Description of Pompeya, Leopoldo Lugones
'Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce'. Levítico, XXVI, 19.
Titulo original 'La lluvia de fuego', de Leopoldo Lugones
Voz y sonido Olga Paraíso, Una producción de Historias para ser Leídas.
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LEOPOLDO LUGONES (Villa de María del Río Seco, Argentina, 1874 - Buenos Aires, 1938). El pequeño Leopoldo pasó su niñez en Santiago del Estero y en Ojo de Agua. Tiempo después, este joven educado bajo una formación católica muy estricta, fue enviado a la casa de su abuela materna para poder cursar el bachillerato en el Colegio Nacional de Córdoba. Allí, en esa ciudad, fue donde, en 1892, comenzó a realizar sus primeras experiencias en materia de periodismo y literatura, tanto en la publicación El Pensamiento Libre como publicando poesías bajo el seudónimo Gil Paz.
En 1903, con su primer libro publicado (al que tituló Las montañas del oro), actividades en el diario La Nación y una adhesión a la masonería en su haber, Lugones es expulsado del socialismo por apoyar la candidatura conservadora de Manuel Quintana para ocupar el cargo de presidente de la República Argentina. Para ese entonces, el protagonismo político del poeta despertaría polémicas en Buenos Aires. En este marco, cabe recordar que el autor de obras como Los crepúsculos del jardín, Lunario sentimental, Historia de Sarmiento, Las fuerzas extrañas, Cuentos fatales y Mi beligerancia, entre otras, experimentó diversas identificaciones ideológicas al pasar por el socialismo, el liberalismo, el conservadurismo y hasta el fascismo. En 1924, Leopoldo Lugones recibe el Premio Nacional de Literatura.
En la década de los 30, decepcionado por su frustrada militancia política tras apoyar el golpe de Estado y deprimido por una profunda crisis sentimental, el ganador del Premio Nacional de Literatura (1926) y presidente, desde 1928, de la Sociedad Argentina de Escritores, decidió suicidarse. Así, el 18 de febrero de 1938, con una mezcla de cianuro y whisky, el escritor le puso fin a su vida.
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Música Epidemic sound con licencia premium autorizada para este podcast. Vivaldi, The Four Seasons, Violin Concerto in F Minor, Op. 8 No. 4, Winter II. Largo - Michelle Ross.
Art "El último día en Pompeya" - Karl Briulov
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Quiero dar las gracias a los taberneros galácticos quienes apoyan cada historia cada misterio y cada viaje tu apoyo hace posible que continuemos explorando los rincones más oscuros y desconocidos del universo y que cada historia llegue con fuerza a todos vosotros gracias por acompañarme en este viaje y por ser parte de nuestra tripulación si todavía no lo eres puedes hacerlo aportando tan solo un euro con cuarenta y nueve al mes feliz noche amigos la lluvia de fuego es uno de los cuentos más destacados de leopoldo lugones publicada en mil novecientos seis esta obra se considera una de las pioneras de la ciencia ficción y el fantástico en la literatura en español ni la lluvia de fuego es uno de sus relatos más impactantes y originales la historia está inspirada en la famosa erupción del vesubio en la que la ciudad de pompeya fue destruida por una explosión volcánica en el año setenta y nueve después de cristo en la lluvia de fuego el protagonista es un sacerdote romano que a través de su diario narra los últimos días de pompeya mientras la ciudad es asolada por fenómenos naturales y celestiales que anuncian la inminente erupción lugones describe estos eventos con una riqueza visual y una atmósfera apocalíptica resaltando el temor de los habitantes que interpretan las señales de la naturaleza como un castigo divino la narración se vuelve más intensa y opresiva a medida que la lava y las cenizas comienzan a caer sobre la ciudad mientras los habitantes tratan desesperadamente de huir del desastre espero que les guste esta historia y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce levítico capítulo veintiséis versículos diecinueve la lluvia de fuego leopoldo lugones recuerdo que era un día de sol hermoso lleno del hormigueo popular en las calles a tronadas de vehículos un día asaz cálido y de tersura perfecta desde mi terraza dominaba una vasta confusión de techos vergeles salteados un trozo de bahía punzado de mástiles la recta gris de una avenida a eso de las once cayeron las primeras chispas una aquí otra allá partículas de cobre semejantes a las morcillas de un pábilo partículas de cobre incandescente quedaban en el suelo con un ruidito de arena el cielo seguía de igual limpidez el rumor urbano no decrecía únicamente los pájaros de mi pajarera cesaron de cantar casualmente lo había advertido mirando hacia el horizonte en un momento de abstracción primero creí en una ilusión óptica formada por mi miopía tuve que esperar largo rato para ver caer otra chispa pues la luz solar anegaban las bastante pero el pobre ardía de tal modo que se destacaban lo mismo una rapidísima vírgula de fuego y el golpecito en la tierra así a largos intervalos debo confesar que al comprobar lo experimenté un vago terror observé el cielo en una ansiosa ojeada persistía la limpidez de dónde venía aquel extraño granizo aquel cobre era cobre acababa de caer una chispa en mi terraza a pocos pasos extendí la mano no había duda era un gránulo de cobre que tardó mucho en enfriarse por fortuna la brisa se levantaba inclinando a que