Iglesia Jesús el Camino Sevilla

Título: Quitando la parálisis de mi vida En el estanque de Betesda —la casa de misericordia— Jesús se encontró con una multitud de enfermos, pero antes de ir al templo, fue al lugar donde había necesidad. Así es nuestro Dios: grande en misericordia, dispuesto a ir justo donde más lo necesitamos. Muchos de nosotros vivimos una parálisis espiritual, estancados por años sin avanzar. El enemigo intenta hacernos creer que Dios no escucha ni ve nuestra aflicción, pero Jesús quiere venir hoy a quitar toda parálisis de tu vida. El hombre del relato llevaba 38 años enfermo, pero Jesús le preguntó: “¿Quieres ser sano?” A veces nuestras actitudes dicen que no, aunque nuestros labios digan que sí. Queremos el resultado sin pasar por el proceso. Tres claves para vencer la parálisis: Reconoce tu necesidad. Jesús quiere extender su mano y levantarte. Quita el enfoque de ti mismo. No pongas excusas ni culpes a otros; fija tus ojos en Cristo. Obedece la voz de Jesús. Él te dice hoy: “Levántate, toma tu lecho y anda.” El “lecho” representa esas cosas del pasado que no te dejan avanzar. Es tiempo de tomarlo y seguir a Jesús con determinación. ➡️ Dios te llama a moverte, a levantarte y a darle gloria con tu vida. Ya no esperes que algo externo cambie —el momento es ahora.

1 Reyes 19:9 – Sal de la cueva El profeta Elías se escondió en una cueva buscando refugio, pero Dios lo llamó a salir. Esa cueva representa los momentos de nuestra vida en los que nos encerramos espiritualmente: cuando perdemos el ánimo, sentimos que no hay salida o dejamos de actuar. Dios no nos mete en esas cuevas; somos nosotros quienes, por miedo o cansancio, decidimos entrar. La enseñanza es que no debemos quedarnos esperando un milagro sin movernos. Dios nos muestra la luz, pero somos nosotros quienes debemos dar el paso. Salir de la cueva implica humildad y reconocer que necesitamos a Cristo. Orar, leer la Palabra, ayunar y mantener una vida activa con Dios son claves para salir del encierro espiritual. También debemos aprender a valorar las cosas pequeñas que Dios pone en nuestro camino. A veces esperamos grandes señales y no apreciamos los pequeños detalles por los que Él nos habla. No podemos sanar si seguimos en el mismo lugar o con los mismos hábitos que nos llevaron al desánimo. Es necesario cambiar nuestra rutina, dejar atrás las heridas y vivir con un corazón dispuesto a servir. Dios nos llama a salir de la cueva para volver a brillar, a servirle y a disfrutar del gozo verdadero que viene de Él, no del mundo. Afuera está la luz, la esperanza y el propósito que Dios tiene preparado para quienes deciden levantarse.

Prédica domingo 26 de octubre de 2025.

📖 Cantar de los Cantares 2:1-4 nos recuerda cómo Dios ve a Su iglesia: hermosa y pura, pero también humilde y sencilla. La novia representa a la iglesia, una flor del campo que no busca apariencia ni orgullo, sino sencillez y autenticidad. 🌸 El Señor mira a Su pueblo como un lirio entre los espinos, una belleza que florece en medio de un mundo corrompido. Somos llamados a reflejar la imagen de Cristo, siendo testimonio vivo del amor y la santidad de Dios. 🍎 Cristo, comparado con un manzano entre los árboles silvestres, es el único que da verdadero fruto y descanso. Bajo Su sombra encontramos paz, protección y dulzura. En cambio, los árboles del mundo prometen mucho pero no sacian el alma. 🙏 Al alimentarnos del fruto del Señor —Su Palabra— experimentamos gozo y no amargura. Servir a Dios, como hizo María y no como Marta, debe nacer del amor y no de la carga. 💍 Finalmente, el texto apunta a las bodas del Cordero, donde la iglesia, como novia fiel, se presentará ante su amado Cristo, deseada y no desamparada, llena de la paz y dulzura del Señor.

2 Reyes 4:1-7 nos recuerda que Satanás siempre busca destruir las familias, pero Dios tiene poder para multiplicar lo poco cuando hay fe. La viuda solo tenía una vasija de aceite, símbolo del Espíritu Santo, y con ella Dios obró un milagro. Hoy el Señor también pregunta: ¿Qué tienes en tu casa? Si en tu hogar hay oración y dependencia del Espíritu, Él llenará cada vacío, protegerá a tus hijos y traerá provisión. No dejes que tu vasija se vacíe; busca cada día la presencia de Dios y permite que su Espíritu renueve tu vida y tu familia.

PRÉDICA DOMINGO 28 DE SEPTIEMBRE DE 2025. .

El Buen Pastor – Juan 10:11 Jesús declaró: “Yo soy el buen pastor”. Dios había prometido levantar un pastor para su pueblo (Ezequiel 34:23; Miqueas 5:2), y esa promesa se cumplió en Cristo. Él se entregó en sacrificio por nosotros y nos guía con amor. Pero Cristo no dejó a su rebaño sin cuidado. Él puso pastores conforme a su corazón para apacentar, cuidar y guardar a la iglesia (Juan 21:15; 1 Pedro 5:2-4). Aunque los pastores sirven con amor y sacrificio, la iglesia pertenece solo a Jesús: Él es el dueño del rebaño. Así como una oveja sola es presa fácil, Dios nos llama a vivir como iglesia, unidos en comunidad, fortalecidos y guiados por Cristo a través de los pastores que Él ha puesto. Jesucristo es nuestro buen pastor, y en su amor nos da pastores para cuidar del rebaño que le pertenece.

Prédica domingo 14 de septiembre de 2025. .

Así como los diez leprosos estaban lejos de Jesús, nosotros también lo estábamos antes de conocerlo. Estar lejos significa no experimentar cambios reales. Solo al acercarnos a Jesús puede haber transformación. Conocerlo debe producir un antes y un después en nuestra vida. Dios sabe dónde estamos y nos da la iglesia como un lugar apartado para encontrarnos con Él. No es solo para cubrir necesidades puntuales, sino para mantenernos cerca de Jesús. Debemos ser responsables con lo que recibimos y no alejarnos después de ser bendecidos. El enemigo quiere que no congreguemos, pero la iglesia no es solo para ser sanados, sino para ser salvos.

Jesús nos advierte en la parábola del trigo y la cizaña que no podemos vivir confiados solo por asistir a la iglesia. Debemos estar en alerta, porque el enemigo siempre busca sembrar mala semilla en nuestra vida (Marcos 13:33). La verdadera paz no viene de la comodidad, sino de buscar a Dios en todo momento. Cuando empezamos a dar fruto, también aparece la cizaña que intenta dañarnos. Sin embargo, nuestro gozo no debe ser quitado, porque nuestra relación con Dios es más fuerte que cualquier ataque. La Biblia nos recuerda: “El que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). Muchas veces caemos sin darnos cuenta, y Dios nos pide paciencia: no arranquemos la cizaña, pues Él puede transformar corazones. Nuestro testimonio es como un olor que influye en los demás. La meta que Dios tiene para nosotros es que Jesús cambie nuestro corazón, que Su amor fluya y que seamos un canal de bendición. El llamado es claro: preocuparnos por nuestra propia cizaña y comprometernos de verdad con Dios.

En este pasaje se nos recuerda que el plan de Dios para nuestras vidas está en su Palabra de verdad. Por medio de ella hemos nacido de nuevo y somos primicias de la nueva creación en Cristo. Como creyentes, lo primero es ser oidores de la Palabra, es decir, escuchar con un corazón manso, humilde y dispuesto. No debemos recibirla como palabra de hombres, sino como Palabra de Dios que obra transformación en nosotros a través del Espíritu Santo. Preparar nuestro corazón es como preparar la tierra para que la semilla caiga en buena tierra. Pero no basta con escuchar: también debemos ser hacedores de la Palabra. Muchas veces somos oidores olvidadizos, de memoria corta, o de doble ánimo, lo cual nos hace inconstantes. Dios nos llama a vivir lo que hemos escuchado y a perseverar en sus caminos. La verdadera bendición está en ser personas que escuchan, obedecen y practican la Palabra de Dios, permaneciendo firmes en su voluntad.

En este pasaje, el apóstol Pedro nos advierte que en los últimos tiempos vendrán burladores que cuestionarán la promesa del regreso de Cristo. Dirán: “¿Dónde está su venida?”, afirmando que todo sigue igual desde el principio. Pero la Biblia nos recuerda que no es así: el mundo antiguo fue destruido por el diluvio, y los cielos y la tierra actuales están reservados para el fuego, conforme al plan de Dios. El Señor no tarda en cumplir su promesa; más bien, es paciente, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Su aparente demora es una muestra de su gran amor y misericordia. El día del Señor vendrá como ladrón en la noche, y todo lo terrenal pasará. Por eso, estamos llamados a vivir en santidad, esperando y apresurando la venida de Cristo. Debemos permanecer firmes, sin mancha, en paz, y comprometidos en anunciar el evangelio, para que otros también tengan la oportunidad de salvación. Conclusión: Aunque el mundo se burle de nuestra fe, confiamos en que Dios cumple su palabra. Vivamos con diligencia, en esperanza, esperando cielos nuevos y tierra nueva donde mora la justicia.

En Efesios 5:15-20, el apóstol Pablo nos exhorta a vivir con diligencia y sabiduría, conscientes de que nuestra vida debe reflejar la transformación que Cristo produce en nosotros. Ser sabios significa reconocer que Dios es el fundamento de nuestra vida y que el principio de toda sabiduría es el temor a Él. Debemos aprovechar bien el tiempo que Dios nos ha dado, redimiéndolo y usándolo para cumplir Su voluntad. Para vivir sabiamente, es necesario renovar nuestra mente, no conformándonos a los patrones de este mundo (Romanos 12:2), sino discerniendo la voluntad perfecta de Dios. Además, Pablo nos anima a ser llenos del Espíritu Santo, fuente de gozo, poder y una vida que produce frutos espirituales. La llenura del Espíritu se manifiesta en la alabanza constante, la gratitud y la comunión fraterna, exhortándonos y edificándonos unos a otros.

PRÉDICA 3 DE AGOSTO DE 2025. . .

Reflexión en Mt 25,1-13: como las vírgenes insensatas que llevaron lámparas sin aceite, muchas decisiones se toman por impulso y no consultando a Dios. El “aceite” simboliza vivir llenos del Espíritu Santo: no solo caminar con Dios, sino vivir con Él. La relación que Dios quiere es esponsal (Iglesia-esposa); las decisiones se toman “a dos”. Urge estar preparados: no sabemos cuándo vendrá. Confiar en los tiempos de Dios, cooperar con sus procesos (también en el sufrimiento) y buscar metas y propósitos del cielo. La verdadera sabiduría (1 Co 3,19-20) es escuchar su voz, poner a Dios primero, romper la insensatez y custodiar el corazón limpio.

PRÉDICA DOMINGO 20 DE JULIO DE 2025. .

🕊️ De las tinieblas a la luz: una vida transformada por Dios ✝️ En Génesis 1:1-5, Dios mostró su poder al traer orden a un mundo desordenado. Así también, muchas vidas hoy están en caos, pero Dios desea traer estructura y propósito a través del poder del Espíritu Santo. Dios es Espíritu, y solo a través del bautismo en el Espíritu podemos comenzar a ver con sus ojos y no con los nuestros. Necesitamos dejar entrar la luz de Dios en nuestros corazones para ver quiénes somos realmente y ser transformados desde dentro. 🌟 Primero: Dejemos entrar Su luz. 🌍 Segundo: Aprendamos a separar lo celestial de lo mundano. 🍇 Tercero: Demos fruto, fruto que bendiga a otros y glorifique a Dios. Nuestra vida debe estar ordenada para Dios, supervisada por Él. Solo así seremos verdaderamente útiles como recipientes llenos de su presencia, portadores de su gloria, canales de bendición. El único que puede disipar nuestras tinieblas es Jesucristo. 💡 Él es la luz del cielo que quiere habitar en ti. Hoy puedes abrirle tu corazón y dejar que comience una nueva creación en tu vida.

PRÉDICA DOMINGO 29 DE JUNIO DE 2025. .

La Palabra de Dios nos enseña que “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:18). Esta imagen refleja el propósito divino para cada creyente: una vida espiritual que avanza, crece y se transforma, iluminada por la luz del Evangelio. No fuimos llamados a quedarnos en un comienzo prometedor, sino a avanzar cada día reflejando más la gloria de Cristo. Como enseña 2 Corintios 3:18, somos transformados “de gloria en gloria” por el Espíritu Santo. Esa transformación no es opcional, sino el resultado natural de una fe viva que no solo escucha la Palabra, sino que la pone por obra (Santiago 1:22-25). Aunque enfrentemos luchas y momentos de estancamiento, el llamado sigue siendo claro: avanzar juntos hacia la madurez, siguiendo una misma regla y manteniéndonos firmes en la unidad de la fe (Filipenses 3:16). Porque la verdadera vida cristiana no es estática, es un camino de crecimiento continuo en Cristo.

Dios sigue buscando corazones dispuestos a trabajar en Su obra. No se trata solo de buenas intenciones, sino de una entrega real, con acción y compromiso. Lo que verdaderamente agrada a Dios es un corazón arrepentido y dispuesto a servir con alegría. La iglesia necesita personas activas, que oren cada día, que participen, que digan “Heme aquí” sin excusas. No basta con parecer religiosos; lo que cuenta es estar involucrados de verdad. En el nombre de Jesús hay poder, sanidad y salvación (Hechos 4:12). Aunque no lo sepamos todo, podemos hacer grandes cosas si caminamos como hijos de Dios, llenos del Espíritu Santo (Hechos 4:13). ¿Se nota en nuestra vida que hemos estado con Jesús? Acerquémonos más a Él, dejemos atrás las excusas, y vivamos como gente de fe… y de hechos.