a pasar a la Palabra del Señor, amén, en esta tarde y vamos a compartir en el Libro
de los Salmos, vamos a compartir el Salmo 112. Salmo 112, lo tengas, si eres tan amable
nos ponemos de pie para leer la Palabra del Señor, si puedes ponerte de pie, si no, no
es un problema, no te sientas mal, pero vamos a leer, a estar meditando ahí en el Salmo
número 112, Palabra del Señor, amén, lectura, amén y dice así la Palabra de Dios, Bienaventurado
el hombre que teme a Jehová y en sus mandamientos se deleita en gran manera, su descendencia
será poderosa en la tierra, la generación de los rectos será bendita, bienes y riquezas
hay en su casa y en su justicia permanece para siempre, resplandeció en las tinieblas luz
a los rectos, es clemente, misericordioso y justo, el hombre de bien tiene misericordia
y presta, gobierna sus asuntos con juicio, por lo cual no resbalará jamás, en memoria
eterna será el justo, no tendrá temor de malas noticias, su corazón está firme, confiado
en Jehová, asegurado está su corazón, no temerá, hasta que vea en sus enemigos su
deseo, reparte, da a los pobres, su poder será exaltado en gloria, lo verá limpio
y se irritará, crujirá los dientes y se consumirá, el deseo de los impíos perecerá, Señor
te damos gracias por estar en tu casa, Dios mío en este día, gracias por cuidar, por
guardar nuestras vidas, por cuidar Señor de tus hijos, de nuestras familias, Señor
también Dios mío y gracias Señor por tu palabra, por el privilegio de poder compartir
tu palabra, Señor que tú me ayudes, Dios mío que tú me limpies, Señor que me cubras
con tu sangre y que tu Espíritu Santo me ilumine, me guíe para saber entender, explicar
tu palabra y saber que tú nos enseñes cómo aplicarla, cómo ponerla en práctica en nuestras
vidas, Señor, tú nos sigas hablando Dios mío y obrando en nuestros corazones en el
nombre de Jesús, amén y amén. Pueden sentarse, amén hermanos.
Habla este salmo, verdad, y es una bienaventuranza, verdad, y dice que bienaventurado el hombre
que teme a Jehová, que teme al Señor, amén. Así que aquí está declarando esta bienaventuranza,
verdad, sobre el hombre, sobre la mujer, por supuesto, verdad, que teme a Dios, que tiene
ese temor al Señor, verdad, ese temor de Dios, verdad, y ese temor, verdad, como muchas
veces hemos hablado, hemos compartido, verdad, pues ese temor significa, verdad, reconocer
a Dios, ¿vale?, y darle su lugar, ¿vale?, reconocer quién es Dios, reconocer que Dios
es Dios, ¿vale?, que es solamente Él, que Él es el creador de todas las cosas, que
Él es soberano, ¿vale?, que por encima de Él no hay nadie, ¿vale?, que Él es
el Dios altísimo, el Dios todopoderoso, ¿verdad?, y ese temor es darle a Dios su
lugar, ¿vale?, y reconocerlo, reconocer su majestad, reconocer su gloria, ¿verdad?,
y reconocerlo como lo que Él es, ¿vale?, darle ese reconocimiento, darle a Dios el
lugar que sólo le corresponde a Él, que sólo le corresponde al Señor, ¿verdad?,
y no caer en el error, ¿verdad?, en el error.