
El pánico a lo woke no lo inventó Trump (CARNE CRUDA #1481)

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Vuelve Puto Mikel a Carne Cruda para contarnos cómo todo este discurso “antiwoke” que vuelven a poner de moda desde sectores ultras y conservadores viene en realidad muy de lejos. Hacemos un repaso histórico de los pánicos morales que tienen que ver con la sexualidad y el género y cómo el miedo a lo queer y lo trans y a la diversidad ya existió hace milenios.
De la Antigua Roma a la Edad Media, de la Edad Moderna al siglo XX y la “Lavender Scare” ( Terror lila) en Estados Unidos: en este recorrido nos acompaña Víctor Mora, autor del libro “¿Quién teme a lo queer?” y Juan Pedro Navarro Martínez, autor del libro “Destruyendo Sodomia".
Más información aquí: https://bit.ly/PutoMikelCC1481
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Decidme, ¿es ésta una divinidad que busca lo femenino en lo masculino? ¿Es ésta una divinidad a la cual el coro de sus sacerdotes no puede servir a no ser que transformen sus rostros como una mujer, pulan sus pieles y avergüencen el sexo masculino con ornamento femenino? Uno puede ver tales burlas con lamentación pública en sus templos. Los hombres soportan cosas femeninas con exhibición jactanciosa, hacen públicas sus propias fechorías y confiesan con deleite el crimen de sus cuerpos contaminados.
¿Qué es este monstruo? ¿Qué es este prodigio? Niegan ser hombres y no son mujeres.
Desean ser percibidos como mujeres, pero un aspecto de su cuerpo muestra lo contrario.
Julio Firmico Materno, de Errore Profanarum Religionum.
El texto con el que empezábamos lo firma un señor romano en el siglo cuarto pero perfectamente lo podrían haber dicho en Fox News esta misma semana, Violeta.
O el mismísimo presidente de Estados Unidos o la bancada de Vox, en fin, tampoco es que haya...
¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? A ver, sacar las escopetas rápido.
¿Por qué? Tenemos que montar una barricada y defender esta República de la Radio.
¿Qué pasa, Miquel? ¿Nos habéis enterado? ¡Que vienen los huoques! ¡Que vienen los huoques! Que vienen los huoques, que van a acabar con todo. El hombre va a ser mujer, la mujer hombre, todo un sin dios.
¡Yo no aguanto este sin dios! A ver, una aclaración, que yo creo que aquí más bien estaríamos del lado de los huoques.
Tienes razón. Es que como huoque parece ser todo y nada a la vez, que lo usan para todo y nadie lo define, pues me he hecho un lío.
Claro.
Bueno, no os preocupéis, que luego intentaremos definirlo huoque, pero es que hoy vamos a hablar no de huoque, sino de la larguísima historia de los pánicos morales.
En unos momentos firmaré una orden ejecutiva histórica para prohibir que los hombres compitan en deportes femeninos.
Con esta orden se acabó la guerra contra el deporte femenino.
Ha acabado la guerra contra los deportes femeninos.
Menos mal, eh.
Decía Trump cuando firmaba esa ley que básicamente autoriza hacer exámenes genitales a los deportistas.
Una más de las varias leyes que ha pasado Trump desde que llegó al poder que ponen como objetivo al colectivo trans.
Ese es el pánico moral, pero como nos va a contar hoy, no es nuevo.
¿Sabes hacia dónde va la historia? El planeta está riendo y vamos a morir todos.
Bueno, tampoco hay que ponerse tan dramáticos.
Puto Miguel otra vez en carne cruda.
Me aburro.
No es un déjà vu, es que la historia se repite.
No para, no para, no para.
La historia se repite.
Se repite, ¿verdad? Se repite, se repite.
¡No para! ¡No para! ¡No para! Como decía Camilo Sesto.
Bueno, como uno es un maricón y vivimos en tiempos interesantes para el colectivo, yo me voy a centrar en los pánicos morales que tienen que ver con la sexualidad y el género porque, claro, vienen de largo también.
Hoy se tiene miedo a lo queer y lo trans, que ya hablaremos de ello, pero vamos a irnos hace milenios porque, madre mía, si son antiguos estos pánicos morales.
¡Vámonos en el DeLorean! Vale, pero primero cuéntanos quién es este señor que he citado al empezar, ese tal Julio Firmico Materno. Bueno, pues Julio Firmico Materno fue un senador romano que abandonó la política y se dedicó a la astrología y hacia el final de su vida se convirtió en cristianismo y escribió este libro que citabas un pasaje que se llama De los errores de las religiones profanas y aquí a quienes estaba denunciando estos sacerdotes eran los gali, sacerdotes de Cíbeles.
¿Esa no es la diosa del Real Madrid? Bueno, a ver, al contrario que los fans de Cíbeles ahora, estos sacerdotes se castraban de forma voluntaria y en su forma de presentarse pues digamos que se vestían de forma que no eran ni masculina ni femenina, ¿no? Eran menos radicales que los que van a Cíbeles ahora, vamos a decirlo.
Y precisamente eso es lo que denunciaba Materno, ¿no? Que estos sacerdotes, no sabemos qué prónomes utilizaríamos, pero vamos a decirlo en neutro porque hablan de ellos como ni hombre ni mujer, estos sacerdotes debían ser erradicados por esas costumbres extrañas en las que, según el cristiano, pues se ridiculizaba lo masculino al volverlo femenino.
O sea, era ese confundir los límites de la masculinidad lo que les alteraba. Sí, eso ya lo hablamos en el especial que hicimos de masculinidades y es que en sociedades patriarcales las masculinidades son muchas, ¿no? Como nos dijeron pero con definiciones adaptables y plásticas, pero a la vez cuando algo se percibe como una amenaza contra la masculinidad se formula contra una amenaza contra la sociedad en sí. Y esto es lo que vamos a ver en muchos de estos pánicos morales.
No es casualidad que cuando Trump o la extrema derecha hablen de personas trans se centren sobre todo en la mujer.