Podcast 231: La súper entrevista con la leyenda Súper Muñeco!!

En el pasado, los gladiadores ocupaban el Coliseo Romano.

Después, los caballeros medievales defendían sus escudos en las cruzadas.

Ahora los modernos guerreros defienden su honor arriba de un ring.

Esto es Bajo las Capuchas.

Señoras y señores, niños y niñas, caramelos y bolitas, queridos hermanos iónicos, amigos.

Bienvenidos a esta nueva emisión de Bajo las Capuchas.

Estamos empezando en este día que fue primero frío, después tuvo mucho calor, después a este le llegó el frío y después ha sido un desfapalle.

Parece que estamos en febrero loco y la verdad es que ya estamos casi en noviembre a punto de celebrar lo que sería la fiesta del Día de Muertos para los mexicanos y allá en USA y en algunas partes del mundo lo que sería el Halloween.

Y bueno, como siempre estamos adoc con este tipo de cuestiones, pues aquí está ni más ni menos que el fantasmita preferido de Bajo las Capuchas, el ánima de Coyoacán.

Muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy buenas noches.

Bienvenidos a otro programa más de Bajo las Capuchas.

Pues sí, aquí.

Espérate, abrazo y piquete de ojos para todos.

Pues es que te quedas callado.

Es que no me oía en los audífonos, ya me oigo en los audífonos.

¿Ya te oyes? Ya.

¿Tienes bonita voz? No, la verdad es que mucha gente dice que le gusta, pero la verdad es que la tengo horrible, no me gusta.

Nunca más me ha gustado mi voz.

Ah, bueno.

Y mira que pues casi de esto, de esto estoy comiendo, ¿no? Ya eres actor de doblaje, ¿no? No, todavía no, me falta hacer todavía doblaje.

Ya hice teatro, ya hice cine, ya hice tele.

Órale.

Ya hice radio.

Ajá.

Ya nada más me falta doblaje.

Ah, pues está muy bien.

Que ha de ser algo muy difícil, ¿no? No, la verdad es que, bueno, pues nada más porque no han llegado todavía los invitados y Marta, la dama del con.

Pues déjenme platicarles que tanto el ánima de Coyoacán como un servidor nos dedicamos al doblaje.

Bueno, no es cierto, el ánima es que todavía no, pero no es tan difícil.

Es onda de que te sientas en una silla, tienes una trill con el guión, el script, una pantalla al fondo con la imagen de la serie que vas a doblar, un contador, y lo único que tienes que hacer es entrar en el tiempo, en el segundo exacto en donde habla tu personaje, y después sales de ese segundo, tratar de coincidir con las labiales, que por ejemplo doblar películas japonesas es un despapalle porque no tienen labiales los mugres chales.

Fíjate que el japonés, no sé, se me hace, aparte del francés, que el francés es una lengua bastante padrísima.

La lengua romance.

Sí, pero por ejemplo el japonés, me gusta mucho el japonés, cómo suena, cómo se oye, y cómo está estructurado, me gusta mucho ese tipo de idioma, pero por ejemplo ahorita me hiciste recordar, imagínate doblar la voz del santo, porque hay veces que no se le veía la boquita por la máscara.

No, pero fíjate que gracias al contador te das cuenta más o menos qué onda, y aparte él movía mucho los cachetes, entonces con esto podías checar exactamente cuándo empezaba a hablar y cuándo dejaba de hablar.

Hubo varios actores de doblaje, por ejemplo el que dobló al santo, pero el de la serie de televisión, a Roger Moore, ese fue el que dobló también en algún momento al santo.

Pues vamos a un corte.

Vámonos a un corte.

Y ahorita regresamos.

Ya llegaron los invitados y eso nos hace muy felices, así es que vámonos a un corte y regresamos en un momentito.