Nuestros Orígenes

El fuego.

Ninguna otra herramienta del arsenal humano explica nuestra existencia mejor que el fuego.

Pasamos de ser un animal, como cualquier otro, a ser la especie dominante de la Tierra.

Todo porque descubrimos cómo robarle esa magia a los cielos y aprovechar el poder del sol.

Se trataba de una magia tan excepcional, tan inexplicable, que le dijimos a nuestros hijos que era un regalo de los dioses.

Y lo convertimos en un mito que legamos durante miles de años.

Calor.

Alimento.

Transporte.

Comunicación.

Destrucción.

El fuego nos convirtió en guerreros, en constructores, en exploradores.

Cada avance lo pagamos con nuestra sangre, y aún a pesar de todo, seguimos adelante.

Y en la actualidad, aunque hemos roto las fronteras de la Tierra y hemos escapado de nuestra jaula, lo único que vemos al mirar atrás es la luz de nuestra mayor conquista.

Como una llama que no se puede apagar, ese empuje que tenemos dentro nos hizo crear, expandirnos y dominar, no sólo este mundo, sino también el siguiente.

La chispa primigenia de la humanidad comienza aquí, con el fuego.

Estos son nuestros orígenes.

Nuestros orígenes.

Nuestros orígenes.

El despertar de la civilización.

Es la mayor aventura jamás contada.

La historia de la humanidad.

Viajaremos en el tiempo para explorar momentos clave, momentos originarios, que cambiaron el curso de la historia que compartimos.

Momentos que muestran cómo nos rebelamos contra nuestro destino en el reino animal, y cómo encontramos la forma de sublevarnos para ir más allá, para forjar un nuevo futuro en el mundo moderno.

Es la pregunta más importante de todas.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo pasó el Homo Sapiens de saltar de árbol a árbol, de ser un simio desnudo, a flotar en el espacio, a caminar por la superficie de la luna? Fue imposible sin fuego.

El fuego no sólo cambió el curso de nuestra evolución en herramientas y tecnología.

El fuego también cambió nuestra biología de forma fundamental.

Como decía Marshall McLuhan, formamos nuestras herramientas y luego estas nos forman a nosotros.

Pero hubo un momento en el tiempo, un momento originario, en el que los humanos pasamos instantáneamente de ser cazados a ser cazadores.

Imagínense la vida en el año 12.000 a.C.

No había sociedades, ni protección, ni garantías.

Sólo pequeños grupos nómadas deambulando por los bosques de Eurasia, intentando sobrevivir en un mundo hostil.

Esas personas vivían en medios llenos de depredadores.

Había muchos animales que consideraban a los humanos presas.

El fuego sirvió de disuasión.

Les protegía de los depredadores.

Imaginen esa vida tan frágil, tan cargada de incertidumbres.

Sólo el fuego podía ofrecerles una oportunidad de sobrevivir, minuto a minuto.

En ese momento de la historia, los Homo Sapiens dependían de ese fuego.