
Ninjas, los combatientes sigilosos de Japón: más allá de la cultura pop
Description of Ninjas, los combatientes sigilosos de Japón: más allá de la cultura pop
En el siglo XVII, los tratados del ninjutsu o «arte ninja» expusieron las técnicas japonesas de guerra irregular.
¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/715166
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Estás escuchando Curiosidades de la Historia, de Historia National Geographic.
Hoy hablaremos de los ninjas, la guerrilla de élite del Japón. Pocas figuras japonesas evocan una imagen tan definida como la del ninja, el espía y asesino sigiloso, embozado de negro, entrenado en una remota fraternidad secreta en villas ocultas en las montañas, invisible y escurridizo como una sombra, capaz de acabar con sus enemigos y escabullirse antes de que nadie llegue a saber qué ha ocurrido.
Sin embargo, esta imagen de los ninjas es en buena parte resultado de la recreación que se hizo de ellos durante el período Edo, entre 1603 y 1868, por obra de autores que hicieron una descripción idealizada y en parte fantasiosa de sus combatientes. Es la imagen que la literatura, el cómic y el cine han universalizado y convertido en un icono.
Los ninjas reales estuvieron activos en las épocas anteriores, caracterizadas por las constantes guerras entre clanes nobiliarios y fueron bastante distintos.
En japonés, el término ninja, escrito con caracteres que también se podían leer shinobi no mono, significa los que se ocultan. Se aplicaba a combatientes que actuaban en secreto, como por ejemplo en un ataque nocturno. Cabe señalar que el término no se usaba habitualmente como sustantivo, esto es, para referirse a un grupo especial de guerreros, sino más bien como adjetivo. Se hablaba así de ataque ninja o ataque shinobi, para referirse a un ataque furtivo o por sorpresa, realizado generalmente por un grupo de guerreros escogidos que lograba imponerse a fuerzas mucho mayores.
El repertorio ninja incluía técnicas de infiltración y sabotaje, así como estrategia y guerra de guerrillas. Las acciones shinobi eran a menudo sensacionales y dejaron largo rastro en la historia. Fue a partir de ellas como se acabó cimentando la legendaria reputación de los ninjas como guerreros de élite invisibles, capaces de derrotar a ejércitos enteros. En realidad, los ninjas no existían como cuerpo bélico diferenciado. Para imponerse a sus enemigos, los señores feudales recurrían a un amplio abanico de agentes.
Entre ellos pueden mencionarse los Teisatsu, o exploradores encargados de recabar información en secreto, los Kisho, o guerrilleros enviados a atacar puntos débiles como rutas de suministro, reductos o patrullas, los Koran, agitadores que debían infiltrarse en provincias enemigas y captar a descontentos y sembrar el malestar, o los Kancho, espías que recababan información muy útil.
Muchas veces se empleaban estas tareas simplemente a individuos prescindibles captados para la ocasión, pues actuar como ninja a menudo era una tarea, no una especialización. Si era necesario sembrar el caos en la retaguardia enemiga, se podía emplear a desertores o bandidos, como los que formaban parte de las Akuto, bandas malvadas, que acompañaban a los ejércitos para participar en el botín.
Un sacerdote los describía en 1348 diciendo que se vestían de la manera más peculiar, vestían kimonos de color del kaki y sombreros de paja. Nunca se enfrentaban directamente a nadie, sino que se escabullían con aljabas de bambú a la espalda. Al cinto llevaban largas espadas con empuñaduras y vainas sin adornos, y en las manos no sostenían nada más que armas afiladas fabricadas con bambú o madera dura. Ni siquiera portaban corazas u otra clase de armadura. En grupos de 10 o 20 se retiraban a sus reductos y se enfrentaban allí al enemigo o se aliaban con él sólo para traicionarlo luego, no prestando ningún cuidado a los acuerdos o las promesas.
Les encantaba el juego de toda clase y eran especialistas en robar, escabulléndose furtivamente entre el gentío. Para las labores de espionaje se recurría a informantes que se hacían pasar por peregrinos o monjes itinerantes para informarse allí en de las fronteras, cuando no por sacerdotes de un templo que debían tomar nota de las informaciones que les confesaban los peregrinos. El señor feudal Taqeda Singem, que vivió entre 1521 y 1573, llegó a tener un servicio de espionaje integrado por agentes que se hacían pasar por monjes y sacerdotisas.
Cuando debían llevarse a cabo ataques precisos contra el enemigo para minar sus capacidades, no bastaban mercenarios, sino que se empleaban guerreros entrenados y leales, samuráis formados en las sutilezas y estratagemas de la guerra. Los samuráis eran adiestrados desde la infancia en diversas artes marciales, pero también en tratados de estrategia, entre los que se contaba el célebre Arte de la Guerra de Sunzi. Estos tratados englobaban materias relacionadas con la guerra, desde la logística, la táctica, la administración...
Comments of Ninjas, los combatientes sigilosos de Japón: más allá de la cultura pop