"No me Cavéis una Tumba", de Robert E. Howard

Cuentan las crónicas prohibidas de los reyes brujos, que la historia de nuestro pasado más remoto,
aquella en la que se instruyen los eruditos de nuestro tiempo, oculta oscuros secretos.
Testimonios desconocidos para la mayoría de los mortales que sobreviven tan sólo en retazos fragmentados,
heredados por civilizaciones pretéritas en el amanecer de los soles de Arias, Hiperbórea, Zotíc o Kadaz.
Nos parecen ahora los ensueños inocentes de una pobre especie ignorante de su propio destino.
Pero ¿hasta dónde alcanzan estos conocimientos?
Hay un inmenso vacío, un agujero negro por el que penetran los ecos de dioses cuyo nombre casi fue olvidado.
Sus sacerdotes, sin embargo, perviven, heredando susurros de generación en generación,
portadores de magia y fórmulas grimorios, se atrevieron a rescatar el durmiente legado de los titanes.
Ellos sólo rendirían pleitesía a aquellos que encarnaban las fuerzas que forjaron el universo.
Ellos mantendrían vivo su legado.
Entidades procedentes de más allá del tiempo y el espacio, que nadie en su sano juicio es capaz de imaginar.
De esa misma región proceden los secretos de Koth, señor de los portales.
Y todos los que se atrevan a traspasar las fronteras de este mundo pensarán que se trata de un dios de luz.
Pero no tardarán en descubrir la oscuridad absoluta de su doble rostro,
pues Koth ha viajado a los límites del cosmos y ha visto su verdadera naturaleza.
Él construyó el reino Iborio que lleva su nombre, y aunque su culto se perdió hace mucho,
pues se dice que sus discípulos murieron de locura al contemplar el lado oscuro de su rostro,
su nombre nunca desapareció del todo.
Está en las fórmulas utilizadas para sellar los pactos de todas las criaturas sobrenaturales,
porque Koth abre los portales entre nuestro mundo y los otros,
para que los antiguos puedan venir a cobrar el pago convenido.
Incluso hoy en día se sabe que tiene servidores en este mundo,
emisarios y profetas que obedecen los ritos y favores de una entidad casi tan antigua como el propio Koth,
Maliktous, Arriman, el ángel de las plumas de fuego.
Esta noche seremos testigos de su poder, amigas,
pues algunos de estos antiguos saberes fueron transmitidos en secreto.