Pascua de Resurrección - Meditación Guiada

Sentado en una posición cómoda, con la columna vertebral recta, en completo silencio de toda cosa humana, unificamos nuestras llamas triples en una sola llama resplandeciente, y demandamos la asistencia del amadísimo Arcángel Miguel, contando con su dulce compañía, y envueltos en la plenitud de su luz y la radiación de sus legiones angélicas, nos proyectamos conscientemente al Templo de la Unidad del Amado Mica, en el etérico sobre el sagrado Monte Ávila, en Caracas, Venezuela, dentro del complejo de templos del Palacio del Propósito del Hombre.

Al llegar a la entrada de este magnificente foco, somos recibidos por un hermano del Templo, y luego, pasando por los magnificentes jardines de exquisita belleza, nos guía rápidamente al Templo de la Unidad del Amado Mica, allí, invitados por los ángeles.

Somos llevados frente a su sagrada presencia, hasta el sitio que nos es permitido a los no ascendidos.

Visualizamos la presencia luminosa del amado Maestro Jesús, Mica, el Ángel de la Unidad, delante de la sagrada llama, asimilando y expandiendo la pulsación electromagnética del alma cósmica de la unidad cósmica, despertando la naturaleza crística dormida dentro de las masas, trayéndola a la madurez, estimulando ese Cristo vivo en cada corazón pulsante, permitiendo a la divinidad la cortesía de expresarse, hasta que sea el pleno y único poder actuando a través de las formas de cada ser humano.

Estableciendo la unidad divina dentro de su propia alma, sentimos que a través de nuestra divina realidad absorbemos la llama del Templo, y a través del santo aliento la expandemos y proyectamos a toda la humanidad, atrayendo a todos los senderos hacia dentro de la unidad de la conciencia divina, inseparable, hasta que la gente del planeta esté resucitada, sus naturalezas espirituales expresándose a través de sus vestiduras carnales y todas las cosas, en, a través y alrededor de la tierra, emitiendo la música de las esferas, y envueltos y unificados con la conciencia del amado Mika, uno con su luminosa presencia, unidos totalmente dentro de la estrella azul safirina, Con infinito amor y humildad demandamos de ti, amado Maestro, nos acompañes en la proyección en conciencia al Templo de la Resurrección en la Tierra Santa.

Al aproximarnos, observamos el gran templo circular Madre Perla, como una gran abertura hacia dentro de los reinos celestiales, visualizamos incontables ángeles viendo y viniendo desde el templo hasta el sol y el sol central, sobre gloriosas autopistas de sustancia luz viviente, todo a la velocidad de la luz, con gracia en cada movimiento, y con los tonos celestiales,