Por las Plazas con las Madres (10-04-25)

Propolitana, IFM 93.5, la auténtica.

Aún caminan contigo, aún caminan conmigo.

Los que nunca se fueron, los que nunca se han ido.

Hasta el fin de los tiempos desaparecen.

Hola, ¿cómo están? Acá estamos comenzando un nuevo ciclo de nuestro programa Por las plazas con las madres.

Este programa de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Filial Tucumán que hacemos como siempre con el Grupo de Apoyo a las Madres y hoy en un día muy especial, un día de paro general.

Para nosotros este programa también es un programa de lucha y sentimos la obligación de hacerlo aunque haya algunos programas que se hayan levantado por el paro.

Pero nos parecía importante en estos tiempos tomar la palabra y vamos a recordar que por allá, a mediados de los setenta, cuando las calles eran testigos de abrumadoras soledades, cuando los hacedores del horror truncaban los pasos de vidas pujantes, generosas, solidarias.

Allá, a mediados de los setenta, cuando las madres desatábamos nuestro delantar para salir de la cocina a la plaza, eran tiempos de desasosiego, de crueldades impuestas.

Tiempos de frases como esta, ¿sabe dónde está su hijo ahora? O aquella de la sospecha interminable, ¿algo habrán hecho? Y aquella que nos desgarraba el alma, el silencio es salud.

Se nos iba desgarrando el alma de a poquito mientras mordíamos nuestros labios hasta hacerlos sangrar porque el grito sofocaba nuestras gargantas.

De eso no se habla, eso no se comenta, eso se oculta, eso debe quedar en las profundidades del acallamiento.

Hoy, con este gobierno que se adueña de la crueldad como herramienta política, para imponerla ante los que más lo necesitan, la palabra debe ser terca y aguerrida.

Una y otra vez, cada miércoles, la brutalidad de las fuerzas represivas tratan de imponerse porque para ellos, los que nos gobiernan, los que echan mano a los agravios, los que rifan el país al mejor postor, los que entregan nuestro pueblo a los impúdicos designios del Fondo Monetario Internacional, para ellos el silencio es imprescindible.

Por eso el garrote, por eso desatan su ira para callar la pobreza en las míseras vidas de aquellos a los que casi no les queda tiempo porque el tiempo también se les termina.

Sin embargo, esta tierra es tierra de rebeldías, esa rebeldía que acunó a nuestros hijos, esa rebeldía que es tan necesaria como el aire que respiramos cada minuto.

Por eso, cada miércoles, la rebeldía se hace fortaleza en cada cuerpo, en cada palabra terca y aguerrida, en cada paso firme y decidido.

Es el grito irredento contra el oprobio y la crueldad de este gobierno de entrega y ajuste.

Por eso, cada jueves, con una exactitud obstinada, las madres marchamos en la plaza para mantener siempre viva la memoria de nuestros hijos, de su entrega, de su lealtad y su compromiso.

Por eso decimos, ni un paso atrás.