Plan Trump: luz de gas a los palestinos (CARNE CRUDA #1560)

Durante años he oído decir que este es el mayor de los acuerdos, que nunca ocurriría.

Mucho antes de que me presentara a las elecciones se decía que Oriente Medio era el acuerdo más importante y más complicado, y también un lugar que podía provocar problemas tremendos como la Tercera Guerra Mundial.

Y eso no va a suceder.

Podemos no alegrarnos por lo que alegra a los palestinos, el alto el fuego en el genocidio, pero no podemos ni debemos bajar la guardia ni la presión social sobre Israel porque el plan de paz para Palestina no es un plan de paz sino un plan de Trump y un plan para Netanyahu.

Es el plan acordado por dos promotores judíos inmobiliarios, Steve Whitkoff y Jared Kushner, este último yerno del presidente de Estados Unidos, quien ya mostró al mundo en un video obsceno su proyecto de convertir la franja en un resort.

A mí no me cabe duda de que es un acuerdo para garantizarle a Trump, familia y colegas la reconstrucción de una Gaza devastada por su amigo Bibi.

No olvidemos que el gran pacificador mundial, como le gusta llamarse pomposamente al inquilino de la Casa Blanca, ha financiado y promovido durante 10 meses el genocidio que ahora detiene.

Lo ha hecho cuando Israel ha terminado el trabajo, no dejar piedra sobre piedra en la franja.

Solo entonces le ha dicho a Netanyahu que pare y no le ha exigido más, al contrario, le ha dado todo lo que pedía.

El plan consolida la ocupación, establece la gestión del territorio por parte de tropas internacionales e israelíes durante tiempo indeterminado y permite la permanencia de Israel en la mitad de Gaza durante la primera fase del plan, la de entrega de los prisioneros.

Y esa es la única fase que el gobierno de Netanyahu se ha comprometido a cumplir.

En cuanto tenga a sus ciudadanos, que es lo único que le reclamaban en Israel, no se sentirá obligado si nada ni nadie le obliga.

Nada le obliga en un plan en el que no se le piden cuentas por el genocidio, no se le exige el fin de la apartheid ni la ocupación ilegal, no se reconoce el Estado palestino ni su soberanía, ni tampoco se menciona los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén Este.

Nadie le ha obligado hasta ahora, solo puede hacerlo la opinión pública, la única que le ha hecho que los gobiernos occidentales tomen tímidas decisiones contra el Estado sionista y a favor del reconocimiento de Palestina.

Esos mismos gobiernos que ayer rindieron servil y ridícula pleitesía al gran bufón americano como si fuera el emperador que nos quita o nos perdona la vida.

Lo único cierto es que Trump ha participado con su dinero y sus armas en quitar la vida, en el exterminio de los palestinos, que es una fase del proyecto inmobiliario en el que Netanyahu ha sido el jefe de obra.

Este es el plan macabro, no un plan de paz, sino el plan de Trump para él y para Israel.

Por eso, ante la tentación de aflojar ahora que han dejado de matar por unas horas, no debemos dejar de denunciar que el Estado sionista es en sí mismo un plan de ocupación y limpieza étnica al que hay que aislar hasta que la vida y los derechos de los palestinos y palestinas no estén garantizados.

Así que, como dice el título de este tema, presionad, empujad.

Es el trío del pianista y teclista alemán Moses Yuffie, a quien, por cierto, estuve viendo en un concierto brutal en la Sala Villanos de Madrid.

Esto es PUSH.