Pasión por el Mar #Nao Santa María (18 abril 2025)

En el año 1492, el explorador español Cristóbal Colón descubrió América a bordo de la carabela Santa María, un histórico navío que, a diferencia de la Niña y la Pinta, embarcaciones que encabezaban esta expedición, no volvió a España al quedarse encallada en la costa de Haití. Años después, entre 1519 y 1522, Juan Sebastián Elcano daba la primera vuelta al mundo a bordo de la Nao Victoria.

Son travesías que parecen fáciles de realizar actualmente, pero que en aquella época eran toda una odisea. ¿Cómo se abastecían? ¿Cómo sabían cuál era el rumbo a seguir? Hoy, gracias a la fundación Nao Victoria, más de 500 años después, podemos ver y sentir un pedacito de historia y saber cómo eran estas históricas embarcaciones con las que se pudieron completar grandes hazañas. Hoy, en Pasión por el Mar, desde el Club de Mar y a bordo de la Nao Santa María, el primer oficial Regino Hernández y el alumno en prácticas de puente Pablo Campos.

Regino, estamos en el barco que fue de Cristóbal Colón.

Primero de todo, ¿Cristóbal Colón español o italiano? Yo defiendo la teoría que fue español. ¿Por qué defiendes esa teoría? Hay motivos para decir y sospechar que era el origen mallorquín, ya que estamos en Palma, el origen valenciano, según una teoría del ADN, y yo como gallego también defiendo que hay una teoría que defiende su origen gallego.

Genovés es la otra parte, la vertiente italiana. Hombre, yo barro para casa, ¿qué quieres que te diga? Bien, ¿qué haces? Estamos en esta réplica gracias a la fundación Nao Victoria. ¿Cómo nace y cómo se crea esa fundación? La fundación Nao Victoria surge a raíz de la expo del 92.

Un grupo de apasionados por la historia, por la náutica, por la navegación, pues deciden hacer una réplica lo más digna posible de lo que es la Nao Victoria, que dio la vuelta al mundo. La réplica, a medida, se vota el año en que España celebra los Juegos Olímpicos en Barcelona y celebra la expo del 92 en Sevilla. Esa votadura estuvo llena, digamos, de un poquito de polémica porque medidas políticas dicen que se vote y no había la suficiente agua, no había la suficiente profundidad para votar un barco y cuando se votó, pues, escoró. Es una anécdota muy curiosa pero a su vez mágica y muy bonita.

Entonces, se empezó en esta expo del 92, se podría decir, y luego se siguieron haciendo réplicas. ¿Por qué se continuaron haciendo réplicas y por qué éstas en concreto? Porque ésta en concreto intentó hacer y emular la Vuelta al Mundo de Magallanes y entonces a raíz de la primera expedición de la Nao Victoria, réplica, y su viaje, su singladura, causó tal furor y tal éxito.

Toda la gente quería verla, quería subir, quería visitar, quería conocer un poco de la historia de los que somos apasionados por el mar, por la náutica y por la historia. Y este país está lleno de un montón de historias maravillosas. Sabemos quizás la de los más famosos pero nos olvidamos de los que han dejado su vida en los mares. Entonces, ese es uno de los motivos.

Más barcos se han construido para representar una gran parte de toda esta leyenda, de esta historia. ¿Cuántos barcos hay actualmente? La Fundación Nao Victoria tiene actualmente cinco. Tiene en Sevilla, fondeado siempre para los visitantes, la Nao 500. La Nao Victoria, igual, pero no navega. Es la única que no navega. Las otras cuatro son la Nao Victoria, la primera que se votó, que es la que ha dado la vuelta al mundo, e intentado replicar también su singladura.

Después tenemos esta, que es la Nao Santa María. La réplica representa el siglo XV, el año 1492, el año del descubrimiento de América. Luego tenemos el Galeón Andalucía, que representa y emula lo que es el Galeón de Manila, que hacía la ruta desde Manila hasta Acapulco, por el Pacífico. Rutas comerciales, porque al final todo es un negocio en esta vida.

Y de ahí surge toda, digamos, la dinámica de desarrollar y replicar lo más fielmente posible estos barcos. Y el último que tenemos es el Pascual Flores. Realmente pertenece al ayuntamiento de Torrevieja. La fundación explota su navegación y, digamos, todas las rutas que hace. La diferencia es que no es un barco.