Nicolás Hernández-Castilla - Mi nombre es cualquiera

Voy a darles varias razones por las que les va a gustar el libro que vamos a recomendar a continuación. Miren, nada retenía ya a Josef Cohen en su elepo natal, tampoco a Yasmina en Alejandreta, los Efardi y los Uffi que se encuentran y aman pese a todo y a todos una luz hermosa que alumbra las tinieblas.

Claro está ya una razón de peso el argumento de esta obra, pero fíjense si les digo además que es un emocionante relato que nos enfrenta con la fragilidad y la resiliencia del espíritu humano y una razón añadida que su autor es Nicolás Hernández Castilla y me gusta mucho lo que se dice de él en su biografía que es un hombre que ha sentido como parte de su ser desde su más tierna infancia un deseo ferviente por tender puentes entre cultura religiones y entre distintas facetas del saber.

Ha escrito mi nombre es cualquiera es el título del libro que a continuación nos va a presentar el mismo porque Nicolás Hernández Castilla está al otro lado del teléfono. Nicolás, buenos días. Muy buenos días. ¿Qué tal? Bienvenido con nosotros. Bueno tengo que decir antes que nada que muchísimas gracias por esa presentación que acabas de hacer.

Pues yo encantada, claro que sí. Encantada de hacer esa presentación porque lo que me gusta es hablar con los autores que escriben obras porque aprendemos mucho de estos ratitos dedicados a la literatura.

Así que nos disponemos a continuación a conocer más en profundidad no sólo a Nicolás Hernández Castilla sino a lo que hay detrás de esta obra mi nombre es cualquiera. Pues yo estoy encantado de hablar de ello porque esta novela no es un ejercicio intelectualista tiene que ver con cosas que a mí me importan mucho y que yo creo que en el fondo nos importan a la mayoría de los seres humanos. Sí, sí, sí. Mira lo que decía yo antes un relato que nos enfrenta con la fragilidad y la resiliencia del espíritu humano. Es un libro en el que está muy presente la búsqueda de la paz y la esperanza y yo creo que esto es universal nos debería interesar a todos que mira cómo nos van las cosas.

Totalmente de acuerdo. Yo creo que es absolutamente esencial pero además yo daré una razón personal y aunque sea un poco digamos desnudarse internamente pero digamos que me siento con permiso de mis seres queridos para hacerlo. Yo soy católico practicante, mi mujer también lo es, tenemos cuatro hijos y nuestra hija y una de nuestras hijas se ha convertido al islam y tenemos una hija que es musulmana y un nieto que es musulmán y yo tengo además muy buenos amigos judíos. Entonces esto de tender puentes en mi caso y en el de mi familia.

Lo dices con conocimiento de causa. Totalmente no es no es algo teórico no es un tema buenista es algo que practicamos a diario y que en este mundo en el que parece que hay un deseo enorme de erigir muros esto es especialmente evidente en estos días que se habla tanto de aranceles de guerra comercial etcétera pero que se ve en tantos otros aspectos pues me parece que es algo importante. Me parece que es muy importante y muy necesario y me parece muy complicado también.

O sea siendo realistas me gusta mucho esta reflexión que haces y además pues al final como acabas de decir Nicolás el abrirte así y el exponer lo que es tu vida personal para demostrarnos que lo que cuentas en el libro no está basado en nada ficticio, en ningún relato de ficción sino que es verdad que tú lo conoces porque lo has vivido en tu casa pero a mí me da a veces mucha desesperanza porque son tan difíciles estos tiempos en los que vivimos que a mí me da la impresión que más que puentes hacemos todo lo contrario, derribar esos puentes que han existido.

Es cierto vamos a ver hay una cosa que yo creo bastante evidente y es que en nuestro mundo se rehúyen los matices y muchas veces es importante el matiz para establecer los puentes. Me explico por ejemplo sobre el mundo musulmán y recordando lo que he dicho antes que soy católico y mi mujer también lo es pero obviamente conocemos ese mundo y a mí me da pena cuando gente incluso culta pues habla de ese mundo generalizando. Son más de 2.000 millones de personas