PREVIA París-Roubaix 2025

Bienvenidos a todos y todas, soy David Gómez y esto es Ciclismo de ayer y de hoy, un podcast que habla de ciclismo sin filtros.

Este domingo el ciclismo se sumerge una vez más en el polvo, algunas veces en el barro, pero sobre todo en la leyenda.

Llega la 122 edición de la Palirrubé y promete ser una batalla inolvidable entre titanes de distintas galaxias ciclísticas.

Matthew Van Der Poel, campeón del mundo y ganador de las dos últimas ediciones de la prueba, tendrá la difícil misión de volver a ganar y de aquello que se dice, que no le pase nada.

Frente a él, el debutante más esperado Tadej Pogacar, el enloveno doble ganador del Tour y campeón del último Tour de Flandes, se enfrenta por primera vez a la clásica más salvaje del calendario con un objetivo claro, seguir ampliando su leyenda en un terreno desconocido.

Solo por eso merece la pena ver la carrera, pero es que hay mucho más, pues la historia no se escribe con solo dos corredores.

Bubba Nair sueña con conquistar una de las carreras que más se le ha estado resistiendo y que todos apuntan que tendría que tener en su palmarés.

Max Pedersen llega en plena forma y siempre es un rival a tener en cuenta en los adoquines de Rubé.

Filippo Ganna, que intentará estirar su momento de forma para sorprender y un buen grupo más de outsiders que afilarán los cuchillos conscientes de que en Rubé, cada pinchazo, cada caída, cada segundo de duda puede reescribir la historia.

Y es que la Palirrubé no perdona.

No entiende de favoritismo ni de estadísticas, solo se inclina ante los valientes.

La Palirrubé de 2024 quedó marcada por una actuación magistral de Mathieu van der Poel, quien se adjudicó su segunda victoria consecutiva en esta emblemática clásica.

El neerlandés lanzó un ataque demoledor a unos 59 kilómetros de meta, dejando atrás a todos sus rivales y cruzando la línea de llegada en solitario con más de tres minutos sobre el segundo clasificado.

La carrera, disputada sobre 259,7 kilómetros entre Compián y el velódromo de Rubé, se desarrolló a ritmo vertiginoso, registrando una velocidad media de 47,8 kilómetros hora, lo que convirtió esa edición en la más rápida de la historia de la Palirrubé.

El podio lo completaron Jasper Philissem, compañero de equipo de van der Poel, y el danés Max Pedersen, quien llegaron juntos al sprint final.

Como dato, Mathieu van der Poel tiene la posibilidad de ganar por tercer año consecutivo la carrera, cosa que solo dos corredores han hecho, Octave Lapis y Francesco Moser.

Lapis lo hizo en 1909, 10 y 11, y Francesco Moser en 1978, 79 y 80.

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Poco ha cambiado el recorrido respecto a la edición pasada y es que si una cosa funciona y el espectáculo sigue asegurado, ¿por qué cambiar? Serán 259,2 km con salida en Compián y llegada en el mítico velódromo de Roubaix.

Los tramos adoquinados llegarán después de casi 100 km de recorrido, este año serán 30 y sumarán más de 50 km de adoquín.

El tramo 28, o lo que sería el tercer tramo, se encuentra a 154,3 km de meta, pero son 3.700 m y es un tramo de 4 estrellas, quizás aquí se pueda imprimir ritmo para hacer la primera limpieza.

El siguiente punto importante llega cuando falten 104 km para meta, pues se pasa el siempre complicado tramo de Aleveau-Valheurs, que cuenta con 2.500 m y es de 4 estrellas, para unos 95 km para llegar a meta el icónico Trou de Aremberg, el Bosque de Aremberg, con sus 2.300 m y sus 5 estrellas más que merecidas.

Suele ser un momento donde el grupo se reduce bastante y suelen pasar cosas, este año han quitado la Chicane del año pasado, que tanto dio que hablar, y han hecho un desvío hacia las minas de Aremberg con 4 curvas en ángulo recto para disminuir la velocidad de entrada en el tramo.