No hay agua, pero sí ceguera y demagogia

Esta es una producción de Grupo Fórmula, encuentra más contenido como este en Radiofórmula.mx Yo los saludo, soy Eduardo Ruiz Ilia, aquí en el estudio de Grupo Fórmula, en la mera Ciudad de México.

Me acompañan esta tarde, Benurrey Junior.

Eduardo, ¿cómo estás? Buenas tardes.

Benurrey II.

Y con guayabera para el calor.

¿Habrá una palabra nahuatl para decir Junior? No.

¿Sería interesante? Debe haber, seguro.

Escuintli, ¿no? ¿De dónde es tu guayabera? Está, no, supongo que es de aquí, debe ser yucateca.

No, no, no. Es que hay unos estados donde hacen yucateca.

Guayaberas y cada uno con sus peculiaridades.

Esta estoy seguro que es o yucateca o de Campeche.

No se ve muy yucateca ni campechana.

Por el color.

Pero en fin.

¿Cómo están, Eduardo? ¿Cómo estás? ¿Cómo estás, Eduardo Esparza? ¿Cómo estás? ¿Bien? Muy bien.

A ver, el 9 de septiembre del año pasado, yo escribí una columna y después lo comenté aquí al aire, donde decía el conflicto por el agua entre México y Estados Unidos, un tema que ha recibido muy poca atención de los periodistas y políticos, creará tensiones adicionales entre ambos países bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum y quién sucederá el cargo a Joe Biden, porque todavía no sabemos quién va a ganar el señor Trumpetas.

El centro del problema es el Tratado de Aguas de 1944, que obliga a Estados Unidos a entregar 2.160 millones de metros cúbicos de agua del río Colorado a México cada cinco años, mientras que México debe devolver 1.850 millones de metros cúbicos del río Bravo a Estados Unidos.

El río Colorado es un río que baja por California, por Arizona, por ahí, y le da el agua a Tijuana, etcétera, etcétera.

Sin embargo, escribí, en los últimos años México ha incumplido estas entregas generando descontento en Estados Unidos, especialmente en Texas, gobernado por el republicano antimexicano Greg Abbott.

La escasez de agua ya está afectando a la agricultura tejana, los productores de caña de azúcar fueron los primeros en padecerla y este año cerró el último ingenio azucarero en ese estado.

Los productores de cítricos y hortalizas pueden ser los siguientes.

En el Valle del Bajo Río Bravo, la pérdida por la falta de riego ya llega a sumar millones de dólares.

Esta situación ha hecho que políticos como los senadores republicanos trumpistas Ted Cruz y John Cornyn exijan sanciones contra México.

Del lado mexicano, las autoridades argumentan que las condiciones climáticas han cambiado drásticamente, que las prolongadas sequías, el aumento de las temperaturas y la falta de lluvias han reducido la disponibilidad de agua y que cumplir con un tratado firmado hace 80 años bajo un contexto climático completamente distinto es un reto difícil de superar.

Además, algunos expertos mexicanos empiezan a cuestionar la equidad del tratado y piden renegociaciones que reflejan las realidades del cambio climático.

Para el presidente electo, escribí el 9 de septiembre, Claudio Sheinbaum, este conflicto podría complicar más la relación con Estados Unidos que el presidente saliente, el observador, decidió agravar durante el último mes de su mandato.

Acuérdense que se acabó peleando con todos en Estados Unidos.

Este conflicto no se resolverá solo con diplomacia, sino con acciones firmes como la modernización de la infraestructura hídrica en la frontera y el uso de tecnologías como la desalinización en Baja California.

México no debe mantener un tratado de aguas obsoleto y la presidenta electa debe aprovechar el TEMEC para renegociar y adaptarlo al cambio climático.

Si quiere evitar un deterioro mayor en la relación bilateral debe actuar con rapidez y decisión.

El manejo del agua será crucial y su habilidad para enfrentar este reto definirá futuros conflictos sobre este escaso recurso.

Esto fue el 9 de septiembre.

De ayer, poco antes de las 4 de la tarde, hora del centro de México, Mr. Trump escribe en su red social que se llama TruthSocial lo siguiente.

México, parece que me copió mi columna el maldito.

En serio, trae mis mismos datos y todo este cuate.

México le debe a Texas 1.3 millones de acre-pies de agua según el Tratado de Aguas de 1944, pero lamentablemente está violando su obligación en dicho tratado.

Esto es muy injusto y está perjudicando gravemente a los agricultores del sur de Texas.

El año pasado cerró el único ingenio azucarero de Texas porque México acabó con el tratado.