
Pensadoras frente al arte: Edith Wharton frente a Rembrandt

Description of Pensadoras frente al arte: Edith Wharton frente a Rembrandt
En este quinto episodio, la profesora María Antonia Argelich nos sumerge en la lectura de los textos de la famosa escritora estadounidense Edith Wharton, para descubrir su interpretación de las obras de Rembrandt, pintor y grabador neerlandés y uno de los artistas más destacados del arte barroco.
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Wow pensadoras frente al arte edith wharton frente a hembra maría antonia lic la señora fontaine se sentó en silencio como si temiera que su solo aliento pudiera turbar mi comunión con la obra de arte tuve la impresión de que me resultaría imposible decirle con franqueza lo que pensaba de su rembrandt retrocedí fingiendo escrutar el cuadro a cierta distancia y mientras lo hacía reparen el perfil de la señora fontaine sus párpados temblaban ligeramente me refugié en el manido recurso de preguntar por la historia del cuadro y ella me señaló un asiento con expresión radiante era sin duda un tema en el que podía explayarse al parecer el reembolso no había llegado a manos de los señores fontaine muchos años atrás mientras la joven pareja disfrutaba de su viaje de bodas por europa el cuadro pertenece a una anciana condesa belga de gran fortuna a quienes la extravagancia de un incorregible sobrino habían obligado a desprenderse de sus posesiones precisamente a la llegada de los fondos quiso la casualidad que el guía de la pa pareja fuera un antiguo criado de la condesa y gracias a su influencia consiguieron hacerse con el rembrandt ante las mismísimas narices de un duque inglés que había enviado un emisario bruselas para negociar la compra sólo tiene un pequeño fallo dijo con evidente esfuerzo que no está firmado de lo contrario por supuesto la condesa lo habría vendido museo todos los expertos que habían tenido ocasión de admirar lo lo habían atribuido sin vacilar a rembrandt en su mejor estilo sin embargo los museos arqueó las cejas en un risueño reconocimiento de una consabida debilidad prefieren los ejemplares firmados todos los detalles en la ingenua transacción parecían formar parte de aquel viejo continente al cual nuestros otros jóvenes compatriotas americanos llevaban su indiscriminado ardor su tierna y romántica credulidad la legendaria europa de castillos tesoros bandidos y viejos maestros que compete usaba con una única experiencia semejante a la de la señora afrontas una vida posterior de privaciones estéticas aventurera la contemporizador a declaración de que el cuadro era muy interesante pero el corte gesto de asentimiento de la señora fontaine dejó al descubierto la pobreza de mi táctica nadie conoce tan bien su valor como yo que vivo con él pero sería interesante saber prosiguió dirigiéndose a mí solo por curiosidad cuál es su valor desde un punto de vista estrictamente comercial si es que puede hablarse en esos términos de una obra de arte había llegado el momento crucial para escapar al desafío del admirable entereza de la señora afrontas volví a girarme hacia el cuadro si mi valor necesitaba auxilio el cuadro me lo proporcionaba con creces contemplar aquel lamentable lienzos se me antojaba la forma más segura de reunir la fuerza necesaria para denunciarlo pero entretanto a mi espalda sentí crecer el precario orgullo de la señora fondas en un último esfuerzo por defenderse me deteste a mí mismo por mí sentimental mistificación de las circunstancias la razón me decía que era más cruel engañar á la senora fondas que confesarle la verdad pero eso solo demostraba la inferioridad de la razón ante el instinto cuando se hace cualquier concesión a las emociones junto con su fe en el rembrandt debía destruir no sólo la trama del pasado de la señora tontas sino también ese beneplácito suyo con fórmulas infundadas que constituye en gran medida el punto fuerte de la mayoría de las mujeres sospechaba que el episodio del cuadro estaba inextricablemente relacionado con convicción es que servian para ocultar las penurias de la señora fondas no sólo ante los demás sino también ante sí misma visto de este modo el rember ana había merecido canjearse por una buena suma y la mente que las obras de arte no suelen valorarse en virtud del apoyo moral que han prestado sus propietarios lo que me fascina del texto de wharton es su sensibilidad ante ese momento en el que el experto a de de se atribuirá una obra que tiene mucho valor para su propietario esa es la parte más amarga del trabajo