¿Por qué intento cambiar y no lo consigo?

¿Cuántas veces te has dicho, esta vez sí que cambio? ¿Y al final todo se ha quedado en un intento? Empiezas con ganas, con ilusión, quizás con un plan perfecto. Pero poco a poco la motivación se va. La rutina te arrastra. Y terminas sintiendo que no puedes.

Tú decides cómo quieres ser. Ya sabes que este es tu podcast de desarrollo personal.

Y estás escuchando a Mercedes Cobo, psicóloga creadora de Emocioteca.com Y ahí llega la culpa. Esa sensación de que te falta fuerza de voluntad. De que no eres constante.

De que tú no sirves para esto o aquello. Bueno, hoy quiero que respires hondo y te quites un peso de encima. No fallas porque seas débil ni porque te falte carácter, ni personalidad, ni que tú no puedas. Fallas porque te han enseñado a cambiar de una forma que no funciona. Vamos a entender qué hay detrás de esos intentos frustrados. Y la próxima semana te contaré cómo crear hábitos que sí se mantienen de verdad en el tiempo.

Pero ahora vamos con los fallos en los que caemos cuando queremos cambiar. Y vamos a abrir cuatro frentes. Las expectativas irreales, la fuerza de voluntad, el cambio sin identidad y la autocrítica.

Vamos allá. ¿A qué me refiero con las expectativas irreales? Bueno, el error más común. Queremos pasar de 0 a 100 en una semana. Y decimos cosas como, a partir de mañana haré ejercicio todos los días. Voy a comer perfecto. Meditaré cada mañana 20 minutos. Claro, es una exigencia tan grande para alguien que está empezando que no puede ser.

Cuando inevitablemente un día no podemos, sentimos que hemos fracasado. Y el fracaso nos deja sin motivación. Se esfuma. ¿Y qué pasa con la fuerza de voluntad? Pues que la fuerza de voluntad no es algo ilimitado. Nos han hecho creer que todo depende de nuestra fuerza de voluntad. Pero la ciencia dice otra cosa.

Mira, el investigador B.J. Fogg de Stanford lo que dice es que el cambio de comportamiento no depende de tener más fuerza de voluntad, sino de diseñar un entorno y una estrategia que reduzcan la fricción. La motivación es algo que fluctúa. Sube cuando algo nos emociona o nos inspira y cuando algo es nuevo, pero inevitablemente baja cuando aparece el cansancio, el estrés, los imprevistos o ya no es tan nuevo. ¿Te suena, verdad? Por eso este señor insiste en empezar por algo extremadamente pequeño. Algo que puedas hacer incluso un día malo, con poca o poquísima energía. La estrategia. No esperes a sentirte motivado.

Diseña un hábito tan sencillo que puedas hacerlo aun cuando no tengas ningunas ganas. ¿Ves la trampa? La trampa para bien. Hay otro autor, el autor del poder de los hábitos, Charles Dewey, que describe que la fuerza de voluntad funciona como un músculo, o sea, se agota si la usamos en exceso, pero se queda sin ninguna fuerza si no la entrenamos. Si intentas cambiar muchas cosas a la vez, por ejemplo, dejar el móvil, dejar de fumar, ponerte a dieta, pues tu autocontrol se va a sobrecargar y tarde o temprano vas a abandonar. Este señor habla del concepto del bucle del hábito, que consiste en señal, rutina, recompensa. En lugar de