veía la sombra de la selectividad y de algún modo como que el mundo me estaba diciendo que tenía que elegir. Ahora creo que el mundo me estaba mintiendo y de eso ya hablaremos más adelante, pero hay muchos deportes que parece que si no los vas a hacer de forma profesional pues no vale la pena que inviertas tiempo en ellos.
Yo por eso lo dejé y la verdad que es una pena porque yo no he vivido la cultura del deporte que tú has vivido en tu casa. Mis padres sí me animaban a hacer deporte pero creo que les daba un poco igual si lo hacía o no lo hacía. Probé con gimnasia rítmica, probé con vole, pero lo único que de verdad como me apasionaba era el patinaje artístico.
Sí, creo que acabamos de desbloquear las dos, el mismo trauma que es decir de que tenías que dejar las extraescolares en segundo de bachillerato porque tenías que empezar a hacerte adulto y hacer patinaje no era algo que cuajara con ser adulto y ahora estoy muy arrepentida de haberlo dejado. No sé si a ti te pasó, pero a mí me pasó que cuando empecé, empecé con 13 años, una de las cosas que me encontré era padres de otras niñas diciéndome tal, ¡ay qué pena porque tienes mucha fuerza y no tienes miedo, lo haces bien, pero es una pena que hayas empezado tan tarde! ¿Te imaginas? Ahora me hace gracia pensar que con 13 años yo me creía una fracasada porque empecé un deporte con 13 años y era tarde. No hay olimpiadas de patinaje sobre ruedas así que...
Comments of Nada de juegos