PI 7X21 La desigualdad crea riqueza (abogados, el Capital y sus cercamientos)

Los ricos suelen justificar sus riquezas refiriéndose al trabajo duro, al sacrificio de sus padres, sus abuelos, incluso ellos mismos, ¿no? Y sí, a lo mejor estos actores a lo mejor han contribuido a sus fortunas, pero lo que está clarísimo es que sin una codificación legal la mayoría de estas fortunas apenas habrían sobrevivido.

Y es que la acumulación de riqueza, a lo largo del tiempo, requiere una fortaleza que sólo un código respaldado por los poderes coercitivos del Estado puede ofrecer.

¿Ordenó el Código Rojo? Dice el trabajo que me encargaste.

¿ORDENÓ EL CÓDIGO ROJO? ¡Por supuesto que lo hice, joder! Bienvenidas a Planeta Invierno, un podcast que digievoluciona.

¿Por qué está tan oscuro? Al principio siempre está oscuro.

No te digo que entres porque estoy enrollada con el mundo. Paso total de vosotras.

¡Aléjate de ella, puerca! El ser conscientes de la centralidad y el poder de la ley para codificar el capital conlleva importantes implicaciones a la hora de intentar comprender la economía política del capitalismo.

Hace que nuestra atención ya no esté centrada en la lucha de clases o en la identidad, sino en quién tiene acceso y control sobre el código legal y sus expertos.

Las élites terratenientes, los mercaderes a larga distancia, los bancos comerciales, los accionistas de sociedades que poseen centros de producción o acumulan activos detrás de esa forma societaria, bancos que otorgan préstamos y emiten tarjetas de crédito y préstamos estudiantiles, intermediarios financieros no bancarios que emiten complejos activos financieros, incluyendo títulos de valores y derivados.

Y con los mejores abogados a su servicio, los poseedores de activos persiguen sus intereses privados con muy pocas constricciones.

Y al mismo tiempo que reclaman la libertad contractual, sus libertades están garantizadas por un estado, aunque eso lo omitan deliberadamente.

Eso sí, no todos los estados son igualmente acomodaticios a la codificación del capital.

Hay dos sistemas legales que dominan el mundo del capital global. Tenemos el Commonwealth English y las leyes del estado de Nueva York.

Estas jurisdicciones también acogen los principales centros financieros globales, oh sorpresa, Londres y la ciudad de Nueva York, y todos y cada uno de los 100 principales bufetes globales.

Y ahí es donde se codifica la mayor parte del capital, especialmente ese capital intangible que solo existe en la ley, que es el capital financiero.

El precedente histórico de un gobierno global por parte de una o varias potencias es el imperio.

El imperio de la ley necesita menos tropas porque se basa en la autoridad normativa de la ley y su grito de combate es legal y más poderoso.

Los estados basados en el pueblo están siempre dispuestos a ofrecer sus leyes a poseedores extranjeros de activos, prestar sus tribunales para hacer cumplir la ley extranjera, aunque eso les prive de ingresos fiscales o de la capacidad de llevar a cabo preferencias políticas de los ciudadanos.

Pero para los capitalistas globales este es el mejor de los mundos posibles.

Pueden escoger las leyes que les sean más favorables sin tener que invertir demasiado en política para retorcer la ley a su favor.

Claro, como la mayor parte de los imperios del pasado, este imperio de la ley es una amalgama de cosas.

No es una única ley global, son leyes domésticas concretas cosidas unas a otras por medio de normas, incluyendo aquellas sobre conflictos legislativos que aseguran el reconocimiento y el cumplimiento de estas leyes domésticas por todas partes.

También determinadas leyes internacionales fruto de tratados.

La naturaleza descentralizada de la ley que se emplea para codificar el capital global tiene muchas ventajas.

Permite que el comercio y las finanzas globales puedan prosperar sin necesidad de un estado, una ley globales.

Además facilita a los expertos escoger las normas que sirvan mejor a los intereses de sus clientes.

Y de esta manera el imperio de la ley corta el cordón umbilical entre intereses privados del individuo y el interés social.

Esta decodificación legal del capital hace que la mano invisible de Smith actúe como sustituto de un código legal seguro, visible, normalmente oculto a la vista, pero con una infraestructura legal con alcance global y muy firme.

Que además ya no sirve para aquello para lo que fue diseñado.