Podcast Bullpen #21 - 22

¡Hola a todos! Bienvenidos a nuestra inmersión profunda, esta vez en dos ediciones de Bullpen, la número 21 y 22. ¿Listos para zambullernos en el mundo de la cultura y el entretenimiento? Totalmente. Lo que me llama la atención de estas ediciones es la variedad de temas que abarcan. Pasamos del ocaso de las salas de cine a la complejidad ética de ciertas novelas gráficas, el impacto de la IA en las industrias creativas. Es un auténtico viaje.

Exacto, como un cóctel de curiosidades. Y hablando de viajes, empecemos por el que nos lleva a las salas de cine, o deberíamos decir, a sus butacas vacías. En la edición 21, Bullpen se lamenta de la caída en la asistencia al cine y señala culpables, como los altos precios de las entradas y la rápida disponibilidad de las películas en plataformas de streaming. ¿Será este el principio del fin para la experiencia cinematográfica como la conocíamos? Es una pregunta que nos deja con la intriga. Por un lado, la magia de la gran pantalla y el sonido envolvente sigue siendo innegable, pero por otro, la comodidad y accesibilidad del streaming son armas poderosas.

Además, el artículo subraya cómo las plataformas ya no se conforman con ser meros distribuidores, sino que se han convertido en productoras de contenido original. ¿Conseguirá el cine tradicional adaptarse a este nuevo panorama? Y justo cuando pensábamos que habíamos descifrado el enigma del cine, Bullpen nos lanza otro desafío en la edición 22, la venta de Filmin, una plataforma española de streaming dedicada al cine independiente y de autor. Parece que el modelo de negocio del streaming tampoco es inmune a las turbulencias.

Lo interesante es que esta noticia no es un caso aislado. Refleja una tendencia generalizada en el mundo del entretenimiento, donde los modelos tradicionales luchan por sobrevivir en la era digital. Es como si estuviéramos presenciando un cambio de guardia en tiempo real. ¿Pero quiénes eran los nuevos reyes? ¿Y a qué precio? Buena pregunta. Y la respuesta al menos en parte parece estar en manos de girantes como Disney.

En la edición 22, Bullpen analiza el giro estratégico de la compañía, que ha decidido alejarse del activismo político para centrarse en obtener beneficios. Parece que la casa del ratón ha aprendido la lección después de algunos topiezos en taquilla y controversias. Películas como Lightyear, La Sirenita y She-Hulk no alcanzaron las expectativas, y algunos apuntan a la inclusión de personajes diversos o tramas que generaron rechazo en ciertos sectores. ¿Es este el precio que hay que pagar por la diversidad e inclusión en el cine comercial? Es un debate complejo.

Por un lado, es innegable que Disney tiene una responsabilidad social como una de las mayores empresas de entretenimiento del mundo, pero también es una empresa que necesita obtener beneficios para sus accionistas. ¿Cómo se encuentra el equilibrio entre la representación y la rentabilidad? Y mientras Disney busca su equilibrio, otros gigantes como Netflix siguen apostando fuerte por la producción propia. ¿Pero quién está realmente detrás de estas decisiones? La edición 22 de Bullpen nos recuerda que en la era de las redes sociales, nosotros los usuarios somos tanto clientes como producto.

Se nos analiza, se nos etiqueta, se nos vende. Esa es la paradoja. Alimentamos a la bestia con nuestros datos y luego la bestia nos alimenta con contenido personalizado según nuestros gustos y preferencias. ¿Hasta qué puntos somos realmente libres en nuestras elecciones? Es una pregunta que da escalofríos.

Y si hablamos de escalofríos, pasemos a un tema que está generando bastante controversia. El impacto de la inteligencia artificial en las industrias creativas. Ese es un tema que no deja indiferente a nadie. Por un lado, la IA tiene el potencial de revolucionar la forma en que se crean y se consumen historias y expresiones artísticas.

Imagina mundos narrativos ilimitados generados por algoritmos o la posibilidad de que cualquier persona pueda crear música o arte sin necesidad de años de formación. Suena a ciencia ficción. Pero Bullpen también nos advierte sobre las sombras de este avance tecnológico. Tanto autores como artistas se están rebelando contra el uso de su trabajo en modelos de IA sin su consentimiento.

Incluso la plataforma de editores de cómics independientes de España ha alzado la voz contra una propuesta de ley que permitiría el uso no autorizado de material protegido por derechos de autor en herramientas de IA. El debate ético está servido. ¿Dónde están los límites de la IA en la creación? Se está devaluando el trabajo de los artistas humanos. ¿Y qué pasa con el riesgo de que la IA se utilice para generar contenido con fines maliciosos? Son preguntas que nos invitan a reflexionar. Y hablando de reflexiones, Bullpen también nos invita a adentrarnos en la mente de Albert Montez, un artista español que abandonó una importante publicación debido a la censura y decidió crear su propia serie de ciencia ficción.

Es una historia que habla de la valentía de los creadores independientes y la importancia de la libertad artística. La decisión de Montez de abandonar una plataforma establecida para perseguir su propia visión nos recuerda que a veces la creatividad florece fuera de los límites de las estructuras tradicionales.

Y hablando de valentía, hay que reconocer que Bullpen no se anda con rodeos a la hora de abordar temas delicados. En efecto, la edición 21 nos habla de las acusaciones de abuso sexual contra Neil Gaiman, lo que ha llevado a la suspensión de varios proyectos relacionados con su obra. Es un recordatorio de que la industria del entretenimiento