Fuente: Psicología con Alfonso - Psicólogo en Madrid y online.Desafortunadamente a lo largo de nuestra vida es común que tengamos que enfrentarnos a algún trauma de diverso tipo o ayudar a alguien a superarlo (la muerte de un familiar, un grave accidente… )Cuando llegan estos momentos hay algunas ideas, creencias, que, estando muy extendidas, no solo no nos ayudan a superar el trauma si no que pueden llegar a dificultar nuestra tarea.Sobre estas creencias erróneas, que pueden lastrar nuestros esfuerzos, tratan el artículo y podcast de hoy, que he basado en la recopilación hecha por Maria Dolores Avia y Carmelo Vazquez en el muy recomendable libro “Optimismo inteligente” ( el libro como podréis suponer no trata sobre los traumas si no sobre el optimismo desde el punto de vista de la psicología positiva, si os interesa os dejo el enlace a una pequeña introducción a la psicologia positiva con un indice de todos los temas relacionados que hemos tratado en el podcast)Para aclarar a que me refiero con mitos o creencias erróneas sobre la superación del trauma comenzaré con un ejemplo que, aunque no es uno de los cinco mitos que trataremos, engloba a alguno de ellos y es extraordinariamente conocido. Lo que algunos han llamado, veremos que erróneamente, las cinco etapas del duelo. En 1969 la psiquiatra norteamericana Elisabeth Kluvër-Ross publicó el libro “Sobre la muerte y los moribundos”. Basándose en sus trabajos sobre la reacción de las personas cuando tienen que enfrentarse a su propia muerte explicaba la presencia de cinco etapas sucesivas por las que pasan las personas desde el mismo instante en que saben que van a morir, que su enfermedad es incurable. Negación de que les ocurra a ellos o de que no se pueda evitar ( es imposible, esto no puede estarme pasando a mi…)Ira contra su infortunioNegociación, intentos de cambiar lo que va a suceder con rezos, invocaciones, promesas… ( si mejoro comenzare a llevar una vida más sana, dejaré de fumar…)Depresión.Aceptación de su destino.Desafortunadamente, este esquema explicativo se aceptó de forma acrítica como verdad (seguramente por lo natural y razonable que parece resultar) sin que hubiera ninguna evidencia empírica de la realidad del mismo. En los últimos años, diversos estudios parecen confirmar que, como suponíamos, ni tienen que darse estas fases, ni tienen que seguir este orden. En definitiva, no existen unas etapas del duelo que podamos considerar universales.El problema de este tipo de construcciones no radica en su adecuación o no a la realidad. Hay personas a las que pensar que existe este proceso y por tanto que su sufrimiento es normal y tendrá un fin les puede ayudar.El fallo está en que muchas otras personas pueden pensar que deberían de sentir algo que no están sintiendo, que están haciendo un duelo de forma incorrecta o que hay algo mal con lo que sienten, con todas las consecuencias negativas que esto puede acarrear.Es importante, en cualquier caso, que seamos conscientes de que no hay una forma correcta o incorrecta de superar un trauma o un duelo. Tenemos que darnos cuenta de que no todos experimentamos las cosas de la misma forma ni debemos esperar que alguien responda con su comportamiento a estos esquemas estereotipados.Aunque este ejemplo parezca algo particular hay diversas creencias o mitos que están arraigados en nuestra vida y que pueden volverse contra nosotros.Primer mito sobre el trauma: la depresión es inevitable.Consiste en la creencia de una aparición casi universal de un malestar psicológico intenso tras el trauma o duelo que muestra unas características semejantes en intensidad y duración a las depresiones clínicas.No quiero decir con esto que la tristeza no sea una reacción normal ante un trauma, discuto más bien la intensidad, la gravedad de esa tristeza.Veamos un ejemplo: según un estudio de 1974 un 80-90% de las personas que han enviudado recientemente se encuentran inmersas en un estado de malestar anímico, sin embargo, si utilizamos criterios más estrictos de depresión como el DSM o el CIE la cifra se reduce a un 20-30% que realmente podemos considerar como clínicamente deprimidos. Esta cifra, aun siendo muy superior a la de la población normal, nos hace pensar que la depresión no es la respuesta más común a un trauma si no más bien la respuesta de una minoría.La suposición de que una depresión grave es inevitable hace que si tenemos esta idea nos enfrentemos a una realidad que es claramente contraria: hay muchas personas que no reaccionan de un modo trágico ante una perdida irreparable. Esto nos conduce a nuestra segunda idea errónea sobre los traumas.Segundo mito sobre el trauma: El malestar es necesario e implica buena salud mental.Este mito conste en pensar que si una persona no reacciona con depresión ante un trauma es porque hay algo malo en él (está negando la realidad, tiene una falta de apego…) o que, con el tiempo, el individuo acabará por derrumbarse psicológicamente. (Hay que insistir en que no estamos hablando de una falta de respuesta emocional o de sentimiento ante una perdida si no del grado de la misma).La idea implícita que se esconde detrás de esto es que la depresión tras un trauma puede tener un valor terapéutico, es decir, que viene bien.Esta idea puede llegar a provocar incluso que se culpe a la víctima por no sentirse tan mal como esperamos o por no exteriorizarlo. Sin embargo esta creencia parece estar profundamente equivocada.Por un lado, la depresión no sólo no es necesaria para la superación de un duelo si no que, en general, actua frenando la recuperación frente a un trauma.Por otro lado, es muy poco probable que una de las personas que no están mal o no han reaccionado depresivamente acaben desarrollando algún tipo de crisis emocional con el tiempo.En resumen, la idea de que la depresión o el sufrimiento psicológico intenso son necesarios para afrontar una perdida no tiene base solida y en general ensalza un sufrimiento estéril e innecesario.Tercer mito sobre el trauma: es importante elaborar las perdidas.En este caso no me refiero tanto al hecho de que esto sea una idea errónea si no al significado de elaboración.Parece estar suficientemente comprobado que el hecho de hablar a los demás sobre una experiencia traumática es beneficioso para las personas. Sin embargo hay que tener en cuenta dos importantes matices.En primer lugar, algo fundamental en todo el contenido del artículo, la gran importancia de las diferencias individuales en estas cuestiones. Igual que es posible que una persona pase por las cinco fases del duelo que comentábamos al principio puede suceder que alguien vaya directamente a la última o que no pase por ninguna. Cada persona reaccionará de manera distinta. De la misma forma habrá quien obtenga más o menos beneficio de hablar sobre su trauma y hay que respetar los tiempos y formas de cada uno.En segundo lugar, hay una gran diferencia entre, entender elaborar como pensar sin culpa sobre lo acontecido, analizar las consecuencias y actuar, lo cual resulta muy positivo o entender elaboración más bien como rumiaciones, una ideación obsesiva donde una y otra vez se da vueltas sobre lo sucedido sin un propósito claro. Esto no sólo no beneficia si no que en general va a perjudicar la recuperación ante el trauma.Cuarto mito sobre el trauma: El malestar es pasajero.La base de este mito es la creencia errónea de que existe una duración adecuada o “normal” para la superación de un determinado trauma.Quizás podríamos hablar del problema de quién y cómo decide la duración “normal” o sobre cuando nos empieza a parecer excesivo el tiempo dedicado a un duelo. Pero, más allá de esto, hay diversos estudios que muestran como algunas perdidas pueden provocar cambios persistentes en la personalidad, en como interactuamos o en nuestro estado de ánimo. Según Avía y Vazquez distintos estudios señalan que un 20-25% de las personas que sufren la perdida de un ser querido tendrán dificultades en su ajuste posterior, incluso durante años.Mención a parte merece una contradicción en la que muchas veces caemos. Por un lado reclamamos a las personas un cierto grado de malestar que consideramos adecuado (de nuevo hay que remarcar que no hay ninguna norma que indique cual es la reacción normal ante un trauma) y por otro lado exigimos que se repongan en un corto periodo de tiempo, dando muy poca tolerancia a que las muestras de dolor se prolonguen.Quinto mito sobre el trauma: el tiempo todo lo cura.Con este mito me refiero a la idea de una fase final de aceptación o resolución con la que se llegaría (con relativa rapidez) a un estado equivalente al que se tenía antes del trauma. Esto implicaría una aceptación intelectual, dar sentido a lo que ha pasado y una aceptación emocional, dejar de sentir dolor por el trauma.Hay datos que sugieren que este estado no siempre se alcanza. En ocasiones hay traumas que hacen que las personas cambien sus convicciones o creencias y esto no indica incapacidad o mala salud mental.En otras ocasiones la superación del dolor tras un trauma acaba siendo un proceso continuo más que un dejar atrás.No quiero decir con esto que no sea positivo dejar atrás el dolor y reiniciar nuestras vidas tras un duelo o una experiencia traumática si no que hay circunstancias que cambian a las personas, que no siempre son capaces de superarlas. Evitar juzgar o ser juzgados por ello es, en muchas ocasiones, la mejor ayuda que podemos brindar.Música: “whiskey” por Tamara Laurel Compartelo si te ha gustado!Superar el trauma: cinco mitos a desterrar. es un artículo publicado por Alfonso Caballero en Psicología con Alfonso.