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By Pepe Rodríguez PepeDiario
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PoliPepe#1678: Las 24 horas de Le Mans y el triunfo de la igualdad competitiva

PoliPepe#1678: Las 24 horas de Le Mans y el triunfo de la igualdad competitiva

6/13/2025 · 48:16
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En las 24 horas de Le Mans apostaron por abaratar costes y forzar la igualdad competitiva y la parrila les da la razón. La gran carrera automovilística del año, con Charly Barazal. Y Las Finales NBA ante el cuarto partido, con Mario Maruenda.

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Hola, ¿qué tal? Hoy estamos a viernes 13 de junio del año 2025. Os hablo desde el barrio de Arguelles, en Madrid, en España. Yo soy Pepe Rodríguez y este es el programa número 1678 de la sección Polideportiva de PepeDiario. Este fin de semana se corren las 24 horas de Le Mans. Arrancan el sábado a las 4 de la tarde y concluyen, a ver si lo adivináis, el domingo a las 4 de la tarde. ¿Qué carrera está? ¡Qué maravilla! Aparte de la mística que arrastra de la historia de que a aquellos que nos gusta el automovilismo tenemos tantas anécdotas, historias de cuándo vimos la primera, cómo la vemos, si nos quedamos dormidos por la noche o no, si tratas de aguantar las 24 horas, cosa que hacías de chaval, ahora algo menos, de cómo te enfrentas a ella, de lo que has leído, de lo que has escuchado, de lo que sabes de las pelis, de los documentales, todo. Aparte, ya digo, de esa sensación de que te estás zambullendo en la gran historia del automovilismo, hay un punto de verdadera especialidad en querer ver una carrera cuyo objetivo final no es tanto ser rápido, que por supuesto, siempre, en todas las circunstancias, sino sobrevivir.

Es tan diferente a lo que conocemos habitualmente en el automovilismo o lo que vemos habitualmente los fines de semana en la Fórmula 1, que el acercarte a ella es un poco como cuando llegan las 500 millas de Indianápolis. Si lo haces desde la mirada de no ver habitualmente óvalos, de no ver habitualmente carreras tan largas, dando vueltas a un circuito que, entre comillas, no tiene curvas, tiene cuatro curvas, primero me entendéis, prácticamente de a fondo, la sensación de estar viendo algo diferente, de estar viendo algo que no entra dentro de tus parámetros habituales, te trastoca al principio y después te engancha, te hace querer saber por qué las cosas funcionan de esa manera, cuáles son las estrategias que se siguen, cuáles son los esfuerzos que tienen que hacer los pilotos, los mecánicos, los ingenieros para que el coche haga esto o haga lo otro, cómo es la gestión de neumáticos, de gasolina, dónde están los trucos, de los rebufos, de ir atrás, de ir adelante... Todo ese marco mental que te obliga a cambiar de lo que, ya digo, ves habitualmente en el automovilismo, a mí me resulta muy atractivo, muy muy atractivo.

Claro, esto pasa sobre todo las primeras veces que ves estas carreras, pero según vas avanzando en la vida y vas viendo estas carreras y yo, en mi caso, también es verdad, cada vez me interesa más el automovilismo de resistencia y el automovilismo de competición, que no es estrictamente la Fórmula 1, le voy cogiendo un gusto, un cariño y un placer enorme y, por lo tanto, yo vuelvo o me he ido metiendo poco a poco en la vida, en ese grupo de gente que considera las 24 horas de Le Mans la gran carrera del año y, en efecto, lo pienso y, en efecto, me planto ante ella con esa sensación y con la idea de ojalá poder ver, qué sé yo, 18 horas de las 24, que creo que fue las que vi el año pasado, quitando seis que dormí, el resto, ahí estuve, dale que te pego, obviamente, en multipantalla, obviamente, con el resto de acontecimientos deportivos del fin de semana y puesto ahí casi como si fuese una carta de ajuste, pero echándolo un ojo, mirándolo y viendo, ya digo, los diferentes matices que se van produciendo en una carrera tan larga y que hacen que el resultado final se explique, no por la última vuelta, no por el último stint, no por un piloto en concreto, sino que se explique por todo lo que ocurre alrededor.

Hay un punto que no es sólo competición, hay un punto que lo emparenta, qué sé yo, con el Tour de Francia en el ciclismo, con Wimbledon en el tenis, por hablar de los dos acontecimientos esenciales de mi verano, hay un punto aquí que el mero hecho de estar viendo las 24 horas de Le Mans ya me gusta, por la estética y por lo que significa, eso me pasa también a veces con muchas de mis series favoritas, que, mira, me pasaba sobre todo con Mad Men, cuando estaba viendo Mad Men, en las temporadas finales de Mad Men me daba igual lo que pasase, me daba completamente igual lo que pasase, sólo quería estar con ellos, en esa oficina, con esos personajes, esos colores, ese entorno y creo que le pasa a la inmensa mayoría de seres humanos cuando se enganchan a algo, les apetece estar dentro de ese algo, aunque lo que pase sea más o menos excitante, en una edición sea la hostia y en otra edición sea un rollo y en otra edición apenas pase nada y en la de más allá lo que tenemos es la gran batalla hasta la última vuelta, si es que en el fondo me da igual, el mero hecho de estar viviendo las 24 horas de Le Mans, el mero hecho de estar ahí viendo esas rectas gigantes tachonadas con dos chicanes que hacen que baje un poco la velocidad, esa parte de las curvas de Indianapolis, esa parte de las curvas de Porsche, encima es que el circuito me chifla, como no me va a chiflar, es parte existencial casi de un aficionado al automovilismo, eso en general.

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