El Profesorado universitario. ¿Profesión o triatlón? Un análisis sociológico

A ver, ¿qué implica hoy en día, de verdad, ser profesor o profesora de universidad aquí en España? Porque, vamos, no es solo llegar, dar la clase y listo, no. Seguro que hay mucho más detrás. Vamos a indagar un poco.

Pues sí, hay bastante más.

Y para hacerlo nos vamos a apoyar en una investigación, ¿eh? Muy interesante, creo yo. Es de Manuel Ángel Santana Turegano y salió en la revista española de Sociología. Le da una perspectiva sociológica, vamos.

El artículo, la verdad, se mete a fondo. Analiza la legislación, cómo se contrata la gente, las estadísticas que hay. Intenta ver cómo ha cambiado todo esto y cómo está el profesorado universitario ahora mismo.

Claro, porque uno piensa en profe de uni y piensa en clases, ¿no? Es lo típico. Pero este artículo de Santana Turegano habla de como tres patas, ¿no? Docencia, sí, pero también investigación y gestión.

Eso es. Tres áreas.

La pregunta es, ¿cómo se come eso? ¿Cómo encajan esas tres cosas? Pues mira, ahí está yo creo que el kit de la cuestión que plantea el estudio. Lo que se ve, y esto pasa en muchos sitios, no solo aquí, es una tendencia muy muy fuerte, hacia eso que llaman el publicar o perecer.

Ah, el famoso publish or perish.

Ese mismo. El publicar en revistas científicas que tengan impacto, que se consideren importantes, se ha vuelto como la vara de medir principal. Es casi un peaje, ¿sabes? Para entrar y para poder subir escalones en la carrera académica.

Ostras. Y aquí es donde, según el artículo, la cosa se pone interesante, por decirlo así.

Porque dice que esto ha creado como una especie de brecha, ¿no? Una distancia.

Justo. Una distancia que además parece que va a más. Entre lo que es el trabajo académico puro y duro, o sea, investigar y publicar, y por otro lado la práctica profesional de verdad, la de la calle, digamos, de esas profesiones para las que la universidad se supone que forma gente.

Entiendo, entiendo.

Pues el sistema actual, con esta presión por publicar, parece que está primando mucho más lo segundo, a veces en detrimento de lo primero.

¿Y cómo se materializa eso? O sea, ¿qué mecanismos hacen que esto sea así? Pues aquí entran de lleno los sistemas de acreditación. La NECA, por ejemplo, la Agencia Nacional.

Sí, la NECA, claro.

O las agencias que hay en algunas comunidades autónomas que hacen algo parecido. Estas agencias, cuando evalúan a un candidato para una plaza o para una promoción, le dan un peso, bueno, un peso enorme a los méritos de investigación. A las publicaciones, vamos. Y esto, claro, está cambiando lo que significa ser profesor de universidad. Lo orienta muchísimo a esa producción científica.

El autor, Santana Turegano, también repasa un poco la historia, ¿no? Desde modelos antiguos, quizá más centrados en enseñar o en formar funcionarios, el modelo napoleónico que dice… Sí.

Hasta ahora, que estamos más influenciados por el modelo anglosajón, con todo el énfasis en investigar. Y menciona las áreas de conocimiento. ¿Qué son exactamente y qué pintan en todo esto? Uf, las áreas de conocimiento son clave en el sistema español. Son como las etiquetas oficiales, las disciplinas.

Agrupan al profesorado, definen los perfiles que se buscan en las oposiciones, en las acreditaciones. Entonces, estas áreas, junto con los criterios de las agencias de acreditación que comentábamos, configuran lo que el autor llama el campo de acción estratégico. O sea, las reglas del juego para el profesorado. Según qué se valore más o menos en tu área, pues así se moldea la profesión.

Y usa la sociología como ejemplo, ¿no? ¿Qué nos enseña ese caso? Sí, lo usa para ilustrar. La sociología es un área que está en muchas universidades, pero tiene sus cosas. Por ejemplo, muchas veces sus profesores dan clase a estudiantes de otras carreras, como magisterio o AD. Y eso, a veces, no luce tanto en los currículums como dar clase en tu propia titulación. Y luego da un dato, de 2022-2023, en sociología sólo el 31% del profesorado era funcionario, con plaza fieja.

¿Sólo el 31%? Sí, cuando la media general era del 39%. Y si comparas con áreas como física aplicada, que tenían un 65%, pues la diferencia es brutal. Esto puede indicar, pues, menos estabilidad o trayectorias diferentes, ¿sabes? Entiendo. Entonces, la gran pregunta que flota en el artículo es, ¿tiene sentido medir la productividad de un profesorado que hace tantas cosas, basándose casi sólo en cuántos artículos publica? Exacto.

Esa es la tensión que describe muy bien. El autor se plantea si lo que estamos viendo es una profesionalización del académico, o sea que se crea una identidad propia, muy centrada en la investigación, un poco separada de la práctica externa de su campo. O si, por el contrario, es más bien una desprofesionalización, o incluso usa la palabra proletarización.

¿Proletarización? ¿Suena fuerte? Sí, se refiere a que el profesorado pierde autonomía, pierde control sobre sus actividades