Por las plazas con las Madres (07-09-23)

Aún camina mi los que no que no y todo hasta los los sí los compañeros nuestros que no bonita moneda no ha desaparecido con ellos contigo buenas tardes como están acá estamos comenzando nuestro programa por las plazas con las madres este programa de la asociación madres de plaza de mayo filial tucumán y quiero comenzar recordando que en tiempos de pan de pandemia comencé un programa con un texto de habló más líquido que es un licenciado en psicología psicoanalista escritor y que el autor ha publicado el treinta de abril del dos mil veintiuno en un fragmento dice respirar o no respirar esa es la cuestión fundamental es decir la vida está el cuerpo y sus posibles achaques pero también el campo mental que estás resentido de inhalar todo el tiempo la toxicidad ambiental la suma de todas las negatividades y de todos los miedos que acechan respiramos noticias tristes y mensajes tóxicos respiramos incierta mañana inhalamos temores exhalamos broncas respiramos dudas y emanamos coraje para seguir en la lucha el aire es la vida no hay vida sin oxígeno pero también está la falta de aire mental las angosturas emocionales los suspiros entrecortados por la angustia por eso tenemos que resistir seguir respirando paciencia respirar para seguir vivos cuando aparezca el enojo el odio o el hartazgo inhalar retener exhalar repetir varias veces este ejercicio que nos liga a la vida soplar fuerte respirar sin respirar cuando nos aceche el desasosiego solo respirar hinchar los pulmones de existencia poblar el cuerpo de oxígeno airear los pasillos mentales ventilar las emociones abrir todas las ventanas y asomarnos al ayer o contemplarnos en el camino que va hacia el futuro porque si respiramos aún podemos diseñar un mañana mejor esto decía pablo maliki en su en su escrito y muchas veces nos preguntaran a las madres como hicimos para sobreponernos al horror y si podemos ser felices después de haber vivido la crueldad del terrorismo de estado que se abalanzó con tanta perversidad sobre la vida de nuestros hijos y de nuestras hijas y como hicimos para que nuestros cuerpos no quedaran sumergidos en el frío paralizante de la ausencia y la respuesta es una sola nuestros cuerpos impregnados de vida generosamente revolucionaria sólo respiraron esperanzas irreductible porfiada y corregible esa esperanza que se hace presente y se corporiza cuando hablamos de memoria