PODCAF 6 - La Nicaragua de Rafael Trobat y los jóvenes de Clara Gámiz

Hola, soy Juan María Rodríguez, os hablo desde el Centro Andaluz de la Fotografía de la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, aquí en Albería.

Este centro está gestionado por la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y estamos muy contentos porque inauguramos un nuevo ciclo expositivo con dos exposiciones muy distintas, diferentes, en realidad no tienen prácticamente nada que ver salvo que son fruto del interés, de la incitación de dos fotógrafos que empezó uno de ellos, Rafael Trovat, empezó el trabajo muy jovencito y otra chica, Clara Gámbi, que está haciendo ahora un trabajo también muy jovencita.

Los dos en analógico, los dos en fotoquímico.

Rafael Trovat nos vuelve a presentar una de las joyas que tenemos aquí guardadas en el Centro Andaluz de la Fotografía, una producción propia del centro de los mejores trabajos que se han hecho aquí en 33 años de historia este centro que es su trabajo sobre Nicaragua, aquí junto al agua fruto de 18 años de esfuerzo, de esmero, de complicidad con un país del que nos muestra escenas sorprendentes que podríamos ver desde ese lado con el que siempre miramos en Europa las cosas de Latinoamérica, del realismo mágico, pero no hay tanto realismo mágico hay una pura realidad que es sorprendente, que es fascinante, que muchas veces es surrealista y que además genera unas imágenes que pueden parecer decir una cosa y sin embargo ocultan otras.

Imágenes muy barrocas, muy cargadas, pero muy ordenadas.

Hay un caos extraordinario en las imágenes de Trovat, que él ordena espectacularmente y son imágenes en las que vais a reconocer el hálito, el palpito, la influencia de una señora estupenda llamada Cristina García Rodríguez Rodrigo.

Rafael Trovat trabajó con ella, se formó con ella y este trabajo en Nicaragua tiene también un poco ese sello de una especie de España oculta, pero en Nicaragua que podrían ser más o menos similares. Es un trabajo extraordinario, lo hemos repuesto con muchas ganas porque esas cajas primorosas, vibrantes, llenas de... son imágenes conmovedoras son imágenes que hablan de un país que sigue gozando, que sigue celebrando la vida a pesar de sus muchas adversidades, de las contiendas que ha vivido, las catástrofes naturales que ha sufrido.

Hay una identidad nicaragüense que podemos ver ahora de nuevo en las salas del Centro Autónomo de la Fotografía hasta finales de septiembre. Vamos a hablar con el fotógrafo cordobés Rafael Trovat.

¿Tú conoces muchos trabajos fotográficos que hayan durado 18 años? Pues no lo sé.

A mí no me suena, pero ¿no la fotografía española? Es un trabajo larguísimo, ¿no? Sí, y pudieron haber sido más y también menos. Así se dio. Yo sentía que necesitaba tiempo.

Y mi referente, obviamente, trabajando codo con codo con Cristina García Rodero era España Oculta, que fueron 16, creo, 15.

Tú la superaste.

Bueno.

Pero bueno, a los proyectos hay que ponerles también un punto final, ¿no? O pedías más.

Mira, durante un tiempo yo recuerdo que me presionaban, porque yo reunía el perfil de fotógrafo joven que ya tenía un trabajo de una cierta consistencia, pero yo sentía que necesitaba tiempo porque el proyecto nació de una manera casi por casualidad y conforme sentí que tenía sentido avanzar y darle forma, vi que no era sencillo.

Es decir, era una realidad ajena que me había deslumbrado y que yo quería retratar haciendo justicia lo que yo había sentido.

Y al mismo tiempo yo me estaba formando como fotógrafo.

Es decir, que era un proceso de maduración a muchos niveles.

También fui consciente desde el principio que estaba asistiendo a una etapa más o menos importante en la vida de Nicaragua.

Justo cuando nadie quería estar ya en Nicaragua, porque durante mucho tiempo fue foco informativo.

Pero en el año 90, que fue cuando empecé el proyecto, todo el mundo salió de Nicaragua.

Ya no había noticias. Terminó la revolución, terminó la guerra.

Era una etapa que, en términos informativos, era menos importante.

Se van los fotoperiodistas, entran los documentalistas.

Bueno, ya digo que fue como una revolución.