Dentro de esta curiosa vida que me ha tocado vivir, repleta de sorpresas, desde luego, en lo que respecta a los últimos años, podría decir que casi todas agradables, y si no, las he hecho yo agradables, porque aunque hayan sido experiencias, en algún caso, algo... iba a decir traumáticas, pero no...

Sí, qué cojones, traumáticas.

Cuando murió mi madre fue algo traumático.

No me he quedado con la parte negativa, no me he quedado con la pena, no me he quedado con el sufrimiento.

He elegido recordar la suerte que había tenido por haber estado con ella sus últimos tres años de vida, y que todo eso se hubiera debido a un proceso en mi vida tan dantesco como peculiar.

Todo ese proceso que me llevó casi a la tumba y, de alguna forma, a renacer.

Y es interesante que ese ejercicio lo intentemos hacer todos, todos los días, todos, me refiero a todos nosotros, y todos los días de nuestra vida.

Pero en el caso de una persona que esté en una situación como la mía, en el caso de una persona que sea un adicto en recuperación, la situación es aún más crítica si no tienes esa forma de darle la vuelta a la tortilla, no quedarte con lo que aparentemente te parece...

Joder, ha muerto tu madre, ostras, es un momento muy jodido, dices, bueno, por supuesto que es muy jodido, pero ¿cuánto tiempo me voy a permitir el estar pensando en esto? No es mucho más productivo para todo, para todos, para mí, e incluso para ella, si está en algún sitio viéndome, el que me quede con el maravilloso recuerdo de su amor, dices, pues, infinitamente mejor.

Y dentro de esta peculiar vida que es como he empezado el programa de hoy, el otro día me tocó hacer una cosa que me pareció absolutamente surrealista y que no deja de causarme cierta sonrisa cuando lo recuerdo o hablo de ello.

El otro día me llamaron para ir a solamente disparar el flash de una cámara.

Bueno, tenía que hacer como si estuviera haciendo fotos, que, de hecho, me dijeron, hazlas y si alguna vale, pues, oye, fantástico, pero no es el motivo.

Había que aparentar y me dijeron, pues, nada, joder, es una chorrada, nos haces un favor y por una hora te soltamos cien pavos.

Me parecía absolutamente surrealista, pero en el tiempo que estuve, éramos varias personas y había dos que yo conocía, dos personas con las que, de alguna forma, tengo relación profesional.

Y, entonces, me puse a comentar en un momento dado, porque estuvimos una hora, que de vez en cuando aparecía gente y luego se alargó y no fue una hora, sino fue más tiempo, estuvimos hablando un poco de lo que estábamos haciendo.

Y cuando yo les comenté un poco por qué,