Cuando Moisés le transmite al pueblo que tendrían que pasar cuarenta años en el desierto en vez de ir a la Tierra de Israel, ellos se dan cuenta de que cometieron un terrible error y se ponen muy tristes. Algunos dicen: "Está bien, nos damos cuenta de que pecamos, ¡y estamos dispuestos a ir a la tierra!" y suben a la montaña, aprestándose a entrar a la tierra. Pero Moisés les dice que ahora es demasiado tarde y que no deben ir, porque Elohim no está con ellos y no lo lograrán. Ellos van de todos modos y sufren una terrible derrota a manos de los cananeos y los amalekitas.
Aprendemos acerca de la mitzvá de Jalá que cuando hacemos pan, una porción de ese pan debe ser para Elohim. Hoy en día, en que no tenemos el Santuario, nos cercioramos de que se queme un pedazo de la masa antes de hornear el lejem.
Un hombre corta leña en Shabat y así lo profana, y entonces, es condenado a muerte.
Aprendemos acerca de la mitzvá de tzitzit, los flecos que se usan en las esquinas de la prenda de cuatro puntas. Al ver los flecos, recordamos quiénes somos y las mitzvot que Elohim nos encomendó.
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