Píldoras de Miel y Limón - Cámaras de inhalación

Esta píldora está coproducida por nuestra mecenas Patricia, gracias por ser un soplo de aire fresco, por ayudarnos en la continuidad del podcast y apoyarnos de manera incondicional desde hace tanto tiempo.

A los pediatras nos encanta el verano. La rutina entra en modo pausa, para dar lugar a las historias del pueblo y las aventuras en la playa. La consulta se vuelve variada y variopinta. Con la vuelta al cole llega el otoño y el regreso de las toses, aunque será durante el invierno el periodo en el que las infecciones respiratorias alcancen su máxima expansión.

Después amaina el frío y las tardes comenzarán de nuevo a ser más largas. Ya estarán al acecho los virus propios de la primavera y los pólenes con toda su variedad. Y parece mentira, pero ya hemos completado otra vuelta al sol y damos paso a un nuevo verano. Por eso, queridas familias, en cualquier momento y estación os puede tocar desenfundar, si no lo habéis tenido que hacer ya, vuestra cámara espaciadora.

La aplicación de terapias inhaladas se remonta hasta hace más de 4.000 años. Pero nosotras realmente esperamos que tu cámara de inhalación tenga algún año menos. En la píldora de hoy no profundizaremos en la terapia inhalada como tal, porque da para mucho. Nos vamos a centrar en la gran olvidada, la cámara. Hablaremos sobre su mantenimiento y cuidado.

La cámara es ese artilugio en forma de tubo que se pone entre el inhalador y la boca del paciente para que la aplicación del fármaco sea más sencilla y efectiva. Su cuidado normalmente queda en un segundo plano y, sin embargo, puede afectar bastante al resultado del tratamiento.

Te vamos a contar unas cuantas cosas que pensamos pueden ayudarte.

Uno. Lo importante es tenerla. Sí, como lo escuchas. Aún nos encontramos a muchos pacientes pediátricos y no pediátricos que no la usan. Por eso, el primer mensaje es claro. Saca tu cámara a pasear si tu tratamiento quieres echar. Si utilizas inhalador en cartucho presurizado o MDI, el acrónimo en inglés, debes utilizar cámara espaciadora. Sin la cámara, el fármaco no llegará a los pulmones cuando te lo apliques porque se queda impactado en la garganta.

Es decir, con la cámara respiras la medicación para que haga su efecto en el aparato respiratorio y sin la cámara te tragas y te comes parte de la medicación y eso además se traduce en más efectos secundarios. El corazón late más rápido y tu pe que estará más agitado y nervioso.

Dos. El tamaño no es importante. No hace falta una cámara más grande para un paciente más mayor. Sabemos que la eficacia es similar y mejora el cumplimiento del tratamiento.

¿Por qué? No es lo mismo cargar en la mochila una cámara pequeña que una del doble de tamaño.

Punto 3. Reducir, reutilizar y reciclar es algo que siempre defenderemos, pero con matices en el caso de las cámaras. Para reducir y reutilizar, recuerda llevar siempre vuestra cámara cuando acudas a la consulta del centro de salud o del hospital con síntomas respiratorios.

Así no tendremos que usar una nueva y además podemos aprovechar para revisar la técnica.

Será aconsejable cambiar la cámara cuando veamos que el plástico se ha deteriorado, se coge ese tono amarillento o tiene alguna pieza rota. Lo ideal es cambiarla al menos una vez al año. Hasta el momento las cámaras más utilizadas son de plástico. Toca investigar nuevos materiales más amables para el medio ambiente, pero por el momento nos tendremos que conformar.

Cuatro. El lavado. Algo que sí está en nuestra mano para aumentar la duración del dispositivo y su efectividad es el lavado. Debes lavar tu cámara al menos una vez al mes. Esto evita la carga electroestática que disminuye la cantidad de fármaco disponible. Es decir, si está limpia, el fármaco no se queda pegado en el plástico de la cámara y entra en los pulmones más fácilmente.

Los pasos a seguir son sencillos. Desmonta la cámara según las instrucciones del fabricante.

Introducela en agua tibia con jabón durante unos 15 minutos. Agita suavemente. Aclara con agua limpia y deja secar en vertical, al aire libre. No la frotes. Posteriormente vuelve a ensamblar las piezas.