Nuevas Masculinidades

Hola a todos y bienvenidos a Inmersión Profunda.

En esta ocasión vamos a sumergirnos en una fascinante grabación de audio que nos has compartido.

Se titula Gisonduz.mca.

Básicamente es una presentación en una mesa redonda que tuvo lugar principalmente en el país vasco de Euskadi con Josecho Gisonduz.

Y, bueno, básicamente están abordando este panorama siempre cambiante de las masculinidades y este continuo camino hacia la igualdad.

Entonces nuestra misión en esta Inmersión Profunda será desempacar las diferentes capas presentadas en esta grabación, explorar las complejidades de cómo las masculinidades están evolucionando o quizás no tanto como pensamos.

Y cómo es realmente la búsqueda de la igualdad en este contexto.

Exactamente.

Resaltaremos, por supuesto, puntos clave e ideas interesantes que esperamos te brinden una comprensión más rica de estas dinámicas tan importantes.

Por supuesto.

Las conversaciones sobre género han cambiado muchísimo en los últimos años y es crucial entender realmente las diferentes perspectivas en juego.

Totalmente.

Para comenzar a comprender los matices que se discuten en la grabación, es útil tener un marco conceptual del propio sistema de género.

OK.

Josecho en la grabación presenta un modelo con cinco dimensiones clave.

La primera de ellas es el sexo, que se refiere a la clasificación de los cuerpos como masculinos o femeninos.

Y lo fascinante aquí es la inherente patologización de los cuerpos intersexuales dentro de este sistema binario, ¿no? Y la constante presión social para que todos los cuerpos encajen perfectamente en estos ideales masculinos o femeninos.

Sí, sí, esa presión por encajar.

Exactamente.

Te hace pensar en todas las formas sutiles en que constantemente se nos empuja o a veces se nos obliga a entrar en estas categorías desde que nacemos, ¿no? Precisamente.

La segunda dimensión es la identidad de género, que es la sensación interna de ser hombre, mujer, ambos, ninguno.

O en algún punto del espectro de género.

Y la suposición normativa es un vínculo directo entre un cuerpo femenino y una identidad de mujer, y un cuerpo masculino y una identidad de hombre.

Este vínculo normativo luego conduce a la patologización de las identidades transgénero, lo que se manifiesta como transfobia en la sociedad.

OK. Analicemos esto un poco.

Entonces, la idea de que tu sentido interno de ti mismo debe alinearse perfectamente con el sexo que te enseñaron al nacer, esa es la norma que el sistema impulsa.

Y cuando no sucede, ahí es donde a menudo entra en juego el perjuicio social.

Exacto.

La tercera dimensión es la expresión de género, que abarca cómo alguien presenta externamente su género a través de cosas como la vestimenta, el comportamiento y los roles.

La sociedad tiene ciertas asociaciones de expresiones masculinas y femeninas con esos géneros identificados.

Esto lleva a un estigma significativo para quienes cuya expresión no se conforma.

Piensa en el término slut-shaming, dirigido a las mujeres que no se adhieren a las expectativas femeninas en torno a la sexualidad, o el estigma que enfrentan los hombres que no se expresan de manera tradicionalmente masculina.

Es como si hubiera un guión de cómo se supone que cada género debe actuar y verse.

Y si te desvías, te arriesgas a ser juzgado o incluso marginado.

Realmente resalta lo limitantes que pueden ser estas expectativas para todos.

Absolutamente.

Y luego tenemos la cuarta dimensión, que es la orientación sexual.

Correcto.

Que se refiere a quién le atrae romántica, emocional, yo sexualmente a alguien.

Aquí la heteronormatividad reina, estableciendo una supuesta complementariedad entre lo masculino y lo femenino, lo que lleva a la discriminación y la violencia contra las personas no heterosexuales.

La idea de que lo masculino y lo femenino se atraen naturalmente como el único camino normal, excluye y margina a muchos.

Totalmente.

Eso no se trata solo de a quién atraen las personas.

Da forma a todo, desde cómo diseñamos las familias hasta las suposiciones en las conversaciones cotidianas, a menudo marginando a quienes están fuera de la norma heterosexual.

Precisamente.

Y finalmente, la quinta dimensión, y una que Josecho y sus colegas sintieron que era crucial agregar, es la posición de género.

Esta no es solo otra dimensión junto a las demás, en realidad las interseca e influye en todas.

La posición de género se refiere a la atribución de poder y privilegio a los hombres y la masculinidad, en contraste con las mujeres y la feminidad.

Sí.

Esto sustenta las desigualdades de género, la discriminación contra las mujeres y la violencia de género.

Claro.

También da forma sutil a las otras dimensiones.

Ajá.

Por ejemplo, el uso histórico del cuerpo masculino como predeterminado en la investigación médica.

¿Qué? O el mayor estatus que se otorga a las actividades codificadas como masculinas como el fútbol.

Ahí es donde se pone realmente interesante.

Exacto.

Entonces, esta idea de un desequilibrio de poder no es solo un problema separado, está entrelazada en cómo incluso entendemos cosas como el sexo biológico en la investigación o cómo valoramos diferentes actividades en la sociedad.

Exacto.

Y Josecho enfatiza que todo este sistema afecta a todos, independientemente de su identidad de género o orientación sexual.