ND Xtra - El monstruo de Ovruch

Este es el misterio extra de Nueva Dimensión.

En ocasiones hemos hablado de historias de fantasmas, de criaturas legendarias, de personajes que navegan entre el mito y la realidad.

Muchas de ellas son muy conocidas, otras no tanto, y quizás sea porque hablar de ellas es generar un profundo terror.

Este puede ser el caso del monstruo de Obruk, un personaje que en Ucrania es tan temido como oscuro.

En realidad, el nombre de Obruk viene de una localidad ucraniana llamada de igual manera, porque es allí donde dicen se manifiesta una suerte de espectro extraño, un fantasma cuya descripción es absolutamente terrorífica.

Quienes dicen haberse topado con él aseguran que es una figura de forma humana, con un cuerpo huesudo de enormes y largos dedos.

Su rostro, aplanado, es totalmente largo, con un ojo más grande que el otro, un cráneo absolutamente deforme, del que surge una extraña cabellera rubia.

Dicen que su origen reside en el accidente nuclear más terrible de la historia.

Según cuentan, tras la tragedia de la central nuclear de Chernóbil, buena parte de la zona y ciudades como Pripyat quedaron totalmente abandonadas debido a la radiación.

Dice la leyenda que unas cuantas familias de la zona afectadas finalmente viajaron a Entre ellas, una mujer con sus cinco hijos, quienes se instalaron viviendo apartados del resto de los ciudadanos.

Los pocos que los veían decían que solo salían por las noches, y de sus cinco hijos solo salían cuatro, mientras que en su casa se escuchaban extraños gritos y rugidos.

La historia relata que los vecinos, temerosos de lo que podría ocurrir en la casa de la mujer, llamaron a la policía, la cual, al entrar en la vivienda, se toparon con una escena terrible.

Tanto la madre como sus cuatro hijos habían aparecido muertos.

Todos ellos parecía que hubieran sufrido alguna suerte de combustión espontánea, como si del interior de su cuerpo hubiera surgido un tremendo calor que habría acabado por calcinar sus cuerpos.

Absolutamente desconcertados, la prensa prefirió no dar demasiada información sobre el caso, mientras los vecinos afirmaron que, antes de aparecer los cuerpos, escucharon a uno de los hijos gritar, «¡Mi cuerpo se quema! Todo es culpa tuya por quedarnos en Pripyat!» Tras las pesquisas iniciales, pronto se dieron cuenta que, de toda la familia, habían muerto todos menos uno, aquel hijo que siempre había estado encerrado en la casa.

Desde entonces, comenzaron a contar en Obruk auténticas historias de terror.

Dicen que ese espectro, esa suerte de personaje huesudo y deforme, sería el quinto hijo de esta mujer que, producto de la radiación, habría sido convertido en una suerte de monstruo.

Uno que ha sido visto en las madrugadas, pero no de cualquier forma.

En ocasiones se ha descrito ver a este personaje caminando de rodillas, con un extraño atuendo negro, mientras lanza unos gritos aterradores tan angustiantes que pareciera que le estuvieran torturando.

En otras ocasiones se asegura haber visto su figura cerca de la iglesia, con gesto agonizante, para después ver cómo sus ojos se volvían completamente negros, justo antes de desaparecer entre alaridos.

Evidentemente, esto parece una absoluta leyenda urbana, pero como toda leyenda, esta tiene algo de realidad.

Y es que después del accidente de la central nuclear, la radiación afectó a miles de personas.

Y a medida que pasaban los meses, muchas mujeres embarazadas perdieron a sus hijos, y quienes no, descubrieron con horror las deformidades con las que nacían, producto del efecto de la radiación en su ADN.

El accidente de Chernóbil hizo que nacieran muchos niños, de los cuales se contaban cosas horrendas y que llegaron a provocar el espanto entre los vecinos.

Este supuesto monstruo de Obruk es un recordatorio de cómo el humano, cuando juega a ser Dios, a veces acaba en desastre, consumiendo a quienes se convierten en sus víctimas.

Los niños de Chernóbil, los bebés con malformaciones y su sufrimiento, están y viven en el reflejo de una criatura que evoca tanta compasión como terror.