Sabihondas

Las grandes historias de la humanidad nos han acompañado durante siglos. Aquello que nos iguala a todos, el terror a la muerte, la necesidad de la fe o la aspiración a amar y ser amados, ha tomado forma en mitos, leyendas y cuentos. De la palabra oral a la palabra escrita. Y de la literatura al cine. Es lo que tienen las buenas historias, que pueden adaptarse a distintos lenguajes. Pero la culpa de todo, en realidad, la tienen los creadores, que se ven impelidos a alimentar esa conversación infinita que es la cultura ofreciendo cada vez una nueva versión, un nuevo matiz, siempre con sus propias palabras. O, quizá, en sus propias imágenes. En estos días en que la cartelera nos promete nuevas versiones cinematográficas de clásicos de la literatura, las sabihondas encendemos el proyector para analizar esas películas y series que nacieron siendo libros.

Todos los que nos dedicamos a cuestiones creativas le preguntamos a menudo a la musa qué es lo que puedo hacer, cómo te puedo tener en mi vida. Porque desde que llegaste ya no vivo soñando, vivo cantando, lalalá. Y eres tú como el agua de mi fuente, el fuego de mi hogar. Así que quédate conmigo porque si no estás no sale el sol. La inspiración, esa musa que maneja nuestra barca, es buena compañera en el trabajo creativo, claro, pero no garantiza el éxito. Es preciso el esfuerzo constante, la dedicación... No tener ningún problema monetary. Y, por supuesto, el favor del público. Es decir, que Guayominí nos dé más de guan puán. Ahora que estamos a punto de asistir a la final del Festival de Eurovisión 2022, las sabihondas os aseguramos que estamos felices de encontrarnos hoy aquí para celebrarlo con vosotros.

El Barça de Messi contra el Madrid de Cristiano Ronaldo, Muhammad Ali contra George Foreman… Pero también, Quevedo contra Góngora y Ghiberti contra Brunelleschi. Un enfrentamiento equilibrado entre dos rivales dignos puede ser todo un espectáculo. Y, también, el mejor alarde de su capacidad artística. Sobre todo, cuando las armas de los contrincantes no son tanto los puños o la espada como la pluma, el pincel, la cámara o el cincel. A menudo, los piques entre creadores de una misma disciplina han sido provocados por la envidia y las necesidades de promocionarse, pero al mismo tiempo han hecho avanzar la historia del arte al obligar al contrincante a superarse a sí mismo. Por eso, para descubrir qué ha pasado entre estos creadores, cuáles eran sus motivaciones y a qué solución artística les condujo la batalla, las sabihondas nos armamos con nuestras gafas y un saco de paciencia para la lucha diaria de buscar en la bibliografía y contaros sus historias.

Charles Dickens y Fernán Caballero. Víctor Hugo y Pérez Galdós. Alejandro Dumas y Honoré de Balzac. Emilia Pardo Bazán y Eugenio Sue. En principio, podría parecer que no tienen mucho en común, pero todos estos autores publicaron bajo un mismo formato: el folletín. Este formato nos regaló el cliffhanger y el continuará, el suspense y la emoción, y personajes, situaciones, escenas y citas emblemáticas sin los cuales la historia de la literatura no sería la misma. Por eso, en esta semana del libro, las sabihondas nos calzamos nuestros sombreros de mosquetero para defender los folletines a capa y espada.

Cómo llegó a la Tierra es, para muchos, un misterio. Y, durante años, incluso sus seres queridos ignoraron su verdadera identidad. Solo algunos privilegiados percibieron desde el principio que se trataba de un niño especial. Pero fue al alcanzar la edad adulta cuando asumió su misión: salvar a la humanidad. ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? Es… Jesucristo. Y sí, es cierto que su relato se parece un poco a la vida de Superman, pero también a la de otros superhéroes. Así que, ahora que se acerca la Semana Santa, las sabihondas nos ponemos nuestras capas de superheroínas y nos preguntamos: ¿qué hace que un superhéroe sea un superhéroe?

Decía Astrid Lindgren que la literatura infantil debía “emplear palabras corrientes para decir cosas extraordinarias”, y algo debía saber ella del tema, puesto que de su pluma nació uno de los grandes iconos de la literatura infantil de todos los tiempos, Pippi Calzaslargas. A menudo podemos cometer el error de pensar que los libros para niños y jóvenes son más simples, más fáciles de escribir, incluso menos importantes. Nada más lejos de la realidad: la literatura ayuda a desarrollar la imaginación, a expresar emociones y sentimientos, y contribuye al desarrollo social, emocional y cognitivo en la infancia. Por todo ello, aprovechando que mañana es el Día Internacional de la Literatura Infantil y Juvenil, hoy las sabihondas celebramos la magia de los libros con unos sabihondos muy especiales.

Dicen los diccionarios que una antología es una colección ordenada y justificada de piezas completas o fragmentos de obras literarias, musicales o científicas, creadas por uno o varios autores, que se escogen en función de un criterio concreto al considerarse destacadas o relevantes por parte del antólogo. Pero, ¿quién realiza esta selección? ¿Cuáles son sus criterios? ¿Y por qué un editor se decide a publicar una antología? ¿Qué trabajos son necesarios para hacer realidad estas compilaciones? ¿Y qué beneficios aportan a autores y lectores frente a otro tipo de publicaciones? Lo que es seguro es que las antologías ofrecen una imagen panorámica de la creación contemporánea y pueden convertirse para los lectores en la puerta de entrada a un género o un tema desconocido. Por eso, esta semana en que celebramos el día de la poesía y del teatro, las sabihondas nos rodeamos de autores, editores y antólogos y les preguntamos: ¿qué sabemos de las antologías?

Solo es materia en combustión, el resultado de la oxidación rápida de un elemento, que desprende luz y calor. Pero algo mágico debía tener para estar reservado solo a los dioses, para impulsar a Prometeo a robarlo y entregarlo a los seres humanos, exponiéndose a tan dramático castigo. La magia del fuego puede convertir la noche en un tiempo para la vida; transformar los bienes de la naturaleza en apetitosos manjares; y hacer de una casa, un hogar. Alrededor del fuego se han contado todos los cuentos, se han tejido todos los mitos y leyendas. Y ante sus llamas nos rendimos todos, fascinados por su baile hipnótico y su poder destructivo. Quizá por eso el fuego es protagonista de multitud de fiestas y ritos. Y ahora, justo cuando está a punto de empezar la primavera, celebramos una de las más populares. Hoy las sabihondas nos sentamos bien cerquita de la chimenea para contar las historias que conocemos sobre las fiestas del fuego.

Decía Simone de Beauvoir que no se nace mujer, sino que se llega a serlo. La Mujer con mayúsculas, esa mujer única y sin entidad a la que nos referimos tantas veces, no es una criatura natural, sino una construcción social. Este pasado 8 de marzo hemos reivindicado una vez más el Día Internacional de las Mujeres. Y en esta ocasión nos vamos a detener en la representación, porque la ficción es fundamental a la hora de construir la realidad. La mujer, la chica, la damisela en apuros. La loca, el hada chalada, la chica guay. La madre sufridora, la mujer fatal. Hoy las Sabihondas hablamos de todas ellas, porque todas tienen algo en común: ninguna existe.

Espectros y aparecidos de toda especie han desfilado ya por Sabihondas. Hemos hablado de vampiros, de brujas, de fantasmas, novias muertas, e incluso del fin de los días. Pero hasta ahora no habíamos abordado el que quizás sea el monstruo más representativo de nuestro tiempo. Lo habéis adivinado: el zombi. Zombis, caminantes, infectados… Todos tienen algo en común: están vivos cuando no deberían estarlo. Además, parecen sentir un irrefrenable impulso por consumir carne humana, o más concretamente, cerebros humanos. Pero, ¿de dónde vienen los zombis? Hoy las Sabihondas nos atrincheramos en el estudio para poner a salvo nuestras cabecitas y hablar de ellos: los muertos vivientes.

Un diluvio capaz de arrasar con toda forma de vida sobre la faz de la tierra, una estrella en llamas que se acerca peligrosamente al horizonte, una misteriosa enfermedad que contagia y aniquila de manera fulminante… Y, más recientemente, la amenaza de otras especies, procedentes de otros mundos, o de la propia acción humana a través de guerras, contaminación y catástrofes. A lo largo de la historia, los seres humanos hemos imaginado mil maneras de morir, de sufrir una extinción total de nuestra especie o ver destruido nuestro planeta. Quizá por demostrarnos a nosotros mismos que no iba a ocurrir; quizá por estar prevenidos y anticipar soluciones. Desde las pandemias hasta las guerras mundiales, el fin del mundo nos parece cada vez menos improbable. Así que hoy, las sabihondas vamos haciendo acopio de papel higiénico y latas para nuestro búnker mientras recordamos cómo hemos imaginado el Apocalipsis.

“Novia mojada, novia afortunada”. “Más vale mala boda que buen entierro”... Hay muchas citas célebres sobre el matrimonio. Una de nuestras favoritas la pronunció Agatha Christie, que de esto algo sabía: “Cásate con un arqueólogo”, dijo. “Así, cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará”. ¿Y quién no ha escuchado alguna vez eso de “en martes, ni te cases ni te embarques”? También tiene su explicación: en la antigua Roma, el martes estaba consagrado a Marte, el dios de la guerra, y se consideraba un mal día para comenzar algo importante. En este tema queda aún mucha tela (blanca) que cortar. Por eso, hoy las sabihondas nos preparamos para lanzar el ramo bien alto y hablamos otra vez de bodas.

Febrero es el mes del amor, de las campañas publicitarias para vender perfumes, rosas y bombones, de las postales cursis con dibujos de Cupido… Y todo por culpa de Valentín, un sacerdote cristiano de época romana que fue martirizado el 14 de febrero. Cuenta la leyenda que su delito fue oponerse a una norma que prohibía a los soldados contraer matrimonio para que se dedicaran en exclusiva a la carrera militar. Pero, al parecer, Valentín oficiaba las bodas en secreto. Ya entonces, y desde tiempo inmemorial, forjar este vínculo entre dos personas implicaba realizar un ritual sagrado lleno de símbolos. Y aunque hoy en día las uniones matrimoniales se entiendan como un asunto del corazón, han sido siempre una cosa muy seria, de gran importancia social y política, capaz de cambiar el rumbo de la historia, de alumbrar y derrocar imperios. Por eso hoy, para celebrar San Valentín, las sabihondas nos cubrimos con el velo blanco y nos preguntamos: ¿qué pasa con las bodas?

Un melocotón gigante que rueda y aplasta a las tías del protagonista, una maravillosa fábrica de chocolate y caramelos en la que los niños malcriados son castigados sin piedad, una niña enamorada de los libros con la capacidad de mover objetos con su mente… Son imágenes que forman parte ya del imaginario colectivo infantil, y todas proceden de la misma pluma. Pero, ¿quién fue ese gran gigante bonachón que escribía para los niños como si fueran adultos y trataba a los adultos como a niños malcriados? Hoy, las Sabihondas aferramos con fuerza nuestro billete dorado, porque nos toca hablar de Roald Dahl.

Casarte con un hombre incapaz de recordar tu cara pero sí tu pie, renunciar a tu voz para pasar un par de días con un muchacho al que has visto cinco minutos, enamorarte de tu propio secuestrador… Admitámoslo: las princesas Disney llevan unos cuantos años tomando decisiones vitales algo cuestionables. Sin embargo, en los últimos años algunas cosas están cambiando en las protagonistas de estas películas. Diversidad, más acción y motivaciones que van más allá del simple enamoramiento son algunos de estos indicios. Pero ¿las nuevas princesas están aquí para quedarse? Hoy, las Sabihondas nos dejamos de zapatitos de cristal y vestidos de baile, para preguntarnos: ¿tienen hoy sentido las princesas Disney?

Dice el refrán que por San Antón, que se celebra el 17 de enero, se acabó el turrón. Pero esto se cumplirá solo en las casas de aquellos que hayan sido previsores en sus compras de mantecados y alfajores, mazapanes y otros dulces navideños. Pero a nosotras, que nos gusta empaparnos del conocimiento en profundidad y no quedarnos con la miel en los labios, estos manjares nos sirven además para preguntarnos por las historias, leyendas y tradiciones que se ocultan tras tantos siglos de elaboración. Las cosas claras y el chocolate espeso: en este programa, las sabihondas prometemos no pronunciar “Pamplona” mientras comemos polvorones. Simplemente, os traemos la información más jugosa sobre esos dulces tradicionales asociados a estas y otras fiestas.

El mundo ha cambiado. Lo sentimos en el agua. Lo sentimos en el aire. Pero, sobre todo, lo sentimos en nuestras pantallas. Todo comenzó hace veinte años, con una frase que para algunos se ha quedado grabada en nuestras memorias: “Se ha considerado el mejor libro del siglo XX, el más popular. Nos introdujo en un mundo de fantasía, pero hasta ahora nunca había sido posible que la leyenda cobrase vida”. Con estas palabras vislumbramos en diciembre del año 2000 las primeras imágenes de lo que sería una de las obras cinematográficas más ambiciosas de todos los tiempos: la trilogía de El Señor de los Anillos, dirigida por Peter Jackson. Dos décadas y 17 premios Oscar después, se mantiene imbatible como una de las mejores adaptaciones al cine de un libro. Hoy las Sabihondas nos calzamos nuestros pies de hobbit y nuestras orejas puntiagudas para adentrarnos en la versión de cine de la Tierra Media.

El sol cae rojo en el horizonte y tiñe el aire de una luz malva que desdibuja los perfiles de la realidad. En ese espacio ambiguo donde crecen las sombras y el tiempo parece detenido, solo los gatos y las aves nocturnas parecen capaces de hallar un camino certero en el laberinto de la noche. Es el reino de los espectros y las brujas, el territorio de la magia y los misterios, donde todo puede ocurrir. Por fortuna, pronto comienza a brillar por poniente el lucero de la tarde y, más allá, la luna y todos los astros, como luminarias dispuestas por las divinidades que eligen proteger al ser humano. Si cumplimos con los rituales, quizá podamos atraernos todavía su favor. A punto de sumergirnos en la larga noche, muy cerca del solsticio de invierno y de la última noche del año, las sabihondas nos armamos con nuestros matasuegras, pero también preparamos las doce uvas de la suerte, para desentrañar los secretos de las noches mágicas.

¡Hoy nos centramos en la dama del crimen por excelencia! ¿Habrá sido la cocinera rencorosa, suministrando pequeñas dosis de arsénico en el té? ¿O quizá el joven arruinado, deseoso de cobrar su herencia, el que apretó el gatillo? O, quizás, por qué no, la señorita Amapola en el salón con el candelabro, o el coronel Mostaza en la biblioteca con la llave inglesa. ¿Quién ha cometido este crimen? ¿Quién ha sido la persona responsable de diseñarlo y ejecutarlo minuciosamente? ¿Quién nos ha tenido en vilo a lo largo de tantas y tantas páginas? Solo podía ser ella: Agatha Christie, la reina del misterio, la mente más brillante para el crimen hecho literatura. Durante más de medio siglo de trabajo incansable, esta autora fraguó entre sus manos las claves del género policíaco y nos ofreció a sus lectores infinidad de novelas protagonizadas por personajes tan emblemáticos como Hércules Poirot o Miss Marple. Ahora que se cumplen 95 años de la misteriosa desaparición de la escritora, las sabihondas tomamos nuestra lupa, ponemos a trabajar nuestras pequeñas células grises, y, pista a pista, examinamos su obra para descubrir sus claves.

¿Quién no ha soñado alguna vez con ser un mago, una hechicera, una aterradora criatura de las sombras, un caballero en la corte del rey Arturo, un intrépido viajero del espacio o, por qué no, un pistolero del lejano oeste en una tierra infestada de zombis? ¿Quién no ha querido adentrarse alguna vez en otro mundo? Eso es precisamente lo que nos permiten los juegos de rol: tomar un papel activo en aquellos universos, aquellos mundos y aquellas historias que nos apasionan. Vivir aventuras en primera persona y participar en ellas, tomar decisiones y vivir sus consecuencias. Pero, ¿cómo se escribe el rol? Hoy las sabihondas lanzamos nuestros dados y, con la ayuda de dos invitados expertos en esto del lore y las hojas de personaje, nos adentramos en el mundo del rol.